Holass! Por fin me he decidido a publicar este fanfic. Espero que sea de su agrado, ya que el tema de este fic podría resultar algo delicado para algunos (Bueno eso creo yo XD)... Solo me gustaría que leyeran este fic con algo de seriedad, ya que la morbosidad ¡jamas! me pasó por la cabeza al momento de escribirlo.
Sin más, por favor lean
¿Leche materna?
Sonaba el “Tic Tac” del reloj ¿Cuántas veces ya lo había escuchado? Y ahora que lo pensaba ¿Qué hora era? Miró hacia la mesita de noche, justo donde se escuchaba el “Tic Tac”. El Tic Tac marcaba las 4 de la madrugada. Era más tarde de lo que pensaba. Quitó la vista del reloj para concentrarse, ahora, en el tapis del techo. Estaba en su cuarto. No. Estaban en su cuarto. Cruzó sus brazos detrás de la cabeza, al hacer ese movimiento, el colchón de la cama crujió. Ese crujido, acompañado del tic tac, amortiguó un curioso sonido. Un sonido del cual ya comenzaba a acostumbrarse ¿Cómo se le podría llamar a aquel curioso sonido? ¿Succión? Alejó la vista del techo para mirar de reojo a su lado derecho; a pesar de que la habitación era iluminada por una pequeña lámpara de noche, podía distinguir muy bien la escena que estaba observando de reojo: Ella lucía feliz, incluso con el semblante desvelado seguía sonriendo. Le sonreía a lo que en sus brazos estaba cargando; ella recargaba su espalda sobre una almohada, estando, al mismo tiempo, sentada en la cama. De esta forma, Matsuri se encontraba amamantando a su bebé…
―¿Quieres que apague la luz para que duermas un poco más?―sugirió ella
Aun mirándola de reojo, él respondió: NO. Ella simplemente asintió, siguiendo con el tierno proceso de alimentar a su bebé.
Cuando sintió que los brazos le comenzaban a adormecer se reincorporó en la cama, tomando la misma porción en la que ella estaba. Después posó nuevamente su mirada en ella, pero esta vez dirigiéndola exactamente al curioso sonido que producían los pequeños labios de la bebe al estar succionando su alimento. Realmente había muchas cosas que aún ignoraba de la vida, jamás se imaginó que un bebé se alimentaba de esa manera. Temari y Matsuri selo explicaron, pero aún así tenía sus dudas ¿Cómo era posible que produjera leche? ¿Qué eso no era sólo de las vacas? Y lo más sorprendente de todo… o era él o Matsuri había aumentado de talla delantera… No, reamente le habían crecido. Demonios. Pensó pícaramente, estaba comenzando a hacerse un pervertido ¿o qué?
― ¿Satisfecha?― dijo su esposa, a su pequeña bebé que retiraba su boca del hinchado pezón― Ven aquí, hija, déjame limpiarte― la acurrucó en su piernas, para poderle limpiar el exceso del líquido materno con una toallita húmeda― Eso es, Naomi, comiste muy bien― se acomodó el sostén y se abrochó la blusa de la pijama, para después levantarse de la cama y tomar en brazos a su pequeña hija de 3 meses― Ahora vamos a darte tus palmaditas―frente a la cama se puso a dar pequeñas caminatas, con la intención de irla arrullando mientras le daba suaves palmadas en la espaldita, con el objetivo de que diera pequeños eructos y no se sintiera tan empansonada.
Siempre de que termina de alimentarla, comienza con ese procedimiento de darle palmaditas en la espalda ¿Cuál era el objetivo de hacer eso? ¿Acaso había un documento o guía que dijera paso a paso como alimentar a un bebé? ¿Por qué demonios no se la daban a él? Él también quería informarse, después de todo, él era el padre. Sabía cómo era el procedimiento para obtener un bebé, el cual le resultaba muy agradable, pero de ahí en adelante, era un perfecto ignorante. Suspiró. Esto era un relajo. Necesitaba respuestas y con urgencia.
