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| ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 | |
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+16~azula~ aiko8121 Lady-Uchiha Yume-chan Rushi~chan Dimencio Senaku N!ky lavida13 diananarahyuga Naru--Hina shirookami irenehbote lalii_1995 ~PriincessYoko~ Selene-chan 20 participantes | |
Autor | Mensaje |
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Dimencio Nivel 2
Cantidad de envíos : 50 Edad : 28 Localización : En la dimencion D, pero actualmente recido en el Olvido Fecha de inscripción : 27/02/2011
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Dom Feb 19 2012, 14:55 | |
| Que lindo, pero me preocupa Sayuri, esa tipa la creo capaz de cualquier cosa, hasta de dañar a su hijo, pero algo me dice que terminará algunos metros bajo tierra jaja | |
| | | lavida13 Nivel 8
Cantidad de envíos : 307 Edad : 29 Localización : aldea de konoha mansion hyuga-uzumaki Fecha de inscripción : 15/01/2011
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Lun Feb 20 2012, 08:47 | |
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| | | Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Dom Abr 29 2012, 12:06 | |
| ¡Hola!
Vaya, ya llevo un tiempo sin poner conti en este foro, bueno, en realidad en todos lados donde tengo fics no he puesto las contis, la razón es que he entrado a la universidad y es realmente complicado, pero eso no quiere decir que vaya a abandonar los fics, sólo espero que entiendan que tengo mucho que estudiar y eso.
Bien, sin más, les dejo la conti, espero la disfruten ^^
Advertencia: algo de lemon, aunque no muy fuerte, pero igual xD
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Naruto y Sakura estaban sentados en la sala del departamento de ella, Ino se había ido para dejarles a solas con el pretexto de que debía marcharse de urgencia por una llamada de Sai.
—¿Qué sucede Naruto? –se atrevió a preguntar por fin la peli rosa, luego de un incómodo silencio que reinó por varios minutos.
—Sakura, primero que todo quería… desearte mucha suerte en tu matrimonio con Sasuke, es un idiota, pero es un buen tipo –dijo con una sonrisa un tanto apenada, sin que la chica fuese capaz de verle a los ojos, se sentía demasiado mal por lo que había hecho, porque aún así Naruto había venido aquí a felicitarla, cuando podría estarle gritando cuanto la odiaba, pero Naruto no era así.
—Gracias Naruto, de verdad lo aprecio –dijo soltando una pequeña sonrisa.
—Lo otro que quería decirte es que… creo que las cosas no acabaron bien después de todo –el rubio bajó la mirada —. Debiste decirme la verdad, yo no te habría juzgado en ese momento, sólo… no entiendo por qué tuviste que esperar a que yo me enterara de la per manera –miró a Sakura a los ojos, notando su vergüenza —. ¿Por qué? –preguntó mostrando la decepción que él sentía, no por haber amado a Sakura, sino por la traición de ella –siendo aún su novia- y de su amigo, eso no era cualquier cosa.
—Naruto, lo siento tanto –se disculpó la peli rosa, cubriéndose el rostro con ambas manos para evitar llorar —. No fue mi intención hacerte daño, créeme que es lo que menos quería, pero cuando me di cuenta ya me había enamorado de Sasuke y cuando quise ver ya todo había pasado entre nosotros –se secó una lágrima con su mano derecha y miró nuevamente al rubio —. Sé que lo que hice estuvo mal, incluso cuando terminamos y yo me quedé callada, es sólo que… pensé que estando con Hinata no te importaría nada de mí.
—Yo amo a Hinata y eso no lo he dudado ni un segundo, pero… pero me dolió que ustedes me engañaran –reconoció Naruto —. De todas formas quería decirte que está todo bien, sé que el teme de Sasuke te ama y que ustedes serán muy felices –sonrió, mostrando esa alegría que hace meses no llevaba consigo —. Lo mío con Hinata en cambio se ha terminado, ella ya no quiere verme por ser un idiota.
—Ahora yo quiero decirte algo –Sakura se mostró seria en cuanto tomó la palabra, a Naruto le pareció que estaba más seria que nunca —. Si en verdad amas a Hinata entonces lucha por ella, no la dejes ir, al menos no hasta saber si ella siente o no lo mismo por ti.
—De hecho hoy iba a jugarme mi última carta –dijo Naruto sonriendo. Sakura también mostró una brillante sonrisa, posando una mano sobre su hombro.
—¿Y que estás esperando? ¿Una invitación? –se burló la peli rosa, a lo que el chico se levantó como un resorte del asiento.
—¡Es verdad, ya falta poco! –recordó de pronto —. Debo irme Sakura-chan.
—Corre, y suerte –le animó la chica, antes de verlo salir corriendo de su casa, entonces le siguió hasta la puerta para gritarle algo —. ¡Ya sabes Naruto, si fallas te mato! –le amenazó.
Al oírla, Naruto sólo pudo sonreír, ya sabía que no debía perder de ninguna manera, sino, estaría muerto.
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Iban caminando por el parque, ambos en silencio, y mientras él miraba al frente, la chica se dedicaba a observar el suelo como si fuese la cosa más interesante del mundo, pensando en las palabras del Uchiha.
—Yo no puedo creer eso que usted dice, Sasuke-san, por favor no me mienta –negó con tristeza, pues para ella, las palabras del azabache no eran más que eso; mentiras.
El Uchiha soltó un suspiro, no entendía a las mujeres tan tercas y obstinadas, aunque hubiera decidido casarse con una. Ella en verdad tenía una cabezonería parecida a la de Naruto, tal vez por eso el rubio la eligió, aunque quien sabe.
—Escucha, Naruto ha estado como un fantasma los últimos meses, sólo te pido que hables con él, sólo eso, no es la gran cosa –trató de convencerla, aunque el asunto no le estaba resultando fácil —. Él es un idiota y todo lo que quieras, pero te quiere a ti.
—¿Por qué hace esto? –cuestionó la chica —. ¿Por qué pretende ayudarnos a él y a mi?
—A pesar de que parezco ser alguien a quien no le interesan los demás, Naruto es mi amigo y tú alguien a quien aprecio mucho. Además… me siento un poco culpable porque lo de ustedes acabara –esbozó una sonrisa arrogante —. Sólo pensé que podría hacer algo para remediarlo.
