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| Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 | |
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+3shirookami N!ky Selene-chan 7 participantes | Autor | Mensaje |
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Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Miér Jul 06 2011, 16:36 | |
| ¡Hola!
Bueno, vengo a presentarles uno de mis tantos proyectos GaaMatsu, espero que lo disfruten y les llame la atención esta historia un tanto diferente, ya que no es usual algo así, ya verán por qué.
PD: los personajes de Sayuri y Amaya son de mi propiedad, los demás pertenecen a Kishimoto-sama ^^
A leer se ha dicho xD
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Capítulo 1: Todo cambió
La rutina diaria veces era aburrida. Salir de casa temprano por la mañana, ir hacia su oficina en su lujoso automóvil y atender los asuntos de su empresa. De vez en cuando asistir a tediosas reuniones u oficiarlas en la sala de juntas, pero nada que fuera realmente difícil o divertido.
Era un completo amargado y lo tenía muy claro, casi siempre estaba solo pues sus hermanos eran casados y siempre estaban muy ocupados con eso y con sus trabajos. Si no era su hermano Kankuro con su esposa viajando como unos locos por todo el mundo, eran su hermana y el problemático de su marido que se la pasaba repitiendo aquella palabrita como un disco rayado.
Y en definitiva hoy no era un día diferente a todos.
—Señor tiene una llamada en su oficina – Le dijo su secretaria mientras lo veía pasar. Él sólo asintió con la cabeza.
Entró a su oficina y se sentó en su escritorio, mirando por la ventana a los pequeños autos y a las personas que desde la distancia parecían hormigas. Sus ojos de color aguamarina no expresaban nada más que aburrimiento, mientras que llevaba un cigarrillo a su boca para saciar un poco su estrés de siempre.
Sus cabellos rojizos y desordenados le daban un aire un poco fresco y rebelde, pero él no era así en absoluto, no era más que el siempre serio y recto presidente de Suna Corporation, la industria más grande de comunicaciones del país.
Estiró su mano y levantó el auricular para tomar la llamada.
—¿Bueno? – Habló con su gruesa voz, siempre seria y apacible, aunque no sabía la noticia que le esperaba justo después de posar sus ojos sobre la fotografía de una pequeña niña de cabellos rubios y sus mismos ojos, que estaba sobre el escritorio.
—¿Gaara? Que bueno que contestas, soy yo… Ino – Se oyó la voz de una joven que al parecer sonaba bastante triste, Gaara casi podía jurar que había estado llorando.
Dio una bocanada de humo y habló.
—Ino ¿Qué pasa? – Preguntó desinteresadamente, pues ya se esperaba que su ex cuñada le saliera con que necesitaban más dinero, después de todo sólo para eso lo llamaban ella y su hermana, la ex esposa de Gaara.
—Tengo una terrible noticia Gaara, mi hermana Sayuri… ella… sufrió un accidente y murió… - Relató la joven del otro lado, haciendo que por el impacto de la noticia a Gaara se le cayera el cigarrillo de la mano y sus ojos se abrieran por la sorpresa.
¿Acaso esto podía ser cierto?
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Todos lloraban mientras la enterraban en aquel agujero, entre la tierra del cementerio. Ella había muerto, dejando un enorme vacío en la vida de sus familiares, pero más que nada en la vida de ella, aquella pequeña que dependía sólo de su madre y que ahora ya no la tendría más.
—La vamos a extrañar – Dijo una chica rubia y de larga cabellera mientras soltaba una rosa roja sobre la tumba de su hermana que aún estaba sin cerrar. Sus ojos azules estaban hinchados de llorar tanto, mientras que Gaara sólo la miraba en silencio, sin cambiar de expresión pues aunque fuera algo triste, hace tiempo que había dejado de sentir amor por la persona que había muerto.
—Ya no llores más Ino – Le dijo un hombre de cabello negro y ojos del mismo color, mientras que abrazaba a la rubia protectoramente.
—Es que Sai… ella era mi hermana… - Decía Ino, quien no lograba hablar claramente.
Gaara lanzó una rosa blanca a la tumba, pero no dijo una sola palabra, la verdad era que no sabía ni que decir, además ¿Qué iba a hacer ahora?
—Ino… - La llamó el pelirrojo, haciendo que esta lo mirara —. ¿Dónde está?
—La dejé dormida en el auto, estaba llorando mucho así que se durmió rápidamente, está con mi padre – Respondió Ino volviendo a bajar la mirada.
Gaara se alejó, pues ya no tenía nada más que hacer aquí. Ahora sus problemas tenían otro nombre, otro motivo, no estaba preparado para esto, pero era lo que debía hacer.
Al llegar al auto pudo notar a Inoichi Yamanaka, el padre de Ino y de Sayuri, la mujer que ahora estaban enterrando, la que por tres años había sido su esposa y la madre de su hija.
Se acercó y ahí estaba, una pequeña niña de sólo cinco años, durmiendo en el asiento trasero y con el cabello rubio cubriéndole parte del rostro. Se veían las lágrimas aún marcadas en sus sonrojadas mejillas, se notaba que había llorado mucho y eso había sido duro de ver para Gaara, pues su pequeña siempre estaba alegre y sonriendo, siempre iluminando todo con su presencia, ahora verla así era muy triste.
—Amaya… - Susurró llevando una mano a la cabeza de la niña para acariciarla, mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios, pues ella era la única que lo hacía sonreír.
—¿Te la llevarás contigo verdad? – Le habló Inoichi de forma algo seria, aunque se notaba también afectado por la muerte de una de sus hijas.
Gaara asintió con la cabeza.
—Así es, es mi hija y ahora que ya no tiene a su madre quiero cuidar de ella, aunque vaya a ser un poco difícil – Respondió sin dejar de acariciar el cabello rubio de su hija.
Inoichi sólo asintió con la cabeza, pues Gaara tenía toda la razón, la niña ahora más que nunca necesitaba a su padre.
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—¡Demonios, es la hora de la telenovela! – Gritó la joven mientras entraba corriendo a su departamento y detrás de ella venía otra chica más, la cual la miraba despreocupadamente.
Se quitó sus zapatos apurada y se sentó sobre el sillón, casi echándose encima de él, para que su cabeza descansara sobre el respaldar al igual que su espalda. Tenía el cabello de color castaño claro, el cual le llegaba un poco más arriba de los hombros, y tenía unos profundos ojos negros, como los ojos de un gato. Sonrió mientras tomaba el control remoto entre sus manos y encendía el televisor.
—¿Siempre tienes que ser así de efusiva Matsuri? – cuestionó la otra joven sentándose más calmadamente. Ella también tenía el cabello castaño, pero a diferencia de la otra chica éste era largo hasta su cintura, de un tono un poco más oscuro, mientras que sus ojos eran de color gris. Ella observó a su amiga mirar ansiosa la televisión mientras daban comerciales y suspiró con pesadez.
—Eso es porque no soy una amargada como tú Sari ¿De verdad crees que podría estar todo el día sin sonreír? Es mucho mejor disfrutar de la vida que quedarse sentada esperando a verla pasar frente a tus ojos – Aseguró la joven de ojos negros mientras alzaba su puño, casi como dando un grito de victoria, cosa que hizo reír disimuladamente a Sari.
—Tienes razón, pero no puedo hacer nada al respecto, desde que el idiota de mi novio me abandonó no hago más que quejarme todo el día por eso – La joven suspiró bajando la mirada, pero al cabo de unos segundos la volvió a levantar, sonriendo —. Pero ya cambiaré ¡Seré igual de alegre que tú! – Gritó poniéndose de pie y dando un salto, pero al hacerlo tropezó con la alfombra y cayó de cola al suelo, provocando que su amiga soltara una carcajada.
—¡Primero fíjate donde pisas! – Exclamó Matsuri sonriendo divertida, sosteniéndose el estómago para evitar el dolor que tantas risas le provocaban.
Sari iba a protestar, pero al verla tan sonriente no pudo hacerlo, así que simplemente sonrió junto con ella. Podía ser que la mitad de las cosas que decía Matsuri no fueran más que tonterías, pero la otra mitad eran tan acertadas que a veces pensaba que su amiga debía dar consejos a la gente o algo así, y no dedicarse a lo que era, aunque, finalmente se le daba bien lo de estar con los niños.
—Oye ¿Y cuando comienzas con tu trabajo? – Interrogó Sari poniéndose de pie, captando la atención de Matsuri —. Escuché que te llamaron de un lugar muy bueno.
—Así es, es un jardín bastante reconocido en la ciudad, la verdad es que cuando me llamaron para trabajar ahí me sorprendió, por lo general van los hijos de personas muy ricas – Comentó Matsuri desviando su atención del televisor, pues aún pasaban las propagandas y la verdad no le interesaban mucho —. Empiezo en un par de días más.
—Que bien, tal vez conozcas a un guapo padre soltero que quiera convertirte en su esposa – Bromeó Sari, ganándose un cojinazo de parte de su amiga de ojos negros.
—No digas cosas sin sentido, como si eso fuese a pasar – Dijo Matsuri riendo divertida, pues aunque adoraba las telenovelas y los romances de ese tipo, estaba segura de que eso no ocurría en la vida real, bastante bien lo había aprendido con la última relación que tuvo, la cual no está de más decir que fue un rotundo fracaso y una pesadilla para ella, pues ese hombre ni siquiera podía ser llamado como tal, le había causado mucho daño.
—Bueno, no era para que me arrojaras esto – Se quejó Sari devolviendo el cojín blanco del sofá, pero cuando llegó a ella Matsuri lo agarró con sus manos. Ambas miraron a la tele, ya que salía una propaganda que les gustaba mucho, sobre todo por aquel guapo modelo y actor que la protagonizaba.
—No dejes de usar la compañía Suna, tenemos mil ofertas para ti, no te arrepentirás – Dijo con su estupenda sonrisa, tan brillante como el sol, mientras mostraba su excelente físico pues no usaba nada en la parte de arriba, y ese cabello rubio se movía con el viento.