―Descansa mi dulce bebita― susurró ella mientras recostaba suavemente a la bebé sobre su cuna. La cobijó, y para finalizar, depositó un tierno beso en su frente.
Al terminar de arropar bien a su hija, miró en dirección hacia él. Estaba algo molesto, tal vez para aquellos que no lo conocieran, dirían que esta igual, pues en su rostro mantiene el semblante serio de siempre, pero para ella no, ya lo conocía bastante bien como para atreverse a decir que estaba algo molesto. Cuando su mirada aguamarina se cruzó con la suya, le sonrió cálidamente, por parte de él recibió una mirada interrogante.
―¿Qué sucede?― preguntó él de repente
―Nada― respondió agitando la cabeza negativamente― Hay que dormir por lo menos de aquí al amanecer― acomodó su almohada y apagó la luz de la lámpara de noche
Vio cómo su esposa comenzaba a acurrucarse entre las cobijas dándole la espalda ¿Acaso estaba molesta? ¿Sería un buen momento para preguntarle todas sus dudas que ya traía desde hace tiempo? Bueno, qué podría pasar, después de todo él era el Kazekage ¿no?( Cuando quería se le subía su ego como líder de la aldea.)
―Matsuri…
―Hmm…―musitó en forma de respuesta, aun dándole la espalda
―Bueno yo…― ¿Qué debía preguntar primero? ¿Se escucharía tonto si comenzara a sacar todas sus dudas? Bueno, era mejor sacarlas que quedarse con ellas― Matsuri ¿estás cansada?...Bueno, es que yo quiero preguntarte algo…
―¿Qué sucede Gaara? ¿Me dirás por qué estas molesto?― preguntó ella sentándose en la cama, para estar a la misma altura que él, ya que él seguía con la espalda recargada sobre la almohada.
―No estoy molesto― respondió con su respectiva seriedad― Lo que pasa es que... ― en ese momento no pudo evitar mirar hacia el ligero escote que se formaba en la blusa de la pijama de su esposa. Se sonrojó ligeramente. Realmente se estaba volviendo un pervertido.
―Sip, es normal que me crezcan de esta manera―respondió ella, sabiendo perfectamente cuál era la pregunta que se estaba formulando el pelirrojo al estarle mirando de esa forma el escote.
―Bueno yo…― comenzó a sonrojarse más el pelirrojo mientras desviaba la mirada rápidamente― ¿Por… qué?― preguntó en un susurro
― ¿Por qué, qué?―repitió ella
― ¿Por qué razón te… aumentaron de esa manera?― un rojo más intenso se marcó en sus mejillas, que, claro, también aquel tono carmín llegaron hasta las mejillas femeninas
―Bueno eso es porque…―¿Cómo debería decirlo? ― Veras, Gaara, cuando una madre está amamantando a esto se le llama lactancia. Lo que quiere decir que ahora mis…―se detuvo un momento, analizando sus palabras― Mi pecho ahora produce leche, como te lo habíamos explicado Temari-san y yo. Biológicamente, mi cuerpo detecta que debo alimentar a un bebé, y así es como empieza por si solo la producción de leche materna, aumentando mí… busto― se sonrojó más― Es la primera comida que debe comer todo bebé.― terminó de dar su larga explicación, con un toque de nerviosismo o quizás vergüenza.
―¿Leche materna… primera comida de todo bebé?― preguntó completamente incrédulo― ¿Qué sabor tiene?― Matsuri se quedó muda al escuchar esa pregunta. Se la había formulado así como si nada, sin ningún pudor, sin ningún sentimiento vergonzoso. Lo miró, mas roja que un tomate, en la oscuridad del cuarto, pero al ver el reflejo de sus llamativos ojos, el intenso carmín de sus mejillas desapareció. Su mirada ya no era la de un adulto, o la de un padre o esposo; su mirada reflejaba una inocencia que se podría comparar con la de un niño; el significado de su mirada era de una sincera e inocente curiosidad.