—En verdad no pensé que fuera así –Hinata también sonrió, era increíble a estas alturas conocer una parte de Sasuke así, tan amable —. Pero gracias por lo que hace, sin embargo, no estoy segura de eso… yo… lo pensaré…
—Como quieras –dijo Sasuke —. Yo cumplí con mi deber de decirte las cosas, espero que tomes una buena decisión –el azabache se llevó las manos a los bolsillos y comenzó a alejarse de Hinata, pero antes de partir definitivamente volteó a verla una vez más —. A todo esto, felicidades por tu libro, espero y te vaya bien en la firma –dijo en un tono misterioso, el cual Hinata no logró descifrar.
—¿Qué habrá querido decir con eso? –se preguntó la ojiperla.
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Matsuri regresó a la oficina con una gran sonrisa en su rostro, dejándose caer sobre su puesto de trabajo sin poder borrarla. Estaba ansiosa por contarle a Gaara que tendrían un bebé, que dentro de poco se convertirían en padres, pero quería hacer de ese momento algo especial, algo que ninguno de los dos pudiese olvidar.
—Amor… –sintió un suave aliento sobre su nuca, acariciando con delicadeza la piel de su cuello, para después sentir pequeños besos sobre ella, llenos de ternura y pasión a la vez —. ¿Cómo te fue con el médico?
—No tengo nada grave –fue la respuesta de Matsuri, sabiendo que quien estaba a su lado era su esposo —, sólo es un poco de estrés, pero con un buen descanso estaré bien –mintió un poco, aunque no era con una mala intención, sólo que planeaba esperar un poquito más para dar la gran noticia.
—¿Segura que no es nada más? No quiero que te pase nada malo Suri –dijo Gaara, parándose a un lado de ella para tomarla del mentón y hacer que le viera a los ojos —. Sabes que no lo soportaría –terminó de hablar, mostrando una de las sonrisas que tanto encantaban a la castaña.
—Lo sé, pero no te preocupes, estoy bien –volvió a asegurar Matsuri con convicción, dejando a Gaara muy seguro de sus palabras. Él, por supuesto, no se hizo esperar, había deseado todo el día besar los labios de su mujer –y por supuesto que mucho más que eso–, así que sin prisa unió sus bocas en un movimiento lento y sereno, dulce y calmado, demostrándole sus sentimientos —. Gaara –susurró la chica en tono de regaño —, estamos en el trabajo, alguien nos puede ver.
—¿Qué me importa si me ven? Eres mi mujer, todo el mundo aquí lo sabe –dijo divertido.
—Pero aún así, hay que tener un poquito de recato –volvió a regañarlo la chica, a lo que el pelirrojo simplemente se separó de ella con una expresión de insatisfacción, pero que enseguida cambió por una mirada traviesa.
—Esto deberás recompensármelo muy bien, ni creas que te dejaré ir invicta –le amenazó, antes de retirarse hacia el interior de su oficina. Estaba planeando hacer algo muy divertido esta noche y seguramente Matsuri no se podría negar, la conocía demasiado bien y sabía como complacerla.
Por otro lado, Matsuri estaba un poco sonrojada, Gaara en verdad era capaz de subirle la temperatura a cualquier mujer, pero con ella era especialmente malvado, quería provocarla y ella lo sabía, pero tenía que resistirse, al menos hasta estar en su casa.
—Un bebé… –susurró con alegría luego de un rato, ilusionada con la idea de convertirse en madre de un hijo del hombre que siempre había amado, aún no podía creerlo, pero ya comenzaba a asimilarlo, aunque lentamente, adoraba pensarlo.
Aquella noche, cuando él le dijo que la amaba, sin duda se sintió como en el más perfecto de los sueños, sintió que moría y volvía a nacer, todo por tenerlo a él a su lado, por sentir la enorme felicidad de ser correspondida por la persona que creyó nunca la voltearía a ver. Cuando hicieron el amor por primera vez pensó que definitivamente aquello tan maravilloso no podía ser real, nunca imaginó que sería él y sólo él el primer hombre de su vida, quien la haría mujer, por eso estar a su lado era como una fantasía, pero tan real y cierta como nunca creyó.
—Esta noche se lo diré –murmuró acariciando suavemente su vientre —. Gaara va a saber que va a ser papá, y estoy segura de que se sentirá tan feliz como yo… ¿Verdad, bebé? –le habló dulcemente a su hijo, sin sospechar que pronto algo cambiaría todos sus planes.
Gaara estaba en el interior de su oficina, y lejos de concentrarse en el trabajo, no hacía más que pensar en su adorada mujer. ¿Quién iba a pensar que de verdad terminaría tan enamorado de su mejor amiga? Aquella mujer que se casó con él sólo por su capricho de tener todo y más y a la vez seguir siendo el mismo tipo despreocupado de siempre. Ella, que le amaba tanto que hasta fue capaz de hacer tal locura sólo para ayudarlo, sin pedir nada a cambio.
Ahora entendía las vagas palabras de su padre antes de morir, y que no necesitaba de nadie más que de la persona a la que él amaba, era tan simple como eso. Ni el dinero, ni el poder, ni nada de lo que pudiera conseguir se comparaba con lo que ella le hacía sentir.
—Al final tenías razón, hombre perverso, pudiste explicármelo así desde un principio –dijo al aire, sin mirar ningún punto en específico —. Nunca creí que diría esto, pero gracias por tu estúpida clausula, de no haber sido por ella nunca me hubiera dado cuenta de lo que sentía por Matsuri y probablemente la hubiera perdido –cerró los ojos —. Eso no quiero ni pensarlo…
Volteó la mirada hacia la computadora y observó los gráficos que debería estar revisando, pero una vez más, antes de eso, quiso dedicar unas últimas palabras a su fallecido progenitor.
—Nunca te lo dije viejo, pero te quería, y te extraño –sonrió quedamente —. Te prometo que si alguna vez tengo un hijo con Matsuri, voy a ser el mejor padre para él, haré mi mayor esfuerzo, para que él nunca cometa los errores que yo cometí.
Después de eso volvió su vista a la computadora y finalmente se puso a trabajar, si seguía divagando así, desperdiciaría todo el día y esa no era la idea.
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Hinata estaba un poco nerviosa, ahora mismo se encontraba en medio de un montón de gente haciéndole preguntas y apuntándole con el flash de una cámara, ya que estaba en medio de su firma de libros y nunca esperó darse cuenta de que su obra era en verdad una sensación, sobre todo en las adolescentes, que amaban las historias de romance, aunque lastimosamente su historia no había terminado tan feliz como la de su libro.
—Entonces, Hinata-san ¿Te inspiraste en alguien para crear al personaje principal? –preguntó de pronto una periodista —. Por lo que podemos leer en la historia, la protagonista se parece mucho a ti, ¿pero existe también alguien parecido al chico del libro?