—Ah, amo sus ojos azules – Dijo Sari algo embobada —. No puedo esperar a verlo en la próxima novela que hará, escuché que será un futbolista o algo así – Dijo con los ojos brillantes, como toda una enamorada ilusionada.
—Sí, Naruto-san es tan guapo, desearía conocerlo, o al menos tener su autógrafo – Secundó Matsuri a su amiga —. Por cierto, ya me cambié a su compañía telefónica ¿Y tú?
—Lo hice desde que lo vi en ese comercial – Respondió Sari poniendo una sonrisa triunfante, a lo que Matsuri sólo infló las mejillas porque se le habían adelantado, pero no duró mucho así pues finalmente su telenovela favorita comenzó, y en ella justamente aparecía el famoso Naruto, que era un actor revelación y que tenía vueltas locas a la mitad de las chicas del país, pues la otra mitad se desvivían por su amigo, el cantante y actor Sasuke Uchiha.
Matsuri sonrió con cierta malicia al recordar a ese otro sujeto; Sasuke tal vez le podría dar una mano.
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—¡Y corten! – Gritó un hombre mientras terminaba de fumar su cigarrillo, para luego arrojarlo a un basurero y apagado —. Bien hecho Naruto, la escena salió perfecta como siempre.
—Gracias Asuma, y por cierto ¿Alguien ha visto al teme? Quedamos de ir juntos donde un amigo – Dijo un joven alto, de cabello rubio y de ojos azul cielo, el cual sonreía mientras se secaba el cabello con una toalla, pues acababa de hacer una escena dentro de una piscina y dejaba su imponente físico al descubierto.
—¿A quien llamas teme, dobe? – Se apareció un joven de piel clara, de cabello negro azabache y algo alborotado, el cual tenía ojos negros como la noche. Era alto y se veía bastante serio, nada que ver con la forma en que sonreía aquel rubio que se notaba muy alegre y jovial. El azabache vestía completamente de negro, como si hubiese estado en algún funeral, y prácticamente era cierto.
—¡Teme! ¿Cómo estaba Gaara? ¿Es cierto lo de su ex? – Interrogó el ojiazul inmediatamente a su compañero, quien sólo sintió ira al ser llamado "teme" nuevamente, pero de igual manera decidió ignorar éste hecho.
—Vengo del funeral ¿Eso te dice algo? – Fue la fría respuesta del joven azabache —. Gaara no se veía muy afectado, sin embargo tiene ahora un problema un poco más grave.
—¿Te refieres a su hija?
Sasuke asintió con la cabeza.
—Bueno, Gaara-san deberá cambiar un poco su forma de vida si piensa quedarse con la niña – Comentó un muy despreocupado Asuma, mientras tomaba otro cigarrillo de la pequeña cajita que después guardó entre los bolsillos de su chaleco.
—Dijo que hoy prefería quedarse con ella, que se cancela la reunión de ésta tarde – Informó el azabache antes de darse la vuelta, pero un molesto grito lo hizo detenerse en seco.
—¡Sasuke-kun! – Vio junto a la puerta a una joven de cabello rosado, el cual era largo y caía hasta su cintura. Tenía dos bellos ojos de color jade, pero esa molesta sonrisa le quitaba todo su atractivo, ya que no hacía más que fastidiarle la existencia con tanto "Sasuke-kun" de aquí para allá. Ella era su fan número uno, pero la conocía desde antes de hacerse famoso.
—Prepárate para un horrendo día de campo teme – Dijo Naruto con una pequeña risita de burla, mientras veía a la chica agitar su mano graciosamente tratando de captar la atención del moreno, el cual sólo deseaba ser tragado por la tierra, prefería eso a tener que comer la horrenda comida de Sakura Haruno.
—Cállate dobe – Fue todo lo que dijo Sasuke antes de alejarse.
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Despacio abrió sus ojos de color aguamarina, quitándose un mechón de cabello rubio de su cara. Se sentó en aquella cama, refregando sus ojitos a la vez que trataba de distinguir el lugar donde se encontraba. Era una habitación amplia y de colores sobrios, pero bastante acogedora a pesar de que se veía un tanto fría, como si le faltara la calidez de un hogar.
—¿Papi? – Preguntó la pequeña niña mirando para todos lados. Sus mejillas tenían marcadas las lágrimas que había llorado durante horas, desde que su tía Ino le había dicho que su mamá ya no iba a volver —. ¿Papi? – Volvió a preguntar, comenzando a derramar lágrimas otra vez.
Justo en ese momento él apareció por la puerta, se veía algo preocupado y se acercó a la niña que lloraba ya fuertemente. La abrazó, sentándose a su lado.
—Papi… mami ya no está… - Comenzó a decir la pequeña rubia, sin poder detener su llanto. Gaara comenzó a acariciar el cabello de su hija, esa niña que parecía una verdadera muñequita de porcelana.
—Lo sé, pero papá está contigo, no te preocupes – Aseguró el pelirrojo, aunque usualmente no era un padre modelo, no era el hombre que se la pasaba abrazando a su hija y que estaba mucho tiempo con ella, desde que se había divorciado apenas la veía, pero esto era distinto, ella ahora sólo lo tenía a él, porque no iba a dejarla ni con sus tíos ni con su abuelo, ella era su hija y de nadie más.
La pequeña se abrazó con fuerza a su padre, tratando de encontrar en él un consuelo para la pérdida de esa mujer que sería irremplazable en su vida.
Gaara no sabía ni como sentirse, era cierto que no estaba enamorado de Sayuri, jamás la amó, sólo se había casado con ella porque esperaba a su hija, pero pasado un tiempo ninguno de los dos soportó más la presión de aquella relación forzada, resolviendo divorciarse al final, pero a pesar de todo ello él no sabía que iba a hacer sin ella ¿Cómo se encargaría de su hija? No podía estar con ella todo el tiempo, así que sin más que hacer decidió que lo mejor sería inscribirla en alguna escuela, además ella ya tenía cinco años, debía asistir de todas formas, eso le facilitaría un poco las cosas.
—Supongo que mañana me haré cargo de todo eso – Pensó tratando de calmar a su hija, la cual aún no dejaba de llorar.
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El despertador sonaba más fuerte que nunca, como si alguien lo estuviera azotando contra el piso. Gaara se dio una vuelta en la cama, tratando de ignorar aquel molesto ruido que no le permitía seguir con su siesta, sin embargo pareció recordar algo de golpe, haciendo que sus ojos se abrieran de par en par.
—¡Amaya! – Gritó saltando de la cama. Era cierto, ya no estaba solo en su departamento, ahora tenía a Amaya viviendo con él, y se suponía que debía estar durmiendo como un angelito a su lado y no destrozando su despertador -. ¿Qué estás haciendo Amaya? – Preguntó en tono de regaño, mas sólo vio a la niña sonreír de forma traviesa.
—Esta cosa iba a despertar a papi, papi tiene que dormir – Respondió con inocencia. Gaara primero la miró en silencio, tratando de entender si debía sentirse enojado o halagado por lo que acababa de suceder, pero fuese como fuese, en ese preciso instante su despertador murió.
—Amaya, será mejor que vayas y te des un baño, papá hoy te llevará a inscribirte a la escuela – Dijo en tono de seriedad. Vio a su pequeña asentir con la cabeza y salió corriendo al baño, dejando tirado el aparato que solía tener la forma de un mapache, pero que ahora parecía cualquier cosa menos eso. Se agachó y lo recogió, mirándolo con cierta tristeza -. Te extrañaré amigo…
Después de darse una ducha rápida en el baño de su habitación, Gaara salió hacia la sala, esperando encontrar a su hija ya lista, pero había un enorme problema en todo esto, algo que había olvidado por completo.
—Papi, no tengo ropa – Le comunicó Amaya en cuanto salió del baño, cubriendo su pequeño cuerpo con sólo una toalla blanca que era tan grande que le cubría hasta los pies. Gaara la miró y suspiro ¿Dónde hallaría una tienda de ropa para niñas a esta hora? Porque en ir a buscarla a casa de Sayuri, más rápido le resultaba ir a comprar.
—Tranquila nena, yo… voy a comprarte algo y ya regreso… - Avisó antes de tomar sus llaves y salir hacia afuera, pero sólo pasó un segundo para que regresara —. Y por favor no toques nada, no me tardaré – Dicho esto, cerró la puerta y bajó corriendo las escaleras.
Después, a medio camino del estacionamiento, recordó que tampoco tenía nada de comer para su hija, después de todo él jamás desayunaba en casa, lo hacía en la empresa. Corrió hacia su automóvil, un BMW Z4 de color rojo y lo encendió, partiendo lo más rápido que pudo.
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Estaba caminando por las calles de la ciudad, debía verse muy bien en su nuevo trabajo, el cual comenzaba en unos días, así que las bolsas que llevaba en sus manos debía cuidarlas muchísimo, porque llevaba todo lo que había comprado con sus ahorros. Sabía que sólo los niños la verían, pero como era un lugar tan lujoso estaba al tanto de que debía ir presentable y ella no tenía nada adecuado en su guardarropa. Todavía no podía creer que sería una profesora de jardín de niños.
—Ah, ya quiero que llegue mi primer día, seguro será genial trabajar con tantos niños lindos – Se decía risueña, atravesando la calle con la luz correspondiente, sin embargo alguien no respetó dicha regla, un auto de color rojo venía a toda velocidad hacia ella.
Matsuri vio pasar su vida en un segundo, cerrando sus ojos y quedándose paralizada en aquel sitio, muerta del miedo, pero aquella persona se detuvo justo a tiempo, dándole un ligero golpe en la cadera que la hizo caer al suelo, dándose un golpe en la cabeza que la dejó literalmente, sin sentido.