Entonces fue cuando Matsuri cayó en la cuenta. Al nacer Gaara, su madre había muerto, y además tenía el biju, lo que significaba que él sufrió un trato diferente al de un bebé normal, su trato fue el de criar un arma definitiva para la aldea, no para criar a un shinobi más o un bebé más. Era lógico que con ese horrible pasado, tuviera desde el principio sus dudas, pues él jamás probó el sabor cálido que le da una madre a su bebé.
―No lo sé…― respondió la castaña después de una larga reflexión
―¿Por qué?― preguntó con ese mismo tono de voz de incredulidad, y con la mirada de un niño inocente― ¿Tampoco tú… la probaste?...
Su corazón comenzó a temblar, la garganta la comenzó a sentir quebrada, y en sus ojos azabaches, las lágrimas amenazaban con salir. Por alguna extraña razón, Matsuri quería llorar. De alguna manera ver a Gaara en ese estado de inocencia, haciendo ese tipo de preguntas, le rompía el corazón. Realmente su amado esposo careció terriblemente de amor, sólo un kanji marcado en su frente, era lo único que sabía del amor. No vivió un amor materno. El primer amor que se tiene en toda la vida es el de una madre, pero él jamás experimentó aquel cálido sentimiento.
―Gaara…― susurró con la voz quebrada, al borde de derramar las lágrimas. Y en un acto instintivo, lo abrazó fuertemente― Yo te amo… te amo― comenzó a sollozar en el fornido pecho. Después sintió como él la estrechaba entre sus brazos, dando a entender que él sentía absolutamente lo mismo.
Permanecieron largo tiempo abrazados de esa manera: él aun recargado sobre su almohada, abrazándola amorosamente. Sólo las penumbras de aquella recamara, eran las testigos de aquella escena; ni siquiera había luna esa noche para que les iluminara, todo estaba absolutamente en penumbras.
―Matsuri… sé que se escuchara tonto pero… ¿por qué lloras? ¿Dije algo que te molesto?―ella negó con la cabeza, moviéndola negativamente sobre su pecho. Después dejó de abrazarlo, se secó las pequeñas lágrimas que se le alcanzaron a escapar.
―No es nada, no te preocupes
―¿Segura?― acaricio tiernamente su mejilla, secando con su pulgar una lagrima que se encontraba resbalando― Perdona por hacerte esas preguntas… es sólo que yo… no probé aquella primera comida que dices tú… después de todo, sólo fui criado para ser un arma definitiva…― en ese momento, Matsuri posó su dedo índice sobre los labios de su esposo
―Tranquilo, no me ofendió nada de lo que tú me dijiste… es sólo que… Te quiero demasiado, y al imaginarte a ti, siendo tratado tan fríamente, me duele… es sólo eso… Ya sabes cómo soy de sentimental― y le sonrió tan cariñosamente, que Gaara sintió como parte de ese cariño, se acumulaba en su corazón, cicatrizando una herida más.
―Entonces…¿puedo seguir preguntando?― aún en medio de la oscuridad, distinguió esa mirada inocente. Esos irises aguamarina, seguían reflejando la sincera curiosidad de un niño. La castaña, volvió a sonreírle ampliamente.
―De acuerdo, al parecer no dormiremos hoy― bromeó, sacando una risilla.
―¿Segura que no recuerdas… el sabor?― nuevamente el calor llego hasta sus mejillas, definitivamente el pelirrojo no saldría de esa duda
―No… fue hace mucho tiempo… pues sólo seles amamanta hasta los 6 meses, como máximo… Tienes demasiada curiosidad por saber su sabor, ¿verdad?