Hinata movió los labios para responder, aunque no sabía exactamente que decir, estaba claro que dar un sí no sería la más brillante de sus ideas, sin embargo, tampoco podía negarlo tajantemente, porque sí se había inspirado en alguien para hacerlo, sólo en él.
—Y-yo… bueno…
—Por supuesto que se inspiró en alguien –se escuchó una voz masculina desde la entrada del recinto, provocando que los ojos de Hinata se abriesen como platos al reconocerle. Al instante todas las cámaras y las miradas apuntaron hacia el recién llegado, un joven alto, de rubia cabellera y hermosos ojos azules, exactamente como lo describía el libro, incluso poseía la misma sonrisa brillante del personaje.
—¿Podría decirnos quien es usted? –preguntó la misma periodista de antes.
Naruto se tomó el tiempo para mirar fijamente a Hinata a los ojos antes de responderle a la mujer, dejando en claro que si él estaba ahí, era sólo por ella y nadie más.
—Mi nombre es Naruto Uzumaki, y soy el hombre que ama con locura a esta mujer –las exclamaciones de sorpresa no se hicieron esperar, al igual que los flashes en los rostros de ambos implicados, pero ninguno parecía prestar atención a aquellos insignificantes detalles, sólo podían mirarse a los ojos, sin la necesidad de decir nada más.
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—¿Se ha quedado dormida? –preguntó Kankuro cuando vio salir a su esposa de la habitación de su hija, cerrando la puerta despacio detrás de su espalda. Sari lo miró y asintió con la cabeza, mostrándole una pequeña sonrisa.
—Si, Miki-chan está profunda, hoy jugó mucho e hizo mucho desorden, debe estar agotada –aseguró antes de rodear el cuello de su esposo con sus manos para besarlo en los labios, tomándolo por sorpresa.
—Hey, ¿qué pasa? –preguntó confuso —. Nunca haces esto.
—¿Qué tiene de malo? –respondió la castaña con una sonrisita algo traviesa.
—Es que cuando actúas así de linda es porque tienes algo que decirme –adivinó Kankuro, provocando que el ceño de su mujer se frunciera, prácticamente sentía que le habían arruinado la sorpresa.
—Está bien, me atrapaste –admitió Sari —. Kankuro, hay algo importante que tengo que decirte.
—¿Y eso sería…? –inquirió algo nervioso el castaño, por la cara de su mujer no se temía nada bueno, pero le sorprendió ver que una enorme sonrisa aparecía en su rostro. Luego de ello, la chica cogió ambas manos de él y las posó sobre su propio vientre, haciendo que le acariciara despacio.
—Que vamos a tener otro bebé –respondió al fin, dejando a Kankuro perplejo —. No te lo había dicho, pero ya tengo más de dos meses, así que Miki-chan tendrá un hermanito o hermanita.
—¿Q-qué? –cuestionó Kankuro —. ¿Es en serio?
—Sí –afirmó Sari con la cabeza.
—Eso es… es… –Kankuro la miró a los ojos con desconcierto, para poco después alzarla entre sus brazos y darle vueltas por toda la habitación —. ¡Eso es genial Sari!
—¡K-Kankuro, me estoy mareando! –se quejaba la chica, pero en realidad no le importaba mucho si se mareaba o no, estaba feliz con la reacción de su marido, al final, estar con él siempre valía la pena, en verdad eran una hermosa familia.
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Ya era bastante tarde, la noche había caído hace al menos una hora y Matsuri aún estaba en la oficina, ordenando algunos papeles importantes que Gaara iba a necesitar. La verdad era que no se sentía muy bien, las nauseas le habían regresado, pero no quería preocupar a Gaara, además era algo obvio, después de todo estaba embarazada y aún no llegaba al segundo mes, los mareos iban a ser muy constantes desde ahora.
—Que cansada estoy… –susurró para sí, echándose un mechón de cabello detrás de la oreja. No podía evitar reírse de la nada al pensar en que dentro de ella llevaba una nueva vida, no podía ya esperar a llegar a casa y decírselo a Gaara de una vez.
—Matsuri –la voz de su esposo la distrajo de pronto, haciendo que diera un pequeño salto por la impresión. Aún no entendía por qué a Gaara le gustaba sorprenderla de esa manera, hablándole con esa voz tan sexy al oído, que lo único que provocaba era que ella quisiera pasar otra noche a su lado —. Ya es hora de irnos –dijo Gaara —. ¿Aún no terminas?
—No, me falta acomodar unas cosas –respondió un tanto nerviosa, recordando lo sucedido en la tarde y la amenaza de él de cobrarle el haberlo dejado con las ganas. Ella trató de darle la espalda, pero Gaara la tomó por la cintura con una mano y con la otra del mentón, haciendo que lo viese directo a los ojos.
—¿Por qué hoy estás tan hermosa? –preguntó, casi rozando los labios de su mujer, la cual comenzaba a sentir que su pulso se aceleraba considerablemente. Él verdaderamente estaba hipnotizado por el brillo en los ojos negros de su amada y el dulce tono carmesí en sus mejillas, en verdad lucía bastante adorable y deseable a la vez, como para desnudarle ahí mismo, en medio de la oficina. Sonrió de forma seductora y acercó sus labios al cuello femenino, besándole exquisitamente —. No me mires con esa carita tan linda, sabes que me provocas –susurraba suavemente, sin parar de besar el cuello de la chica, mientras sus manos se deslizaban delicadamente por la espalda de ella, hasta llegar a su trasero, masajeándolo en círculos.
—Gaara… estamos en la oficina –se quejó nuevamente Matsuri, como lo había hecho hace unas horas durante la tarde. Tenía la respiración agitada y sus mejillas estaban más rojas que antes.
El pelirrojo pareció ignorar su comentario, pues comenzó a besar sus labios dulcemente, aunque eran besos cortos.
—No me importa –respondió al fin —. No hay nadie más aquí a parte de nosotros dos, y todo está oscuro –dijo al oído de la joven, esbozando una sonrisa lujuriosa, pues en ese momento sus manos bajaban lentamente las medias de su esposa –las que ella usaba por obligación por regla de la empresa– (Gaara odiaba que otros hombres viesen las piernas de su mujer). Ella estaba temblando de excitación y verdaderamente no tenía ganas de detenerlo, quería estar con él, lo necesitaba.