El hombre que conducía el automóvil rojo se bajó desesperado al ver lo que acababa de hacer, había atropellado a una pobre chica. Toda la gente que estaba por ahí se había acercado a "curiosear" mientras que él, se sentía de lo peor ¿Y si la había matado?
—Oye… ¿Estás bien? – Preguntó casi corriendo a donde ella se encontraba tirada en medio de la calle. Había sido una pregunta estúpida, era obvio que no estaba bien puesto que él la acababa de atropellar, pero no había podido idear una frase mejor. Se agachó junto a ella, sus ojos aguamarina observaban preocupados su estado, sin embargo se alivió al darse cuenta de que ella aún respiraba, a fin de cuentas Sabaku No Gaara no sería condenado por homicidio.
Y más que eso… algo en ella le llamó demasiado la atención; era una muchacha muy bonita.
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Se despertó con cierta pesadez. No había tenido la mejor de las noches y ahora sólo quería darse una ducha y marcharse a trabajar, pero por extraño que pareciese no podía moverse con total libertad, puesto que había alguien más ocupando el espacio libre de su cama.
—¿Qué demonios? – Se preguntó Sasuke con el ceño fruncido, mientras que se sentaba sobre la cama y miraba hacia su costado para ver con quien carajos había amanecido. Muchas veces le había sucedido, se acostaba con una que otra chica en una noche de copas, -y claro aprovechando su fama y arrastre- pero al día siguiente no recordaba muy bien de que había ido todo, así que esperaba verle la cara a su compañera de cama aunque sea para acordarse de que alguna vez en su vida se acostó con ella, sin embargo lo que vio lo dejó con la boca abierta.
Allí, entre sus sábanas y con su cuerpo totalmente desnudo, se encontraba dormida Sakura Haruno, con su larga cabellera rosada esparcida por el colchón. Sasuke no sabía que demonios hacer ¿Cómo había sido capaz de acostarse con ella? Ahora sí era definitivo, jamás se la sacaría de encima, esa chica le perseguiría eternamente.
—Oh rayos, será mejor que me vista y ella no se de cuenta de que me fui – Se dijo en voz baja, lo último que quería era despertarla y que ella se lanzara a sus brazos. No era que la chica no le gustase, Sakura era una mujer muy guapa, pero el problema estaba en su doble personalidad, ella era una persona demasiado obsesiva, por lo tanto lo mejor desde ahora sería mantenerla lejos.
Se levantó con cuidado de la cama y se dirigió al baño.
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Estaba que golpeaba y golpeaba su pie contra el suelo mientras esperaba en aquella sala del hospital. Había tenido que traer a la chica en cuestión al hospital lo más rápido posible, no quería que le fuese a pasar algo, por eso ahora se encontraba esperando al médico para que le dijera como había ido todo con ella.
Cuando vio como el doctor se le acercaba, él camino hacia el hombre con mirada algo impaciente.
—¿Cómo está la muchacha? – Quiso saber en tono demandante. El doctor simplemente se acomodó sus anteojos cuadrados y le miró de forma seria pero tranquilizadora.
—Ella está bien, sólo sufrió un golpe algo fuerte en la cabeza y en la cadera, pero no pasará de unos cuantos moretones y dolor por unos días – Explicó el hombre, logrando así que Gaara se destensara por completo, pero ahora venía lo difícil, debía arreglar las cosas con esa chica para que no lo fuera a demandar por haberla atropellado, pues a pesar de haberla traído al hospital y todo ¿Quién le aseguraba que ella no era vengativa?
—Y está despierta supongo.
—Pues supone mal, la chica sigue dormida por los calmantes que le pusimos, no puede ver a nadie en este momento – El doctor se alejó luego de dar la respuesta, por lo que Gaara suspiró resignado, si no podía verla entonces no tenía nada más que hacer aquí.
Fue entonces que su celular comenzó a sonar, así que lo atendió de mala gana.
—¿Bueno?
—¡Gaara! Desgraciado ¿Cómo te atreviste a dejar a la niña sola y sin nada que vestir? ¡Eres un desalmado! – Escuchó la voz histérica de su ex cuñada Ino. Sus ojos se abrieron como platos, recordando que había dejado a Amaya sola en casa, y aún no le llevaba nada que vestir.
—¡Maldita sea! – Exclamó enfadado consigo mismo, corriendo hacia su auto como si fuese un rayo.
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Naruto estaba en el gimnasio, levantando unas pequeñas pesas de mano, mientras que su representante Iruka le leía su itinerario del día. A veces era un poco aburrido tener todos los días planeados, la rutina era muy estresante, deseaba de vez en cuando escapar de eso y vivir un día normal, como el de cualquier otra persona, pero esto se había ganado por convertirse en un actor famoso.
—Y a las diez tienes una entrevista en el programa de Gai – Le terminó de leer Iruka. Naruto sólo suspiró, que aburrido más entrevistas.
—De acuerdo, estaré listo – Respondió sin más, levantándose para tomar una botella de agua y arrojarla sobre su cabello rubio.
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Gaara abrió la puerta de su departamento lo más rápido que pudo, encontrando dentro a Ino, quien ya había puesto un vestido a su hija. No entendía que demonios hacía la rubia en su casa, pero eso no le saldría barato, esa mujer era capaz de gritarle de todo, sobre todo que era un padre irresponsable ¿Y que podía hacer? No estaba acostumbrado a esto, pero tampoco estaba dispuesto a dejarle a su hija a cualquiera.
—Gaara, no puedo creerlo ¿Se puede saber que estabas haciendo? Eres un…
—Irresponsable, ya sé – Terminó la frase el pelirrojo, entornando los ojos con enojo. Estaba cansado de que Ino se metiera en sus cosas, siempre lo hacía desde que la había conocido, era una mujer hartante —. Mira Ino, yo sé perfectamente lo que hago y sé como cuidar a mi hija, así que mejor vete, ni siquiera sé como llegaste.
—Vine porque la niña me llamó por teléfono – Respondió Ino aún enojada, no entendía como Gaara podía ser tan descarado para despreocuparse así de su hija y encima reclamarle a ella por cuidarla mejor —. La dejaste sola y ella me llamó asustada.
—¿Estabas asustada princesa? – Gaara ignoró a la rubia que lo miró con indignación. Se acercó a su hija y la abrazó, mientras notaba las lágrimas en los ojos de la pequeña —. Perdóname, papá tuvo un asunto que atender, pero prometo que no volverá a pasar.
—Asuntos que atender, seguro eran con mujeres – Masculló Ino, pues esos eran los únicos asuntos que tenía Gaara, por culpa de sus aventurillas su hermana había sufrido un montón, porque Gaara se la vivía engañándola como si no hubiese mañana, seguramente esas mañas no se le habían quitado aún.
—Mira Ino, deja de meterte en mis asuntos, y sobre mis aventuras, tú eres la menos indicada para hablar – Ino se quedó callada ante esas palabras, no le convenía seguir soltando la lengua o le podría ir muy mal, sabía que Gaara era capaz de decir todo lo que sabía y eso no sería bueno si lo llegaba a oír su esposo Sai.
—Papi, estaba asustada porque no venías – Le dijo Amaya escondiendo su pequeña carita en el pecho de su padre. Gaara la abrazó más fuerte, levantándola entre sus brazos y subiéndola al sofá.
—Lo siento, nunca más te dejaré sola princesa, papá te lo promete – Le dijo con una sonrisa, secando las lágrimas de su hija con sus manos.
Ino lo miraba fijamente, tal vez cuando quería podía ser un buen padre, pero eso no quitaba el hecho de que la había dejado sola, aunque sólo por esta vez se lo dejaría pasar, pero ya vería Gaara si volvía a hacer algo como eso, entonces no dudaría en pedir la custodia de su sobrina.
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Sus ojos se abrieron con pesadez y muy despacio, pero en ese mismo instante sintió como si le hubiesen golpeado en la cabeza con un mazo o con algo muy pesado, pues verdaderamente dolía demasiado.
—Auch… ¿Qué me pasó? – Se preguntó llevándose una mano a su frente, en donde notó un pequeño parche que al parecer cubría una herida. Volvió a cerrar los ojos con fuerza; había sentido un intenso dolor en la cadera al tratar de levantarse y ahora sólo podía esperar a que éste cesara.
—¡Matsuri! – La voz escandalosa y a la vez preocupada de su mejor amiga le taladró la cabeza de un momento a otro. Abrió los ojos y la vio llorando a moco tendido mientras aparecía por la puerta, al parecer estaba muy alterada —. Matsuri ¿Cómo estás? ¿Te duele algo?
—Me duele todo… - Respondió débilmente la castaña, más por el dolor que por cualquier otra cosa —. ¿Qué fue lo que sucedió?
—Te atropellaron, un sujeto que no respetó el semáforo ¡Pero si lo veo lo asesinaré por irresponsable! – Exclamó enojada Sari, empuñando una de sus manos al tiempo que la enferma cerraba nuevamente los ojos, quejándose por el dolor de su cabeza.
—Por favor no grites, eso me hace sentir peor.
—Lo siento – Se disculpó Sari algo apenada, bajando la mirada y su tono de voz para no seguir incomodando a su amiga —. ¿Pero estás bien no es así?
—Eso creo, fuera del dolor que tengo creo que estaré bien – Aseguró la ojinegra sonriendo levemente, a lo que su mejor amiga la abrazó volviendo a llorar. Eran prácticamente hermanas, desde pequeñas habían estado juntas en todo, era normal que se preocupasen tanto la una por la otra.
—Menos mal, me asusté tanto cuando llamaron al departamento diciendo que alguien te había atropellado, ya pensaba yo que me había quedado sin Matsuri para siempre – Gimoteaba la castaña de cabello largo, a lo que Matsuri sólo la pudo abrazar también para agradecerle todo lo que su amiga hacía por ella.