―Si…―hizo una pequeña pausa, analizando sus palabras―Bueno es que esto es nuevo para mí y al mismo tiempo sorprendente… Sólo me preguntaba si sabe igual a la leche que se vende en una tienda (en la aldea de la Arena hay tiendas…o pasa el lechero?? XDD)
―Bueno… dicen que el sabor depende de lo que coma la madre― comentó aun sonrojada
―O sea que si comes chocolate ¿a Naomi le sabrá a chocolate?― preguntó con un grado de inocente ingenuidad. Matsuri soltó otra risilla.
―Hmm… probablemente― respondió entre pequeñas carcajadas
―Hmm…me hubiera gustado probarla por alguna extraña razón…―hizo una pausa, su encantadora mirada, la mantenía en un punto indefinido de la sabana de la cama― Tal vez… me sienta un poco triste. Me hubiese gustado sentir ese cálido sentimiento que dices que se trasmite en ese proceso― aún mantenía la mirada en las sabanas― Me siento algo tonto al hacerte estas preguntas… en especial con lo del sabor― sonrió levemente aun con la mirada perdida ― Desde mi nacimiento carecí de amor… Gracias a ti comienzo a entender el significado del Kanji que tengo en la frente…―después de esas profundas palabras, la habitación quedó en silencio, en vuelta en la oscuridad.
Para romper con esa escena, en un sorpresivo movimiento, Matsuri lo besó tiernamente en los labios, mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Con ese tierno beso, fue suficiente para que Gaara comprendiera lo que su mujer intentaba decirle. Que dejara de mirar a atrás, porque ahora, ella estaba con él. No hubo nada de pasión en aquel beso, sólo pura ternura, sólo cálidos sentimientos. Cálidos sentimientos que fueron perfectamente trasmitidos al pelirrojo.
—Gracias… Matsuri— susurró él una vez que ella despegó sus labios.
Ella aún con lágrimas rodando por sus mejillas, le sonrió de la manera en la que sólo ella le hace sentir un hormigueo en su estómago.
―Gaara yo…― en un sorpresivo movimiento se colocó sobre su esposo, abriéndose de piernas para que las de él estuvieran en medio, quedando en una posición completamente comprometedora entre pareja. Sin quererse quedar atrás, él comenzó a acariciar su cintura, bajando poco a poco hacia sus caderas, con el fin de llegar hacia sus glúteos, pero las manos de su esposa se posaron sobre las de él, deteniendo su bajada― No… espera Gaara― quitó las manos de su marido de lo que comenzaba a ser el inicio de sus glúteos, pasándolas hasta su cintura. Después ella colocó sus brazos alrededor de él, seguido de eso agachó la cabeza―¿Gaara…q-quieres p-p-probarla?― no pudo creer que realmente se lo había dicho, y la consecuencia de aquello, le llegó con una tremenda vergüenza, que quizás, si se viera a un espejo, sus orejas también se encontrarían al rojo vivo. ¿Lo qué acababa de decir era algo depravado para la sociedad cuando se enterase? ¡Por favor! ¿Quién demonios se enteraría de lo que ocurriría en aquella habitación?
―¿D-De verdad… puedo?
Matsuri levantó el rostro sorprendida. Realmente Gaara quería quitarse ese peso de encima. Nuevamente sobre sus encantadores irises se reflejaba aquella inocencia. Con aquella mirada, definitivamente cualquier mujer caería ante sus peticiones…
―¿C-Cre-e-es q-qué s-se vería p-pervertido?― los nervios que le recorrían, provocaban que comenzara casi a tartamudear. Él la tomó del mentón para que lo mirara, ya que ella había vuelto a bajar la mirada a causa de la vergüenza.
―Si tú lo ves así, entonces no lo hagamos y ya. Sabes que no are nada que tú no me autorices
CONTINUARA...
Bueno hasta aquí lo dejo. Consistira en dos partes nada mas XD
Espero que hasta aquí halla sido de su agrado
Gracias por leerlo y espero publicar pronto la conti. Bye!