Gaara aprovechó un despiste de Matsuri para atrapar sus labios con impaciencia. Una vez que terminó de bajar las medias de ella, no perdió tiempo para tocar su zona femenina, estimulándola con suaves caricias y comprobando su humedad. Sonrió ante ello y decidió torturarla sólo unos momentos, penetrándola lentamente con sus dedos.
—G-Gaara… –le llamó ella, soltando un gemido de satisfacción. Realmente esto no estaba planeado, ella quería decirle la noticia tan hermosa que había descubierto esta tarde, pero ya no podía detenerse, Gaara siempre sabía como encender el deseo en ella.
—Quiero hacerte el amor –murmuró Gaara, y esa fue la gota que derramó el vaso para Matsuri, simplemente no podía decirle que no, era imposible resistirse a él. Con sus temblorosas manos comenzó a recorrer la espalda y el pecho de su hombre, él tenía un cuerpo tan perfecto que la hacía alucinar. Con algo de prisa quitó el saco negro del joven y apuesto presidente, el cual además aprovechó de liberarse un poco de la presión y el calor que le provocaban los botones de la blanca camisa que esta mañana la misma Matsuri se había encargado de planchar.
Él aprovechó también de acariciar los senos de su esposa, para lo cual le abrió completamente la blusa con su mano libre, ya que la otra aún estaba muy entretenida acariciando el centro de su mujer. Le excitó ver el brasier de encaje rosa que llevaba la castaña, ese era sin duda su color favorito de ropa interior, porque en ella lucía simplemente maravilloso, sobre su piel de porcelana, tan blanca como la nieve. Notó que había dejado marcas rojas en el cuello de la fémina, producidas por sus intensos besos. Su lengua y la de Matsuri bailaban en un intenso encuentro en sus bocas, quitándoles todo el aire, hasta casi dejarles sin aliento.
—G-Gaara… –lo llamó la castaña —. Yo… tengo algo que decirte… –decía agitada, no podía evitar hablar entrecortadamente.
—Me lo dices después –respondió él, levantando el brasier de su esposa, sin quitárselo, para así poder probar uno de sus senos con su boca hambrienta de deseo, deseo que sólo ella provocaba en él.
Matsuri gimió su nombre una vez más, echando el cuello hacia atrás, mientras sentía que llegaba al primer orgasmo de esa noche, producido por los expertos dedos de su amado. Él se separó levemente de ella y le miró divertido, lamiendo el dulce néctar que había quedado impregnado en sus dedos y haciendo que Matsuri se sonrojara.
—Eres deliciosa.
—Pervertido –dijo la chica avergonzada.
Él no pareció ofendido, sólo sonrió y decidió seguir con lo suyo, tocando ahora la cintura y las caderas de la mujer entre sus brazos, la cual temblaba ante el frío de sus manos. Rápidamente ella se deshizo del broche del pantalón de su marido, dejando ver los bóxers que segundos después se encargó de bajar. Él tampoco se quedó quieto, en cuanto su excitado miembro quedó al descubierto, se dedicó a bajar las bragas que antes había dejado a medio poner en su esposa, subiendo también un poco su falda, para que ésta no le estorbara en su propósito.
Con cuidado la sentó sobre el escritorio detrás de ellos y se acercó hasta acomodarse entre sus piernas, pero justo cuando estaba por entrar en ella, la castaña le detuvo.
—Gaara… –le llamó —. Sé suave, por favor –rogó un poco avergonzada, y no s que tuviera miedo o que pensara que él podría hacerle algo a su hijo, simplemente hoy necesitaba más amor que pasión.
—¿Por qué? –cuestionó el pelirrojo divertido, acercándose al oído de su esposa —. A ti nunca te ha gustado demasiado suave.
Matsuri no pudo evitar sonrojarse, pero rodeó el cuello de Gaara para verle a los ojos.
—Sólo que esta vez lo quiero así –respondió, dándole un dulce beso en los labios.
—Como quieras hermosa –respondió él, dispuesto a darle lo que ella pedía, así que lentamente comenzó a penetrarla, con suavidad y delicadeza, moviéndose despacio dentro de ella. Se sentía tan bien estar así, besarla una vez más y poder hacerla completamente suya, oírla gemir su nombre envuelta en un halo de placer y llegar hasta el final sólo con ella. La amaba tanto, y ella lo amaba tanto que cada vez que estaban juntos era simplemente perfecto.
Matsuri acariciaba la roja cabellera y se apretaba más contra él, sintiendo como las envestidas aumentaban en velocidad y fuerza, pero sin llegar a ser violentas, él estaba siendo demasiado gentil, tal y como ella se lo había pedido, eso era algo que le encantaba de su hombre, que sin importar las circunstancias él siempre lograba satisfacerla.
—Gaara… Gaara –le llamaba con frenesí —. Gaara… te… te amo… ah…
—Y yo… yo… a ti… Matsuri… –respondió Gaara dificultosamente, sintiendo que estaba por alcanzar el tan deseado orgasmo.
Y finalmente sucedió, primero en su adorada esposa, haciéndole soltar un placentero gemido, que pocos segundos después también lo arrastró a él.
La besó en los labios para ahogar la emoción del momento y así se quedaron por un largo rato, sin darse cuenta de que una persona les había visto y ahora mismo estaba saliendo del lugar. Esa persona era la rencorosa Sayuri, quien simplemente no podía soportar lo que había visto, no podía tolerar que los besos y caricias de Gaara, que todo él fuese de otra mujer, menos si esa mujer era quien más odiaba sobre el planeta, la molesta de Matsuri, pero ya no iba a dejar las cosas así por más tiempo, ese idiota de Gaara se arrepentiría de haberse burlado de ella y la tonta de Matsuri iba a sufrir por querer quedarse con algo que no le pertenecía.
—Si tan sólo fueses mío Gaara… yo no tendría que hacer esto, pero tú te lo has buscado por ignorarme y seguir con esa estúpida como si nada hubiese pasado, aún después de haber despertado a mi lado –sonrió maliciosamente —. Idiota.
Gaara estaba terminando de abrocharse su pantalón, se puso el cinturón y luego siguió con el saco, ya que la camisa estaba en perfecto estado. Miró a Matsuri, quien apenas y se estaba calzando los zapatos y su carita no dejaba de estar sonrojada, se veía tan adorable que le estaban entrando deseos de hacerlo con ella de nuevo, pero tenía que contenerse, al menos hasta que llegaran a la casa, ahí podría tenerla toda la noche si así lo quería, después de todo estarían más cómodos en su cama.
—Me encanta estar contigo, eres grandiosa –le susurró, abrazándola por la espalda —. Te amo tanto, mi pequeña y dulce Suri.