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—¡¿Dónde está?! – Gritaba Iruka corriendo por todos los lugares de aquel estudio de grabación, en tan sólo cuarenta minutos saldrían al aire en un programa de televisión y su estrella no estaba por ninguna parte, Naruto se había esfumado y no lo encontraba en absolutamente ningún lugar —. ¡Naruto! – Exclamó furioso.
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—Al fin tengo un tiempo de relajo – Se dijo Naruto mientras se ponía un par de anteojos de sol y así cubrir su famoso rostro de la gente que había en aquella calle.
Estaba vestido extrañamente, pues a pesar de que hacía muchísimo calor él usaba una cazadora que le cubría hasta el cuello, además de aquellos lentes y una gorra de color anaranjado. Algunas personas le miraban con sospecha, pero al parecer nadie se daba cuenta de que se trataba de una estrella súper famosa.
—Que bien que no se den cuenta, sino me estarían persiguiendo por todos lados – Susurró para sí mismo. Miró hacia todos lados como tratando de ver si nadie lo estaba vigilando y luego de eso comenzó a caminar.
Estaba un poco cansado de tanto flash y tantas cosas, su trabajo era muy pesado y necesitaba un pequeño descanso.
Iba algo distraído por la calle, por lo que sin querer chocó con una persona y tiró algunas cosas que ésta llevaba.
—Oh lo siento – Se disculpó apenado. Se agachó para ayudarla y de pronto una blanca mano se apoyó sobre la suya, pero se alejó enseguida. Levantó la mirada y notó a una hermosa chica de largo cabello negro, que poseía unos ojos de color perla increíblemente hermosos.
Naruto sintió algo extraño en ese momento, un pequeño temblor por todo su cuerpo; nunca había visto a una joven tan bonita, ni siquiera esas que trabajaban con él en las novelas y los comerciales.
—Oye… que ojos tan bonitos – Le halagó sin darse cuenta, provocando que las mejillas de la misteriosa chica se ruborizaran, aunque le parecía un poco raro recibir ese tipo de comentarios por parte de alguien que iba vestido de esa manera.
—Etto… g-gracias – Susurró muy bajito. Levantó todas sus cosas rápidamente, eran unas cuantas carpetas y cuadernos, se veía muy nerviosa. Se levantó de golpe, pasando a llevar a Naruto y tirando al suelo sus anteojos de sol, por lo que claramente le pudo ver el rostro —. T-tú eres…
—Shhh, por favor no lo digas – Le detuvo el rubio, no quería que todos se enterasen de quien era él, eso sería demasiado problemático —. Sí soy yo, pero por favor no digas mi nombre en voz alta.
Ella estaba totalmente sorprendida ¿Cómo había podido tropezarse con una estrella famosa en la mitad de la calle? Y además de todo ese, justamente él, ese actor que tanto le gustaba.
—Oye hagamos algo – Naruto sonrió de esa forma que tanto le gustaba a las chicas, con ese brillo especial que sólo él y nadie más que él poseía —. ¿Me podrías decir tu nombre?
—S-soy Hinata – Respondió la ojiperla bajando la mirada, ya que Naruto aún seguía arrodillado. Él se puso de pie y le extendió su mano a la chica, quien se sentía cada vez más nerviosa.
—Mucho gusto en conocer te Hinata, soy Naruto, je – Se presentó alegremente, y ella no pudo hacer más que estrechar su mano.
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Ya era bastante tarde y Gaara estaba viendo la televisión junto a su hija, aunque la pequeña Amaya se había quedado dormida sobre sus piernas. El pelirrojo la observó fijamente; era una niña tan tierna y linda, no tenía nada que ver con su madre ni con su tía, eso era un alivio.
Nunca se había preocupado realmente por su hija y ahora es que se daba cuenta, no sabía cómo cuidarla correctamente, incluso la había dejado sola en casa durante la mañana, porque había atropellado a una chica que… ¡Por Dios, la chica!
—Mierda – Exclamó de pronto, recordando que debía regresar al hospital para ver a esa chica. Como Amaya estaba dormida no podía despertarla, así que la tomó entre sus brazos y la llevó a la habitación para acostarla, así aprovecharía de pasar a recoger todas sus cosas a la casa de su madre —. Amaya, prometo no tardar, papá regresará pronto – Susurró besando la frente de su pequeña para luego alejarse, apagando la luz del cuarto y cerrando la puerta.
Salió del edificio y rápidamente subió a su auto, dirigiéndose al hospital general para poder averiguar algo de la pobre jovencita que había atropellado.
Al llegar a su destino se acercó de inmediato a la recepción, esperando averiguar algo de ella, a pesar de que no sabía su nombre, pero al fin y al cabo podía preguntar por la persona atropellada que habían traído esta mañana.
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Matsuri estaba tratando de cerrar sus ojos, ya el dolor de su cuerpo había disminuido bastante y ahora sólo quería descansar, pero unos golpes a la puerta del cuarto le impidieron hacerlo. Notó como ésta se abría, dejando ver ante sus ojos a una persona totalmente desconocida, pero que aún así, provocó algo muy dentro de ella.
Su corazón se aceleró de pronto, mientras observaba esos ojos aguamarina y aquel cabello rojizo como el fuego. Se sintió avergonzada ¿Quién podía ser él?
—¿Eres Matsuri? – Preguntó el hombre mientras la miraba fijamente, dándose cuenta de las curaciones que ella tenía y notando también su hermosa cara, esos ojos tan negros como la noche y esos bonitos labios rojos. Vaya, había atropellado a una muchacha preciosa —. Disculpa, yo soy Gaara, soy quien… te atropelló.
—¿Eh? – La castaña bajó la mirada, así que había sido él el desgraciado, pero por otra parte le parecía lindo que estuviera aquí, cuando cualquier otro podría haberse largado sin hacer nada, huyendo de su culpa.
—Lo siento mucho, estaba muy apurado y… de verdad perdón – Se disculpó Gaara totalmente apenado, no podía creer que había hecho daño a una persona como ella, de verdad había sido un error y tenía que disculparse como fuera, no quería ganarse el odio de una chica tan bonita —. Te juro que no fue mi intención hacerlo.
—Está… está bien… - La joven bajó la mirada, la verdad era que a pesar de saber que él la había atropellado no podía odiarlo, le parecía una persona tan agradable, un hombre en todo el sentido de la palabra —. Yo no estoy enojada, sólo lamento que mis cosas se perdieran, ya que eran para mi trabajo, pero al menos estoy bien y eso es lo importante – Sonrió dulcemente, dejando al pelirrojo sorprendido.
¿Por qué esa chica le sonreía de aquella hermosa forma cuando él había sido quien le causó tanto daño? No podía entenderlo, ¿cómo podía ser así de linda?
—No debes preocuparte por tus cosas, yo te pagaré todo lo que perdiste – El pelirrojo sacó del bolsillo de su saco una pequeña tarjeta de presentación, para luego entregarla a las manos de la chica que lo miraba algo sonrojada. Cuando sus dedos se toparon, una pequeña corriente eléctrica les recorrió los cuerpos a ambos, por lo que Matsuri separó la suya bruscamente —. Cuando salgas llámame y yo te enviaré el dinero para reponer todo lo que perdiste ¿Ok?
Ella sólo asintió con la cabeza, para verlo salir luego del cuarto. Se recostó sobre su cama y soltó un suspiro, mirando la tarjeta que tenía en su mano, la cual llevó cerca de su corazón.
—Él… él era muy lindo… - Se dijo sonriendo levemente, parecía una tonta, en lugar de estar molesta estaba suspirando como una enamorada.
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Gaara subió a su auto y se puso su cinturón de seguridad, mientras pensaba nuevamente en la sonrisa de esa muchacha. Sin darse cuenta él también sonrió, ella era tan agradable que logró lo que hace tiempo nadie conseguía en él; sacarle una sonrisa sincera.
—Bien, tengo que ir por las cosas de Amaya – Se dijo antes de encender el motor del automóvil. Si no se daba prisa se le haría muy tarde, incluso podría ser que Amaya se despertase, a pesar de que le había pedido a la conserje del edificio que la fuese a mirar mientras él no estaba ¿Pero quien sabe que podía pasar con esa niña traviesa?
Lo mejor era que se diera prisa y regresara a casa cuanto antes.
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Sus pequeños ojitos de color aguamarina se abrieron despacio. Se sentó sobre la cama haciendo que la cobija que la cubría se cayera un poco. Se talló su ojo derecho, notando que estaban todas las luces apagadas.
—¿Papi? – Preguntó sin obtener respuesta, aún medio dormida —. ¿Papi? – La pequeña se bajó de la cama que era bastante alta para ella, así que tuvo que dar un saltito. Se puso sus zapatos, pues su mamá le había dicho que si estaba sin ellos se podría resfriar, y luego de eso partió hacia la sala —. ¡Papi! – Exclamó contenta al ver a su padre dormido frente al televisor.
Se lanzó a sus brazos despertándolo al instante, haciendo que Gaara diera un pequeño salto por la sorpresa.
—Amaya… ¿Pasa algo? – Preguntó mirándola con preocupación, pensando en que se había hecho daño o algo, después de todo su pequeña tenía lágrimas en los ojos, pues había llorado sin darse cuenta.
—No papi, es que pensé que te habías ido de nuevo – Fue su respuesta, mientras se acurrucaba en los brazos de su padre. Gaara se sintió extraño, nunca se acostumbró a esas demostraciones de cariño ¿Pero que más daba? Se trababa de su hija. Simplemente rodeó su pequeño cuerpecito con sus brazos.
—No me iré de nuevo hija, te lo prometo – Le contestó, cerrando sus ojos mientras acariciaba los dorados cabellos de dulce su nena.
De ahora en adelante daría su mejor esfuerzo para hacerla feliz, aunque no supiera ni como cuidar de ella, lo lograría.