—Yo también te amo Gaara –dijo Matsuri, cerrando sus ojos y sonriendo, disfrutando de la calidez del cuerpo de su esposo —. Amor, cuando lleguemos a la casa tengo algo muy importante que decirte, es en verdad primordial que lo sepas.
—Claro, dime lo que sea, menos que me vas a dejar, porque eso no te lo voy a permitir –le advirtió gracioso, dándole la vuelta para verla con su ceño fruncido, cosa que a Matsuri le pareció realmente adorable.
—Nunca te dejaría –aseguró la chica, dándole un corto beso en los labios —. Ahora, vete y espérame en el auto, yo enseguida bajo.
—Sí, no te demores –Gaara volvió a darle un beso en los labios antes de bajar. No apagó las luces, pues supuso que Matsuri lo haría al salir, así que simplemente abordó el ascensor –que aún estaba funcionando– y bajó hasta el estacionamiento subterráneo. Sacó las llaves de su bolsillo y comenzó a jugar con ellas, pensando en lo bien que lo pasaría al lado de su esposa en cuanto llegaran a casa, pero una presencia truncó sus planes.
—Hola Gaara –lo saludó sínicamente, mostrándole esa sonrisa perturbante que a nadie agradaba —. ¿Lo estás pasando bien al lado de tu esposita?
—¿Qué quieres? –cuestionó el pelirrojo con el ceño fruncido —. No tengo tiempo para ti y tus tonterías, me voy a casa con mi mujer.
—Sí, seguramente ella querrá irse corriendo a casa en cuanto escuche lo que pasó entre su adorado esposo y yo.
Gaara enseguida le tapó la boca a la mujer.
—Cállate, entre nosotros no pasó nada y lo sabes –dijo con voz amenazante, en verdad estaba molesto.
—¿Estás seguro de eso? –la chica se soltó de su agarre —. ¿Entonces como explicas el haber amanecido desnudo en mi cama?
—¿Por qué tú…?
—¿Qué? –la voz de Matsuri los interrumpió a los dos. Gaara se volteó conmocionado y sintió que le arrancaban una parte de su ser en cuanto vio las lágrimas bajando por las mejillas de su amada, la cual sólo lo miraba a él, buscando una explicación —. Gaara… ¿Qué es lo que esta mujer acaba de decir?
—Matsuri yo… –trató de decir Gaara, pero fue interrumpido por Sayuri.
—Vamos Gaara, dile lo que hiciste conmigo, cuéntale a tu mujercita como la has engañado y ella ha sido tan tonta de confiar en te, en un mujeriego como tú, que jamás va a cambiar.
—¡Cállate! –le gritó el pelirrojo enojado —. Matsuri –miró a su esposa —. Por favor no la escuches, yo puedo explicártelo todo, por favor, confía en mi –tomó la mano de Matsuri, pero ella lo apartó.
—Sólo dime que lo que ella ha dicho es mentira –exigió.
Gaara miró nuevamente a Sayuri con rabia, esa mujer en verdad lo odiaba demasiado como para hacerle esto.
—¿Acaso vas a negarlo en mi cara? –habló con cizaña la rubia, sin desaparecer su sonrisa molesta.
—Gaara –lo nombró Matsuri en tono lastimero, sin poder creer que él aún no le hubiese respondido. Entonces, su corazón se rompió al verle bajar la cabeza y no negar nada.
—No puedo negarlo pero yo… –se vio cortado tras la fuerte bofetada que recibió de parte de Matsuri, ella no le permitió decir ni una sola palabra más, él había dicho todo lo que Matsuri necesitaba escuchar de él y para ella eso era suficiente.
—No entiendo como pude ser tan estúpida y creer en ti, cuando te he conocido toda mi vida –dijo llorando, llorando de la tristeza, la rabia y la impotencia que sentía —. En verdad soy una idiota… ¿Qué me hizo pensar que ibas a cambiar por mí…?
—Matsuri no… –trataba de hablar Gaara, con una mano sobando su adolorida mejilla, con el corazón partiéndosele en mil pedazos al verla sufrir de esa manera, no podía soportarlo, no podía perdonárselo.
—Ya… no quiero volver a verte nunca más en mi vida –dijo duramente la castaña —. A partir de este momento, tú estás muerto para mi –dicho esto, le dio la espalda a Gaara y desapareció corriendo del estacionamiento, dejando al pelirrojo tan sorprendido que ni siquiera se podía mover, estaba paralizado.
¿Acaso… había perdido a Matsuri para siempre?
Continuara…
Matsuri ha decidido dejar a Gaara tras enterarse de que él la ha engañado con Sayuri, yéndose a la casa de sus padres y confesando a éstos que va a tener un hijo de su esposo. Gaara, al tratar de ir tras Matsuri tiene un accidente que sólo termina por alejarlo más de su amada, recibiendo su demanda de divorcio. Hinata decide perdonar a Naruto tras su declaración de amor. Matsuri confiesa a Sari que ha decidido marcharse lejos tras su divorcio con Gaara, el cual él ha decidido concederle, pero se niega rotundamente al enterarse de algo realmente inesperado.
Próximo capitulo: Desteñido corazón.
Última edición por Selene-chan el Dom Mar 03 2013, 04:08, editado 1 vez | |
| | | lavida13 Nivel 8
Cantidad de envíos : 307 Edad : 29 Localización : aldea de konoha mansion hyuga-uzumaki Fecha de inscripción : 15/01/2011
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Dom Abr 29 2012, 13:43 | |
| que demonios te pasa ò.ó es que kieres separar a matsuri y gaara o que cojones tienes ¬¬ fuera de so me gusto el que hinata y naruto se reconcilien pero me niego rotundamente a que gaara le conceda el divorcio a matsuri eso es injusto ademas de ser estupido de su parte diablos ojala que se entere a tiempo de que matsuri esta embarazada de el (rezando por favor jiashin y kami-sama por favor que se entere T_T) kiero conti pronto byee ^^
PD: te entiendo la uni tampoco me ha dejado subir la conti u.u
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| | | GaAmAtSu Nivel 7
Cantidad de envíos : 261 Edad : 30 Fecha de inscripción : 29/11/2011
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Lun Abr 30 2012, 08:43 | |
| contii xq me la dejas ahii ehh q mala eres u.u contii concuerod con la pbre de matsuri zorra de sayuri pero pero y.y =( bueno keiro contii | |
| | | konan chan Nivel 2
Cantidad de envíos : 43 Edad : 27 Fecha de inscripción : 06/10/2012
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Sáb Oct 06 2012, 05:11 | |
| HOLA ACABO DE LEER TU FICS X FAVORRRRRRRRR ME DEJASTES LOCA CON ESE FINAL X FAVOR SIGUE Q ESTE ES UNO DE LOS FICS Q MAS ME HAN GUSTADO | |
| | | Yue Sadica EmO Nivel 4
Cantidad de envíos : 104 Edad : 28 Localización : Tratando de borrar mi cuenta ¬¬ ¿alguien me dice como? Fecha de inscripción : 14/10/2012
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Mar Nov 20 2012, 07:17 | |
| Quiero conti!!! T-T porqe me haces sufrir!!! buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Inner: o me das conti o juro que te mato!! Yo: no te lo permitire inner!! Ò.Ó si la matas como va a poner conti, mensa! Inner: ¬¬ cuidadito contigo he Yo: u¬¬ mejor me largo, bye , espero conti!! | |
| | | Yue Sadica EmO Nivel 4
Cantidad de envíos : 104 Edad : 28 Localización : Tratando de borrar mi cuenta ¬¬ ¿alguien me dice como? Fecha de inscripción : 14/10/2012
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Sáb Dic 29 2012, 05:23 | |
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| | | Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Dom Mar 03 2013, 04:07 | |
| Uf, despues de un siglo sin actualizar este fic, al fin vengo con algo, aunque no es el cap completo eso si jaja.espero que aun haya alguien que quiera leerlo.
Capitulo 18: Desteñido corazón
Gaara estaba paralizado en su sitio. Después de ver a Matsuri correr lejos de él y luego de que le dijera aquellas crueles palabras, podía sentir como si su pecho se quemara lenta y dolorosamente. Ella le odiaba, después de todo lo hermoso que había pasado entre ellos, ahora Matsuri le odiaba. La mujer que tanto amaba le odiaba.
—Matsuri… –susurró, reaccionando por fin a lo que había pasado. Se movió con la intención de correr tras ella, pero en ese momento Sayuri le tomó del brazo, impidiendo que se alejara. Él la miró con profundo desprecio, odiándola más que nunca — Suéltame.
—No vayas –dijo la mujer —, ¿qué no te das cuentas? Ya la has perdido.
—¡Cállate! –exclamó Gaara, soltándose bruscamente del agarre de Sayuri —. ¡No quiero volver a verte en mi oficina ni en mi vida nunca más! ¡Estás despedida!
Después de gritarle todo aquello, Gaara por fin se montó en su auto y salió del estacionamiento de la empresa en busca de su esposa. No podía dejar que ella pensara lo peor de él, no podía permitir que ella le abandonara, esa no era una opción.
Al verlo alejarse, Sayuri sólo sonrió; había cumplido su cometido: separar a Gaara y a Matsuri. Nada más le importaba.
—Al final yo gané –dijo para sí.
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Matsuri corría por la calle sin parar de llorar. Había dado demasiadas vueltas para que Gaara no la siguiera y ahora ni siquiera sabía en donde estaba, además de encontrarse muy cansada. Sabía que estar así de mal le podía hacer daño a su bebé, pero realmente no lo podía evitar. Ahora le dolían la garganta y los pies, incluso comenzó a toser.
—Gaara es un imbécil, pero más imbécil soy yo por haberle creído todo lo que me decía –se dijo secándose las lágrimas —. Realmente soy muy tonta…
De pronto notó una luz acercándose a ella, y cuando se dio la vuelta pudo ver el auto de Gaara deteniéndose frente a su persona. A los pocos segundos Gaara se bajó dando un portazo.
—Qué bueno que pude encontrarte –dijo el pelirrojo con la mirada vidriosa, pues había estado temiendo no poder hallarla en toda la noche. Conocía perfectamente a Matsuri y sabía que si ella no quería ser encontrada por él, realmente no iba a poder hacer nada para hallarla. Sin dudarlo un segundo se acercó a su esposa, tratando de entablar una conversación —. Mi amor, hablemos, yo puedo explicarte todo lo que pasó.
—Me dijiste que lo que dijo Sayuri era verdad –le respondió Matsuri, sin siquiera atreverse a mirarlo. No era capaz de cruzar su mirada con la de Gaara por temor a sentirse peor de lo que ya estaba.
—Realmente no sé lo que pasó, yo… no recuerdo nada –trató de explicar Gaara, pero sólo vio sonreír a Matsuri irónicamente.
—¿Ahora vas a decirme que ella te dio algo, o que te obligó? –re cuestionó —. Por favor Gaara, te conozco, sé de lo que eres capaz. Sé cuantas veces caíste con esa mujer, ¿crees que por decirme que me amas y que no sabes que pasó yo voy a ser tan estúpida de creerte?
—Matsuri… –a Gaara le dolían las palabras de Matsuri, como si mil puñales se clavasen en su carne. ¿Realmente siempre había sido una persona de tan poca confianza y tan despreciable ante los ojos de Matsuri? ¿De verdad todas las cosas que hizo en el pasado estaban contribuyendo a que ella no le creyera en este momento?
—¿Matsuri qué? ¿Acaso vas a decirme que mis palabras no son ciertas? ¿Vas a decir que siempre has sido un hombre ejemplar? –cada vez que Matsuri soltaba una palabra punzante contra Gaara, sentía como si fuese dicha contra ella misma. Ella siempre amó a Gaara a pesar de todos sus defectos, pero ahora mismo estaba reprochándole todo aquello por lo que nunca le juzgó antes. ¿Por qué no podía parar entonces? ¿Acaso era porque estaba demasiado herida?
—No me digas esas cosas –le rogó Gaara —. Tú sabes que yo cambié todo eso por ti, que desde que estamos juntos yo jamás… yo… yo ya no soy ese Gaara.
—¿Y quién me asegura eso?
—¡¿Acaso no es suficiente el amor que sentimos como para que me creas?! –cuestionó desesperado, queriendo correr y estrecharla entre sus brazos, para que ella pudiera oír los latidos de su corazón, para que supiera que él no mentía.
—En este momento yo sólo siento desprecio –fue la respuesta de Matsuri, quién vio pasar un taxi junto a ella y no perdió la oportunidad de detenerlo. Se subió apresurada, pero Gaara no se rindió, pues apenas ella cerró la puerta el pelirrojo corrió hacia el taxi, golpeándole la ventana.
—¡Matsuri! –le llamaba constantemente.
—Por favor señor, arranque –le dijo Matsuri al conductor, el cual enseguida presionó el acelerador al ver que ella no dejaba de llorar.