Continuara…
Avance:
Gaara necesita con urgencia un colegio para su hija, así que recomendado por Naruto la inscribe en cierto lugar, sin sospechar que se encontrará con una persona muy especial, que cambiará para siempre su vida. Kankuro y su esposa llegan a Japón, en donde él conoce a una chica que sin quererlo se irá metiendo poco a poco en su vida. Ino hará de las suyas para importunar a Gaara y, Matsuri por fin comenzará su nuevo trabajo, sin saber que ahí sus sueños de encontrar el verdadero amor podrían hacerse realidad.
Próximo capítulo: Y llegaste a mi vida
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Bueno, me voy ya.
¿Que opinan de que Gaara tenga una hija? ¿No es linda? ¿Cómo será cuando se reencuentre con Matsuri?
Jeje, bueno, los dejo ^^
¡Bye!
Última edición por Selene-chan el Dom Dic 04 2011, 06:28, editado 5 veces | |
| | | N!ky Nivel 45
Cantidad de envíos : 10927 Edad : 28 Localización : Gobernando en el Infierno Fecha de inscripción : 30/12/2010
| | | | shirookami Nivel 2
Cantidad de envíos : 62 Edad : 33 Fecha de inscripción : 16/08/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Jue Jul 07 2011, 15:17 | |
| Yeahh,realmente me parecio interesante. vaya, en este fic gaara ya es padre, algo que relmente me sorprendio bastante. Sale Esperare el siguiente cap we we we we | |
| | | Anto-chan(: Nivel 4
Cantidad de envíos : 129 Edad : 32 Fecha de inscripción : 19/01/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Vie Jul 08 2011, 05:35 | |
| Diferente como dijiste e INTERESANTE :) Me gustó, mucho. Espero la continuación. :D | |
| | | Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Jul 17 2011, 17:12 | |
| ¡Hola!
Perdón por la demora, aquí les dejo el capítulo dos y gracias por los post ^^
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Capítulo 2: Y llegaste a mi vida
—No puedo creerlo, de verdad lo hizo.
Matsuri miraba sorprendida todas las cosas nuevas que había ahora dentro de su departamento, incluso más de lo que había perdido. Ya habían pasado unos días desde su accidente y ahora se encontraba bien, aunque aún tenía algunas partes del cuerpo medio inflamadas, pero nada más.
—Mira esto Matsu, es precioso – Le dijo Sari sacando una de las blusas que había en las tantas bolsas. La castaña se acercó sorprendida al ver aquello; esa ropa era de marca y muy cara, todo lo que le habían enviado costaba un ojo de la cara.
—Esto es demasiado, debo devolvérselo – Matsuri se acercó al teléfono dispuesta a marcar el número, pero al tomar con su mano el auricular, su amiga Sari se encargó de quitárselo y volver a colgar.
—¿Qué estás loca? Esto es lo menos que mereces después de que ese tipo casi te mata ¿Cómo que le vas a devolver estas preciosuras? ¡Me tienes que prestar algo egoísta!
—P-pero Sari, tampoco es que casi me matara, sólo fue un golpe leve y además, esto es demasiado, yo tenía muchas menos cosas y más baratas, no puedo aprovecharme del accidente para obtener todo esto – Razonó la chica de orbes negras, mas su amiga no quiso entender razón, no con todas aquellas prendas tan bonitas, pues tenía la ilusión de poder lucir algunas ya que siendo tan amable Matsuri, seguro que se las prestaría.
—Pues yo digo que está bien, además el sujeto seguro que se ha pasado a propósito, ya sabes para que pienses que es bueno – Sari se alejó de su amiga, abrazando un pantalón que había amado. Mientras que Matsuri sólo bajaba la mirada, cuando un tierno sonrojo se asomó por sus mejillas.
—Él es una buena persona, yo sé que lo que hizo no fue con intención – De un momento a otro pudo recordarlo, había memorizado su seria expresión, la perfecta serenidad de esos ojos aguamarina que eran los más hermosos que ella había visto en su vida, el bello color rojizo de esos cabellos rebeldes, o el simple y divino blanco de su piel.
Jamás había visto a un hombre tan lindo, ni siquiera aquel que había sido su novio se le podía comparar.
—Digas lo que digas, no te permitiré regresar nada, al menos no sin haberlo usado todo primero – Comentó Sari, quien sin más se metió en la habitación con unas cuantas bolsas en sus manos.
—¡Sari! – La llamó Matsuri con el ceño fruncido, pues si ella usaba esas cosas entonces ya no las podría devolver.
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—Y entonces Gaara ¿Aún no logras conseguirle el jardín a tu hija? – Le preguntó su mejor amigo, nada más y nada menos que Naruto Uzumaki, aquel famoso actor.
Estaban ambos en una fuente de sodas que además contaba con una pequeña guardería para los niños. Desde su lugar Gaara observaba a su hija jugar con otros niños de su edad, así que se sentía más tranquilo, había estado muy estresado desde que ella vivía con él, sobre todo por tener que arreglar varios asuntos legales para que le dieran la tuición de la niña.
—No, con todo lo que he tenido que hacer no he tenido tiempo, tantos papeles, asuntos con la empresa… ha sido una semana infernal – El pelirrojo suspiró pesadamente. No lo pensaba, pero cuidar de una niña sí que tenía sus problemas, vaya que le había costado mantenerla tranquila.
Además de que Amaya era muy inquieta, estaba el hecho de que la ausencia de su madre le estaba afectando demasiado, casi todas las noches se había despertado llorando, mientras repetía el nombre de Sayuri, seguro que tenía alguna que otra pesadilla. Pero eso no estaba bien, Gaara no quería que su hija siguiera pensado en esa tragedia, quería verla feliz, alegre como era ella.
—Bueno amigo, te tengo una pequeña solución – Naruto sonrió alegremente. Él muchas veces era capaz de quitar las preocupaciones de las personas con esa sonrisa tan encantadora, siempre había sido alguien muy especial.
Gaara le miró algo dudoso ¿Cómo podría ayudarle Naruto con este problema?
—¿A qué te refieres?
—Verás, tengo una prima que tiene una amiga que trabaja en una guardería bastante reconocida y buena, se llama "Kunoichi's garden" y seguro que ahí podrás poner a Amaya-chan.
Naruto le entregó un papel con un número telefónico anotado, por lo que Gaara lo recibió, mirándolo con curiosidad. No parecía una mala idea, tal vez era justo el lugar que necesitaba, si cuidaban bien de su hija podría por fin volver adecuadamente a su trabajo, a fin de cuentas tenía muchas cosas pendientes.
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Corrió hacia su habitación después de una nueva discusión con su padre, quien como siempre la subestimaba y le recordaba lo inútil que era, que jamás serviría para llevar el puesto de la presidenta de la empresa Hyûga, nunca sería lo suficientemente buena.
—¿Por qué? – Se preguntó, tratando de no derramar más lágrimas, escondiendo su rostro entre las almohadas.
Apretó fuerte un conejo de peluche, cuando de pronto notó que en la televisión pasaban un comercial que a ella le gustaba mucho.
—Naruto-kun… - Sus mejillas se sonrojaron de sólo pensar en él, le encantaba ese actor y no podía creer aún que le había conocido.
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Sasuke estaba saliendo del estudio de grabación, ya que trabajaba actualmente en su segundo disco y tenía muchas cosas que hacer respecto a eso, además de las grabaciones que tenía pendientes de la telenovela que hacía con Naruto.
—¡Sasuke-kun! – Escuchó esa escandalosa y molesta voz, que le hizo temblar nerviosamente. Sakura no le había dejado en paz desde aquel día, lo seguía a todas partes y le llamaba por teléfono cada cinco minutos, no lograba quitársela de encima —. Hey, Sasuke-kun, hola – Le saludó la peli rosa, abrazándolo por la espalda.
El Uchiha trató de calmarse, no quería alterarse y terminar por gritarle que lo dejara tranquilo, tampoco era un monstruo como para herirla de esa manera, pero de verdad ya no la soportaba ¿Es que ella se pensaba que era su novia o algo?
—¿Qué sucede Sakura? – Preguntó de mala gana, tal vez si la trataba fríamente ella se hartaría y terminaría por alejarse por propia voluntad, pero lo había intentado todo este tiempo y no había dado ningún resultado.
—Sasuke-kun – La chica le tomó del brazo mientras sonreía alegremente —. Dime ¿Te gustaría cenar conmigo mañana?
—No creo que pueda, tengo mucho trabajo – El azabache se soltó y se alejó sin más, dejando a la chica algo desconcertada. Era extraño ¿Por qué la trataba así después de lo que había pasado entre ellos?
—Pero Sasuke-kun – La chica le siguió los pasos tratando de continuar con esa sonrisa, aunque muy dentro sentía deseos de llorar. Pensaba que entre ellos había algo especial, pero tal parecía que para Sasuke había sido sólo una más y eso le dolía mucho —. Por favor, sé que puedes hacerte un tiempo.
Estaba molesto ¿Por qué no dejaba de fastidiarle la vida?
—Escucha Sakura – Ya lo había decidido, Sasuke le diría que lo de aquella noche fue un error y lo único que deseaba ahora era que ella le dejara de molestar, pero cuando estaba a punto de decirlo comenzó a sonar su celular. Chasqueó la lengua y tomó su móvil rudamente —. ¿Bueno? – Sin embargo al oír la voz del otro lado extrañamente se calmó —. Oh… prima…
Mientras, la Haruno sólo arqueó una ceja, no conocía a esa prima de Sasuke y además ¿Qué era lo que él iba a decirle?
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Gaara caminaba llevando a su hija de la mano, mientras la niña daba pasitos largos como si estuviera tratando de pisar algo en el suelo. Iba sonriendo alegremente y tarareando una canción.
—Papi – Habló de pronto, sin dejar de caminar. Se dirigían hacia aquella escuela que Naruto le había mencionado y Amaya insistió en caminar hasta ese lugar, pues ansiaba ir de la mano con su padre.
—¿Qué pasa Amaya? – Preguntó el pelirrojo seriamente, tan inexpresivo como siempre, pero aún así Amaya sonreía porque ella siempre lo había visto así, estaba acostumbrada a no verle alegrarse sinceramente, era sólo una niña y aún así se podía dar cuenta de todo.
—Papi… ¿En la escuela hay muchos niños como yo?
—Claro – El Sabaku No se acercó a la niña, levantándola entre sus brazos para subirla a sus hombros, cosa que a ella le encantaba, le gustaba ver todo desde tan alto mientras acariciaba los cabellos rojos de su papá —. En la escuela conocerás muchos amigos, yo no podré cuidarte todo el tiempo porque tengo trabajo, pero estaré contigo todo lo que pueda.
—Papi… - Susurró Amaya, apoyando su carita sobre el rojizo cabello de Gaara —. Papi, yo quiero un cabello rojo como el tuyo.
—¿Por qué? – Una pequeña sonrisa se asomó en los labios del joven, observando hacia arriba a su niña, que lo miraba divertida —. Tu cabello es muy bonito, pareces una muñequita.
—¡Soy una muñequita! – Exclamó emocionada Amaya, mientras aplaudía con sus pequeñas manos y algunas de las mujeres que pasaban con sus hijos se quedaban viendo la escena con ternura, no era muy común ver a un padre y a una hija tan unidos, casi siempre era más con la madre —. Papi, te quiero mucho.
Gaara detuvo sus pasos por un momento, estaba algo sorprendido porque nunca esas palabras le habían causado tal efecto. Muchas mujeres le habían dicho que lo querían, que estaban enamoradas de él, pero que lo dijera su pequeña hija era distinto, le hacía sentir una infinita felicidad dentro de él, significaba que no estaba tan mal después de todo, que tal vez no era tan malo siendo padre soltero.
—Yo también te quiero hija – Respondió con una pequeña sonrisa, siguiendo el camino sin dejar de mirar al frente.
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Dejó la maleta sobre el suelo del aeropuerto, soltando un enorme suspiro al sentirse por fin en casa.
—Vaya… hasta que llegamos a Japón – Dijo animado, mientras su esposa solamente se cruzaba de brazos con fastidio, desviando la mirada y entornando los ojos.
—Ya lo tienes Kankuro, después de todo lo que insististe para volver aquí estamos – Masculló enojada, estaba de mal humor porque no quería volver aún, a ella le gustaba estar de viaje y conocer nuevos lugares, gente nueva, no estar encerrada en una ciudad.
Kankuro sólo la miró con fastidio, a veces su mujer se ponía muy pesada y no había ni quien la soportara, ni siquiera él mismo era capaz de eso.
—Bueno, sabes que necesitaba volver a mi trabajo, no puedo dejar todo descuidado sólo por atender tus caprichos – Sin más el castaño comenzó a caminar, dejando atrás a su mujer quien no era capaz de cambiar su cara de berrinche.
Estaba enamorado de ella, tanto así que había sido capaz de casarse, pero ya le estaba hartando que siempre se preocupara más de sí misma que de la relación que ellos tenían.
—¡Kankuro espérame! – Exclamó enojada.
—Tengo prisa Shizuka – Fue todo lo que dijo, sin detener sus pasos para esperarla.
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Amaya observaba como su padre hablaba con una extraña mujer de cabello rubio, tomado en dos coletas bajas y que tenía una prominente delantera, aunque ella no entendía muy bien cuál era el tema de la conversación, se suponía que era sobre ella y que pronto entraría en esa escuela.
Comenzó a mirar a todos lados, notando bonitos dibujos en las paredes y adornos infantiles en las puertas.
En el marco de una de las ventanas había un bonito peluche en forma de osito, así que se bajó de la silla en donde estaba, agitando sus pies como una balanza, para dirigirse al objetivo que tenía en frente.
—Oh, entiendo, es una verdadera pena – Dijo la directora de la escuela, ya que Gaara le acababa de relatar sobre el fallecimiento de su ex mujer y que ahora no tenía todo el tiempo del mundo para cuidar de su hija. La mujer le entregó unos papeles que debía firmar para ingresar a Amaya.
—Así es, mi hija aún es muy pequeña, pero sufrió mucho con la pérdida, imagine a un hombre como yo teniendo semejante responsabilidad de la noche a la mañana – Gaara soltó un suspiro, no era que se quejara de estar ahora con su hija, finalmente fue él mismo quien decidió tenerla consigo, pero su forma de vida se estaba viendo totalmente alterada.
—Claro, debió de ser difícil para ambos – Finalmente el pelirrojo acabó de firmar y entregó de vuelta los documentos a la mujer —. Bueno, creo que esto es todo, a partir del lunes puede traerla.
—Muchas gracias, Tsunade-san – Gaara se levantó y estrechó la mano de la rubia caballerosamente, para después darse la vuelta buscando a su hija con la mirada. Sonrió al verla tratando de alcanzar un osito de peluche sentado en el marco de la ventana, pero estaba demasiado alto para ella y aún estirando sus piecitos no lograba llegar —. Amaya, es hora de irnos.
—Pero papi, yo quería conocer al señor oso – Se quejó la niña bajando la mirada. Gaara se acuclilló frente a ella, posando una mano sobre su cabeza y sonriéndole.
—No te preocupes, papá te comprará un señor oso ¿Te parece?
—¡Sí! – Exclamó la pequeña con los ojos iluminados de felicidad. Tsunade sonrió al ver esa escena, para ella era muy común ver a padres con sus hijos, pero de alguna forma en particular, ellos se le hacían tiernos.
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—¿De qué hablabas con tu sexy primo? – Preguntó Sari con una sonrisa, cayendo sobre la cama de Matsuri mientras utilizaba una de las prendas que ella había recibido. A veces sentía envidia de Matsuri, no podía creer aún que fuese prima del famoso Sasuke Uchiha.
—Ah, le comentaba que ya estoy bien, es que Sasu siempre se preocupa mucho por mí, igual que Ita-kun, ambos son como mis hermanos mayores – Respondió Matsuri, sentándose a los pies de su cama para quitarse los zapatos.
—Tú eres una tonta, teniendo a un primo así de popular ¿Por qué nunca le has pedido que te presente a sus amigos famosos? Además ¿Qué ellos no son millonarios?
—Sari, tú sabes muy bien que yo no soy ninguna aprovechada – Sari simplemente suspiró ante lo que acababa de decir Matsuri, pues de verdad sí que era una terca, siempre quería hacer todo por su cuenta sin recibir ayuda de los demás, tal vez era demasiado orgullosa.
—Como sea… - La chica decidió cambiar de tema —. ¿El lunes comienzas a dar clases?
—Así es, por fin comenzaré – Dijo emocionada la chica de ojos negros, dejando caer su espalda sobre su gran cama mientras abrazaba un precioso vestido de tela blanca, que seguramente había sido un regalo demás de parte de Gaara, porque estaba claro que no era apropiado para trabajar, sino más bien para usar en ocasiones especiales —. Sabaku No Gaara… que hombre tan guapo, me pregunto si lo volveré a ver de nuevo.
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—Oh cielos… - Suspiró Naruto mientras se mojaba el cabello rubio con el agua de una botella. Llevaba el torso desnudo y estaba sudando mucho, pues acababa de filmar una escena en donde era un futbolista y estaban corriendo por una cancha a todo sol.
—Hace un calor de los mil demonios ¿No te parece? – Le preguntó un chico que se paró a su lado. Tenía el cabello castaño y la piel trigueña. Sus ojos eran de aspecto salvaje, al igual que las dos marcas rojas que tenía bajo ellos. Su cabello desordenado le daba la apariencia de un rebelde.
—Así es Kiba, y lo peor de todo es que tendremos que filmar todas estas escenas hasta que Asuma encuentre a esa chica que quiere para hacer el protagónico ¿No crees que le da demasiada importancia?
—Oye, lo hace por ti – Le recordó el chico de nombre Kiba, quien interpretaba el papel de su mejor amigo y además, rival por el amor de la protagonista, quien aún no había sido definida pues nadie convencía al director.
—Será como dices pero no me parece divertido, a mí me da igual quien sea la chica que actúe conmigo, mientras lo haga bien claro, porque todas las que han venido son una decepción incluso para alguien como yo, no son capaces de captar la verdadera esencia de Miyako, quien es una chica frágil y dulce, a ninguna de ellas le sale como debe ser.
—A veces pienso que nadie podría interpretar ese papel – Suspiró Kiba con decepción, pues lo que decía Naruto era cierto, incluso causar decepción en una persona como él ya era demasiado, pues era bien sabido que todo estaba siempre bien para Naruto.
Ninguno de esos dos chicos sabía que ese papel que tanto querían interpretar ambos, muy pronto lo llevarían a la vida real, con esa dulce chica como protagonista.
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Era de noche y la pequeña Amaya no se quería dormir. Llevaba puesto un pijama rosado en forma de conejito que Gaara le había comprado, y el cual ella adoraba por cierto. Estaba saltando sobre su cama con mucha alegría, mientras que Gaara trataba de leer unos importantes documentos en la sala, pero con todo el ruido que ella hacía era imposible.
Malhumorado se levantó y se dirigió al cuarto de su hija, lo habían amueblado los dos juntos, con cosas que ella misma había elegido en una habitación que a él no le servía para nada, al menos ahora le había encontrado un buen uso.
—Amaya, es hora de dormir, papá está muy cansado y tiene que terminar de trabajar – Dijo tratando de sonar lo más calmado posible, pero tanto ruido lo sacaba de quicio, aunque sabía que no debía gritarle a su pequeña era muy difícil controlarse adecuadamente; nunca había soportado a los niños.
—Pero papi, mi camita está muy divertida – Se quejó la niña, haciendo un puchero.
—Pues lo siento, pero mañana irás a la escuela así que duérmete ya, sino tendré que castigarte sin tu pijama de conejo.