Gaara siguió golpeando el vidrio de la ventana, hasta que el auto le dejó atrás. Corrió algunos segundos detrás del taxi, pero era inútil seguirle a pie, por lo que eligió regresar a su auto y seguirle la pista al taxi, desgraciadamente ya lo había perdido de vista.
Mientras, dentro del taxi, Matsuri trataba de secarse las lágrimas y miraba por la ventana, a ver si el auto de Gaara se aparecía.
—¿Dónde quiere que la lleve? –preguntó el taxista con algo de miedo, no sabía bien que hacer al ver a una mujer llorar, además, tampoco le gustaba meterse en las peleas de pareja.
—Sólo… sólo siga conduciendo por favor, y si alguien nos sigue piérdale, le pagaré lo que sea necesario –dijo la chica, tratando de calmarse un poco y de pensar en qué lugar Gaara no la molestaría, al menos por esta noche.
Resolvió irse a la casa de sus padres, pues a casa de Gaara no volvería ni amarrada.
—“Soy una ilusa, de verdad pensé que habías cambiado, pero resultaste seguir siendo el mismo hombre sin sentimientos” –pensó con tristeza, cerrando sus ojos para dejar de ver el oscuro y deprimente paisaje nocturno.
Gaara estaba desesperado buscándola, recorría las calles de la ciudad sin tener ni la menor idea en dónde se había metido aquel taxi. Sentía que le dolía el pecho y el aire le faltaba, el estómago lo sentía apretado, al igual que la garganta. Apenas y podía respirar debido a su estado de euforia y preocupación; nunca antes se había sentido así.
—Matsuri… maldita sea, ¿en dónde te has metido? –dobló por otra calle, con la esperanza de hallar al bendito taxi que se había llevado a su esposa frente a sus propios ojos. Trató de pensar en algún lugar al cual Matsuri pudo dirigirse, pues con certeza no se iría a casa, ya que no quería verle. El único lugar sería la casa de una de sus amigas, o de sus padres —. Eso es –se dijo, presionando el acelerador para ir más rápido, pues quería llegar pronto a su destino, no pensaba rendirse con ella y haría lo que fuera para que Matsuri le escuchara y le perdonara.
Esperó a que la luz del semáforo cambiara a verde en cuanto llegó a una esquina, y una vez fue así, volvió a poner el acelerador a toda su potencia, pero un camión que venía en la calle perpendicular no respetó dicha luz del tráfico. Al verlo, Gaara trató de esquivarlo y frenar al mismo tiempo, pero como iba tan rápido, lo único que logró fue derrapar por toda la calle, perdiendo el control del auto y chocando contra un poste de luz. Se golpeó fuertemente la cabeza y perdió la consciencia. Seguido de eso sólo podía oírse las alarmas del auto y verse las luces tintineando una y otra vez. Por breves segundos recuperó la consciencia, sólo para verse en el espejo con el rostro ensangrentado.
—Matsuri… –susurró, moviéndose lentamente para tratar de salir del auto. Con mucho esfuerzo logró abrir la puerta, pero cayó al suelo apenas puso un pie fuera. Después de eso todo se volvió demasiado oscuro como para que él pudiera distinguir algo.
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Después de la firma de libros, Hinata y Naruto habían ido a charlar lejos de todo ello. Ambos se encontraban en un pequeño y oscuro parque, en donde generalmente nunca iba nadie. La chica no hacía más que mirar al suelo, pero de improvisto las manos de él le hicieron verle directo a los ojos.
—¿Podrías mirarme aunque sea un segundo? –le rogó con la voz seria y un tono triste mezclado en ella —. De verdad hay cosas que deseo decirte.
—¿Qué es lo que estás haciendo aquí? –le preguntó Hinata —. ¿Por qué apareciste de esa forma allá y dijiste esas cosas?
—Lo hice porque es la verdad –aseguró el rubio —. Yo te amo Hinata. Si antes, por alguna razón tú sentiste que no te lo he demostrado, de verdad me disculpo –Naruto se acercó más a ella, logrando sentir su suave aliento y el delicioso aroma del perfume de flores que Hinata siempre usaba —. Te extraño como no tienes idea, no hago más que pensar en ti todo el día y ni siquiera puedo hacer mi trabajo.
—Naruto-kun yo… –Hinata volvió a bajar la mirada —. No sé si creerte, no sé si puedo volver a confiar en ti como antes. Tu forma de actuar sólo me demostró que aún sentías cosas por Sakura-san y yo… frente a eso yo…
—No es así –le interrumpió Naruto —. Sólo estaba dolido, sólo me sentía traicionado –aseguró —. Y reconozco que no reaccioné de la mejor forma, ¿pero por qué eso tiene que afectar lo nuestro? ¿Realmente crees que yo estaría aquí ahora si no quisiera estar contigo en serio?
La ojiperla no dijo nada, en cierto modo él tenía razón. ¿Para qué iba a venir a buscarla de no ser porque en verdad la quería?
—¿Puedes perdonarme, Hinata? –rogó Naruto una vez más, con la mirada inundada de tristeza y la ansiedad que le provocaba la pronta respuesta de la chica —. Si es necesario, repetiré mil veces que te amo, que te amo con todo mi corazón, así que por favor…
—No es necesario que hagas eso –le sonrió Hinata —. Naruto-kun… yo también te amo.
Naruto sonrió, escuchar esas palabras sin duda le daban una gran esperanza de que él ocupaba un lugar en el corazón de Hinata, quizás, tan grande como el que ella ocupaba en el suyo.
—¿Entonces me perdonarás? ¿Volverás a mi lado?
No necesitó oír una respuesta clara a sus preguntas, pues los labios de Hinata presionando suavemente los suyos, le indicaron que ella estaba aceptando ser suya nuevamente, y que esta vez no se alejaría por nada del mundo.
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El timbre de su casa no paraba de sonar, por lo que rápidamente se puso una bata y se levantó a abrir la puerta. Era muy tarde ya como para que cualquier persona le estuviera buscando con tal desesperación, por lo que imaginó que sería algo importante.
Y no se equivocaba.
—Matsuri –exclamó sorprendida al abrir la puerta y ver la figura de su única hija, con la expresión más triste que había visto en ella desde que le había dado a luz. Ella estaba destrozada, llena de lágrimas y con un aspecto demasiado demacrado.