—¡El conejito no! – Exclamó desesperada, metiéndose a la cama más rápido que un rayo, por lo que el pelirrojo apagó la luz y salió del cuarto, dejando la puerta abierta por si se ofrecía cualquier cosa.
Amaya cerró sus ojos verdes despacio, pero verdaderamente no tenía sueño, no quería dormirse aún.
Gaara se volvió a sentar en el sofá con el ceño fruncido. Llevaba tan poco tiempo con ella y le era muy difícil cuidarla y trabajar al mismo tiempo, por suerte una amable vecina la cuidaba a veces, pero ahora ya no sería necesario.
El timbre comenzó a sonar de pronto.
—Buf ¿Quién puede molestar a esta hora? – Se preguntó algo disgustado. Dejó sus documentos sobre la mesa de centro y se levantó para abrir la puerta, encontrando del otro lado a una hermosa mujer de largo cabello negro y profundos ojos azules, quien le sonreía alegremente.
—Hola Gaara, perdón por molestar tan tarde pero quería traerte esto – Dijo ella, ofreciendo una pequeña bolsita de color rosado con una cinta amarilla pegada —. Es para Amaya, espero que le guste.
—Gracias Yuki, pero no era necesario – Dijo Gaara algo frío, no era que su vecina le cayera mal ni nada, al contrario, pues ella le estaba ayudando con su hija, pero se notaba que no tenía muy buenas intensiones con él, lo había notado después de haberse acostado con ella la primera vez; era demasiado fastidiosa, se creía su novia o algo parecido y eso no le agradaba.
—No es nada, sabes que por ti haría cualquier cosa – Respondió alegre la chica.
—Bueno, yo ahora me voy a dormir así que nos vemos otro día, adiós – Sin más el pelirrojo cerró la puerta, dejando el regalo sobre una mesa junto a él. Se encaminó a la habitación de su hija y la encontró durmiendo como un angelito, pues al parecer el sueño le venció finalmente. Dio las gracias por eso y se dispuso a terminar su trabajo, ya que debía estar listo para pasado mañana y aún le faltaba más de la mitad.
A veces y sólo en estos casos, echaba de menos al odioso de su hermano Kankuro, o a la tonta de su hermana Temari.
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El fuerte llanto de un bebé resonó en sus oídos, haciendo que instantáneamente el apasionado beso entre ellos acabara. El chico de cabello negro, tomado en una desordenada coleta con aspecto de piña, se levantó un poco para mirar a su esposa, quien se encontraba debajo de él, sobre la cama matrimonial que ambos compartían.
La mujer rubia y de ojos entre azul y verde agua le miró con el ceño fruncido, haciendo obvio que no hubiese querido acabar con ese contacto, mas el deber le llamaba.
—Es injusto, siempre llora cuando estamos así – Se quejó el hombre, parándose para dejar libre el paso a su mujer.
—No te quejes, fuiste tú quien dijo que quería ser padre, así que ahora hazte cargo – Respondió rudamente, bajándose la camiseta que tenía subida hasta la cintura. Él rió por lo bajo; le encantaba esa actitud de rebelde que tenía su esposa, definitivamente la amaba.
—No seas problemática, no me estaba quejando, sólo decía que la bebé podría darnos un tiempo, pero bueno – Se acercó a la rubia, depositando un dulce beso en su frente —. Será mejor ir a verla, no ha parado de llorar y apenas son las diez y media.
—Seguro tiene hambre – Ella se levantó también, encaminándose a la habitación de al lado, en donde descansaba su pequeña hija de sólo cinco meses. Era una bebé pequeñita y de piel muy blanca, tenía ojos azules como los de su madre y delgados cabellos negros y rizados. Parecía una pequeña muñequita, pero cuando lloraba de esa manera no perdonaba a nadie —. ¿Qué pasó mi niña? – Preguntó, poniendo una voz graciosa mientras levantaba a la bebé de su cunita.
Inmediatamente, cuando su madre la sostuvo entre sus brazos, la pequeña dejó de llorar.
—Temari ¿Cómo haces para que Sumi se quede callada sólo con sostenerla? – Preguntó aún asombrado por los dotes que tenía su esposa, era realmente hermoso verlas a las dos juntas; a las dos mujeres más importantes para él.
—Es lógica Shikamaru, Sumi sabe que soy su mamá y que la amo mucho, es por eso que siempre se queda tranquila – Aseguró Temari, besando la frente de su bebé, mientras ésta cerraba lentamente sus ojitos. Sintió de pronto como su esposo la abrazaba por la espalda, acariciando los cabellos de su hija.
—Las dos son unas problemáticas – Susurró, y Temari rió al oírle.
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Hoy era un día importante para ella, finalmente había llegado el momento de empezar en su nuevo trabajo. El sol brillaba intensamente, dando la bienvenida a una nueva semana, después de un aburrido sábado y domingo en donde lo único que hizo fue ver a Sari probarse toda su ropa nueva.
Se vistió con una bonita blusa con flores verdes y amarillas, un jeans de color negro, bastante apretado y un bolero negro. Sus ojos estaban levemente delineados en negro y llevaba un sobrio maquillaje sobre los párpados.
—Te ves muy bonita amiga, ya verás que no pasará mucho tiempo antes de que consigas un novio – Aseguró Sari, quien parecía más emocionada que la misma Matsuri, que no dejaba de estar nerviosa.
—¿De verdad me veo bien? Y deja de decir cosas sobre conseguir novio, sabes que no es mi prioridad, lo que me importa es que todo salga bien.
—Matsuri, no tienes por qué pensar que siempre te pasará lo mismo, no todos los hombres son iguales a él – Matsuri bajó la mirada al oírla, no es que pensara de esa manera, sabía que no todos eran así, pero no podía evitar tener miedo a enamorarse, a conocer a otro hombre que le prometiera el cielo y le enseñara el infierno como lo había hecho ese al que amó tanto.
—Yo lo sé Sari, sé que no todos son malos como él, pero también que encontrar a una persona que me ame de verdad es algo imposible, por más que lo desee y que sea optimista al respecto eso no pasará – Dijo con tristeza, porque sentía eso en realidad, a pesar de querer soñar con que un día encontraría el amor, aún le atormentaban los horribles momentos vividos con él, cuando trataba de tocarla a la fuerza, cuando la golpeaba por no darle lo que quería.
—Matsuri… - Sari sólo la abrazó, tratando de hacerla sentir mejor, pero ella misma había vivido un mal romance con su último novio, pues este la había engañado con una mujerzuela barata.
—Bueno, será mejor que me vaya a trabajar, nos vemos en la tarde Sari, deséame suerte – La castaña sonrió alegremente, debía estar contenta de hacer realidad un sueño que tenía desde niña.
—¡Suerte amiga, te irá fenomenal! – Le animó Sari, haciendo un gesto de adiós con su mano derecha —. Y recuerda lo que te he dicho, encontrarás a un hombre que te ame, tal como yo lo haré.
—Como digas – Dijo la ojinegra con incredulidad, aunque no sabía que tan acertadas podían ser las palabras de la chica, pues a pesar de no creerlo, el amor ya estaba más cerca de lo que pensaba y pronto podría tenerlo a su lado.
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Detuvo el auto frente al establecimiento, mientras su pequeña pegaba el rostro y sus manitos al vidrio de la ventana, mirando todo el lugar con curiosidad.
—Papi, no quiero que te vayas… - Dijo Amaya bajando la mirada, se veía asustada y triste, pero Gaara sabía que esto debía pasar, ella tenía que aceptar que ir a la escuela era parte de su vida y su crecimiento, no siempre iba a ser una niña consentida.
—No te preocupes Amaya, que yo vendré por ti apenas salgas, no te pasará nada, aquí te cuidarán muy bien ¿De acuerdo? – Trató de darle confianza con una sonrisa y una suave caricia sobre su cabellera rubia. Bajó del auto y abrió la puerta, dejando ver a su hija con un lindo vestidito rosado con volados en la parte de abajo y una mochila con rostros de animé. Se veía muy tierna, como toda una princesita.
—Tienes que prometerme venir pronto papi, tendré miedo si te demoras – La niña bajó la mirada, tomando la mano de su padre para caminar junto a él hacia el interior. Gaara sólo asintió con la cabeza, sonriéndole a la pequeña.
Después de haber dejado a Amaya en el jardín se dirigió rápido a su oficina, tenía mucho trabajo incompleto y necesitaba ponerse al corriente, había descuidado demasiadas cosas por estar pendiente de su hija. Antes jamás lo hubiera hecho, sin embargo sabía que tenía otras prioridades ahora que era padre soltero.
Se estacionó en donde siempre y bajó algo apurado, pues por haber ido a dejar a su hija se había atrasado un poco. Abordó el ascensor apenas entró a la empresa y cuando salió se dio cuenta de que como siempre, todo el personal femenino se le quedaba viendo embobado, como si nunca hubieran visto a un hombre como él. Eso le parecía un poco estúpido, la mayoría de esas mujeres eran casadas, pero se desvivían por verlo aunque sea un segundo, no eran más que tontas, superficiales e interesadas.
Cerró los ojos cuando sintió como su teléfono sonaba, pues seguro era la persona que él pensaba, lo que le causaba fastidio.
—¿Qué sucede? – Preguntó al responder al llamado, frunciendo el ceño con cierto enojo.
—¿Ya has llevado a mi sobrina a la escuela? Espero que sea un buen lugar, no voy a permitir que le des una mala educación – Era la voz de Ino, que se escuchaba enojada y chillona como siempre. Gaara estaba harto de que ella se inmiscuyera en su vida, incluso cuando él estaba casado con su hermana mayor, sólo porque no podía aceptar que hubiera preferido a Sayuri en su lugar.