—Mamá –dijo la castaña —. Todo se terminó entre Gaara y yo –soltó algunas lágrimas más —. Todo acabó mamá –se lanzó a los brazos de su madre, llorando —. Él me engañó con otra mujer, él… me fue infiel mamá…
—Cálmate amor, tranquila –le decía su madre, tratando de hacer que dejara de llorar. Cerró la puerta detrás de ellas y se dirigió con su hija a la sala, sin dejar de abrazarla y acariciando su cabello una y otra vez, ya que eso siempre la tranquilizaba —. ¿Estás completamente segura de lo que dices? –le preguntó entonces —. ¿No crees que pueda tratarse de algún error?
—No mamá –aseguró Matsuri —. Él no pudo negarlo, lo aceptó frente a mi cara…
Ella siguió llorando, cobijada en los brazos de su madre, pero el sonido de su llanto llamó también la atención de su padre, quién bajó las escaleras y se le rompió el corazón al ver a su adorada princesa sufriendo de esa forma. Él no necesitó que nadie le dijera qué era lo que había pasado, pues se imaginó al instante que esto tenía que ver con Gaara.
—Mataré a ese bastardo –aseguró, haciendo el ademán de caminar hacia la puerta, a pesar de que sólo iba vestido con pijama.
—Papá, no –le rogó Matsuri con la voz quebrada —. Los dos, por favor, sólo quédense conmigo –pidió tristemente, a lo que su padre no pudo hacer otra cosa que asentir. De verdad quería matar a Gaara por lo que sea que le había hecho a su hija, pero no podía ir en contra de los deseos de ella —. Mamá, papá, yo… tengo algo que decirles.
—¿Qué es hija? –le preguntó su madre, separándose un poco de ella para mirarla a los ojos.
—Yo… voy a tener un hijo… –sonrió levemente —. ¿No es algo fantástico?
Sus padres se miraron entre sí, sin saber qué decirle, ella estaba embarazada y acababa de terminar su relación con su esposo. ¿Eso qué tenía de fantástico? Sin embargo, para Matsuri así era, ella estaba feliz a pesar de todo, porque tendría un hijo ahora.
—Sí lo es –le dijo su madre, sonriéndole.
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—¡Rápido, preparen la sala de cirugías, llevamos a un paciente muy grave! –gritaba el doctor que estaba de guardia esa noche, mientras él y unos cuántos enfermeros y enfermeras empujaban la camilla que traía a un inconsciente Gaara en ella, directamente hacia la sala de operaciones.
—¡Apresúrense con esas cosas! –exclamó Sakura, terminando de ponerse el uniforme para realizar la cirugía al paciente. Apenas y acababa de comenzar su turno y sin embargo, le tocaría algo tan pesado nada más entrar. Apenas estuvo lista se dirigió a la habitación que le correspondía, dándose cuenta de inmediato de quién se trataba —. No puede ser… es Gaara-san… –pensó afligida, aunque en ese momento no había tiempo para llamar a nadie ni avisar de nada, puesto que lo primordial era salvarle la vida.
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Matsuri entró a la habitación que le habían acondicionado sus padres, ellos ya se habían ido a dormir, diciéndole que todo estaría bien, que sólo tenía que calmarse y tomar una buena siesta. Pero ella estaba aún muy afectada, no podía aceptar que todo lo que había vivido con Gaara fuese una mentira, que cuando le juró su fidelidad mientras le hacía el amor, sólo se había reído de ella.
—Pensé que me amabas Gaara –se dijo con tristeza —. Que estúpida fui.
Se secó todas las lágrimas y se puso su pijama para ir a dormir. Sabía que no estaba bien quedarse despierta toda la noche, pues forzosamente ella necesitaba reponer fuerzas y estar tranquila, ya que ahora no sólo era ella. Una vez que estuvo bajo las cobijas de la cama, se abrazó a sí misma con mucha fuerza. Extrañaba dormir entre los brazos de Gaara, sintiendo su calor y su aroma, sus manos aferrándose a su cintura, y esos besos tan apasionados que sólo él sabía darle.
No sabía si podría vivir ahora sin él.
Duró un buen rato llorando en silencio, hasta que el cansancio y el sueño la vencieron y lentamente se fue quedando dormida. No sintió cuántas horas habían pasado, sólo abrió sus ojos cuando el insistente sonido de su celular le hizo despertar. Notó que aún todo estaba oscuro, posiblemente fuesen las cuatro o cinco de la madrugada. No prestó mucha atención a eso y decidió ver quién le llamaba. Pensó que se trataría de Gaara y estaba dispuesta a quitarle la batería al celular para seguir durmiendo, pero se sorprendió de ver que se trataba de Temari.
—¿Bueno? –respondió aún adormilada.
—Matsuri, tienes que venir de inmediato al hospital –se escuchó del otro lado, dejando confusa a la castaña, pero su amiga siguió hablando —. Gaara tuvo un accidente y… él…
Matsuri sintió como un daga se clavaba en lo más hondo de su pecho, sin siquiera presentir cuál sería la siguiente frase, esa que le mataría en vida.
—Matsuri… Gaara está muerto…
—¿Q-qué? –el teléfono se le cayó de las manos, yendo a parar a la cama, y lo único que pudo hacer fue ver que todo a su alrededor daba vueltas. Sus manos temblaban y su respiración estaba agitada, no sabía qué hacer —. N-no… n-no puede ser… ¡No! ¡NO!
Para su suerte, en ese momento abrió los ojos y se dio cuenta de que todo había sido una pesadilla, en realidad nunca había recibido aquella llamada de Temari y tampoco Gaara estaba muerto. Su mente acababa de jugarle una pésima broma y se había dado cuenta de que aún aunque Gaara le hubiese engañado, ella no sería capaz de vivir si él ya no estaba en este mundo. Aunque no pudiera estar más a su lado, ella deseaba que Gaara estuviera bien, porque lo amaba con todo su ser.
Se llevó una mano al rostro cuando sintió que las lágrimas resbalaban por sus mejillas, aún cuando ella ni siquiera lo había notado.
—Dios… –susurró aliviada de que todo haya sido un sueño, una pesadilla, porque no podría soportar que algo así fuese verdad.
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| | | konan chan Nivel 2
Cantidad de envíos : 43 Edad : 27 Fecha de inscripción : 06/10/2012
| Tema: Re: ¿Te Casas Conmigo? (GaaMatsu y otros) Capitulo 18 Parte 1 Lun Mar 04 2013, 08:32 | |
| oooOHHHH conti, contiii!!!! | |
| | | lavida13 Nivel 8
Cantidad de envíos : 307 Edad : 29 Localización : aldea de konoha mansion hyuga-uzumaki Fecha de inscripción : 15/01/2011
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