—No tienes por qué meterte en la educación de Amaya, escúchame bien, ella es mi hija, no la tuya, mejor ocúpate de tu propia familia y deja de meterte en la mía – El pelirrojo quiso dar por terminada la conversación cortando la llamada, pero no lo hizo al ver a cierta persona que le sorprendió de sobremanera. Él salía de su oficina, al parecer lo estaba esperando, se trataba de su hermano mayor, quien se suponía estaba de viaje con su esposa. Quiso decirle algo, pero Ino siguió hablando.
—Amaya también es mi familia, sabes muy bien cuanto la quiero y me preocupo por ella, tú eres un pésimo ejemplo para una niña tan dulce, sabes muy bien por qué lo digo – Hubo un pequeño silencio, al parecer ella se arrepintió de decir algo y decidió cambiar sus palabras —. Sabes muy bien lo que le hiciste a mi hermana.
—¿No querrás decir lo que le hicimos?
—No fue mi culpa, estaba borracha y lo sabes, además era una mujer casada y a ti no te importó.
—A ti tampoco, y que yo recuerde no te opusiste, igual que todas las veces anteriores antes de casarme con tu hermana ¿Y sabes qué? Me harté de esta estúpida conversación, adiós – Finalmente colgó la llamada, no le gustaba hablar de esas cosas con Ino, odiaba recordar lo que había pasado entre ellos dos, así que decidió olvidarlo por un momento y saludar a su hermano —. Oye Kankuro ¿En qué momento llegaste hermano?
—Hace unos días, perdón por no venir antes pero tuve unas cosas que hacer – El castaño se acercó a su hermano menor, dándole un fuerte abrazo, ya que hace meses no le veía y ambos estaban felices de volver a estar juntos, aunque no lo demostraran muy seguido se adoraban, siempre habían sido muy unidos, también con su hermana Temari.
—Suéltame, sabes que no me gustan los abrazos – Reclamó Gaara, apartando a Kankuro de su persona, pero éste sólo rió divertido.
—No decías eso la vez que te pille abrazado de Akiko-chan en tu cama – Se burló, provocando la ira en su hermano menor. Gaara sabía que Kankuro jamás lo dejaría de molestar por eso, cuando tenía dieciséis y tuvo su primera novia, él los había sorprendido en pleno "acto" y desde entonces le jodía la vida con sus bromitas.
—Eso ya fue hace mucho tiempo, era sólo un crío, ahora no soy así – No era del todo cierto, porque a pesar de que pasaran los años aún no lograba tener una relación estable, pero eso no quería decir que no hubiera madurado, simplemente no podía enamorarse de las mujeres de su entorno, eran demasiado frívolas para alguien como él.
—Y bueno, ya que estoy aquí dime algo ¿Cómo está mi sobrina linda?
Gaara suspiró, metiéndose las manos a los bolsillos, no sabía si Kankuro se reiría o no cuando supiera que estaba viviendo con Amaya, pues alguna vez dijo que nunca se convertiría en un padre de ese tipo, que para él era suficiente enviarle el dinero y verla de vez en cuando, nada más.
—Amaya está viviendo conmigo – Respondió al fin, a lo que el castaño le miró confundido, sin embargo antes de que preguntara se encargó de responderle otra vez —. Sayuri tuvo un accidente hace una semana y… murió…
Los ojos de Kankuro se abrieron con sorpresa, no tenía idea de eso y nunca pensó que algo así pasaría; su ex cuñada estaba muerta.
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Amaya se sentó frente a una pequeña mesa, al lado de varios niños más, todos con la cara triste porque extrañaban a sus padres. Se sentía un poco sola y perdida, sólo quería que su papá llegara a buscarla rápido, porque no le gustaba estar ahí.
—Papi… - Susurró bajando la mirada. Otra niña se sentó a su lado, se veía sonriente a pesar de estar asustada como todos.
—Oye, que bonitos ojos tienes – Le dijo admirada. Ella era un poco más alta, tenía el cabello corto hasta los hombros, de color negro y sus ojos eran cafés —. Mi nombre es Ami ¿Y tú cómo te llamas?
—A-Amaya…
—Que linda eres Amaya-chan – Sonrió la pequeña Ami, provocando una sonrisa en el rostro de Amaya también.
Justo en ese momento, por la puerta entró quien sería su maestra. No se veía muy segura de sí misma, además todos los niños la estaban mirando fijamente, pero trató de armarse de valor para hablar.
—Mucho gusto niños, mi nombre es Matsuri y seré su maestra, espero llevarme bien con todos – Terminó con una dulce sonrisa, que hizo que todos se sintieran mejor, ya no parecían asustados por no estar con sus padres, pues esa joven maestra se veía muy simpática y buena gente.
Matsuri por su parte, miró a todos sus pequeños alumnos, eran unos quince en total, ni muchos ni pocos, sino la cantidad justa. Volvió a sonreír con emoción, pues todos le parecían lindos, en especial la pequeñita con cabello rubio y rizado, porque parecía una muñeca de porcelana.
—Por fin estoy aquí, me siento muy feliz – Pensó la castaña, dando inicio a su clase.
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Eran como las cinco de la tarde. Ella cayó sentada sobre el sofá luego de haber hecho dormir a su pequeño Seichiro. Estaba enojada, se sentía tremendamente molesta con Gaara, por esa estúpida actitud que él tenía hacia su persona, como si no tuviera el derecho de preocuparse por su sobrina. Es cierto que siempre envidió a su hermana mayor por haberse casado con Gaara, pero eso cambió cuando conoció a su actual esposo, ahora era feliz con él y hasta tenían un hijo de dos años.
—De todas formas no lo dejaré tan fácil, Gaara va a saber que conmigo no puede meterse – Tomó su bolso y se dispuso a salir de la casa, tenía que averiguar en donde estaba su sobrina, o al menos se daría el gusto de fastidiarle la existencia a su ex cuñadito.
Luego de comprobar que su hijo seguía dormido, salió de la casa con dirección a las oficinas de Suna, dispuesta a hablar con el pelirrojo que le envenenaba la sangre, y no precisamente era que siempre se hubieran llevado mal.
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Gaara miraba la hora en su reloj de mano, ya eran aproximadamente las cinco cuarenta y cinco y su hija salía a las seis de la escuela. Al menos hoy había tenido tiempo de terminar muchas cosas pendientes y se sentía más aliviado respecto a eso, pero estaba un poco apurado, seguro tardaría unos veinte minutos en llegar al lugar y no quería dejarla esperándolo sola.
—Maldición – Se dijo enfadado consigo mismo, se suponía que debía irse más temprano pero se empeñó en terminar unas cuentas antes de bajar.
—Hola Gaara – Esa voz le hizo levantar la mirada cuando estaba por abrir la puerta de su auto. Frunció el entrecejo al verla ¿Por qué tenía que venir a molestarlo? Además su sonrisita no era nada agradable.
—¿Qué quieres Ino? No tengo tiempo para ti, tengo que ir por mi hija – El pelirrojo trató de pasarla de largo, pero la rubia se paró frente a su puerta, apoyándose en ella. Él sólo la miró de mala gana.
—Pero si lo único que quiero es acompañarte, quiero ver a mi sobrina, no tiene nada de malo ¿O sí?
Esto era el colmo, ella siempre encontraba la forma de hacerlo enfadar, de fastidiarle la vida, a veces se preguntaba en que estaba pensando cuando pasó todo eso, pero como fuera ahora no le negaría el ver a Amaya, no tenía tiempo para discutir las razones de no llevarla.
—Está bien, vamos – Dijo sin más, subiendo al auto y permitiendo que la rubia subiera también.
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—Demonios, esto de buscar trabajo está complicado – Sari caminaba por la calle, con su rostro enterrado en un enorme periódico, mirando la sección de empleos. Ya había llamado a varios lugares, pero siempre tenían a la persona antes de poder solicitar empleo. Estaba cansada ya, llevaba mucho tiempo sin dinero, Matsuri le prestaba de lo que le daba su tío, aunque no era mucho, pues si bien el tío de su mejor amiga estaba forrado en billetes, Matsuri no le permitía mantenerla, ella era demasiado humilde, o tal vez orgullosa, pero la razón que fuera, así era ella y punto.
Sari soltó un suspiro de resignación, estaba doblando una esquina cuando sin querer chocó con alguien, cayendo al suelo por el fuerte empujón que él le dio, aunque no había sido a propósito.
—Señorita, disculpe – Se agachó el hombre para ayudarla, tomándola de la mano. En ese instante ambos se miraron a los ojos, fue sólo un segundo, pero bastó para dejarlos sin habla a ambos —. Yo… no me fijé por donde iba – Terminó de decir Kankuro, aún perdido en la mirada grisácea de esa linda joven castaña.
—Yo tampoco, soy muy distraída, lo siento de verdad – Se disculpaba apenada Sari, cuando de pronto fue jalada, para ayudarla a ponerse de pie. Kankuro no calculó bien su fuerza, y terminó por abrazar a esa chica, pegándola a su cuerpo de manera bastante sugerente, lo que la hizo sonrojar como un tomate.
—P-perdón – La soltó inmediatamente y le hizo una pequeña reverencia, para después alejarse caminando, mientras Sari sólo le miraba de espaldas, tal vez ya no lo viera nunca más en su vida, pero había sido un lindo encuentro.
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Todos los niños estaban siendo recogidos por sus padres, pero ella estaba sentada, esperando sola a que su papá viniera por ella. Le prometió que la estaría esperando, pero ni siquiera había llegado, lo que la ponía muy triste.
—¿Pasa algo malo, Amaya-chan?
La niña miró hacia su costado, notando como su nueva maestra se sentaba junto a ella. Apenas la conocía, pero no había podido evitar ser encantada por ella, por esa calidez que tenía hacia ella y todos los demás niños, Matsuri era como su mamá; dulce y linda.
—Mi papi todavía no llega – Respondió bajando la mirada, lo que conmovió a la castaña, que se preguntaba quién podía ser el padre de esa niña y como era tan cruel de dejarla esperándolo, cuando era tan pequeña e indefensa.
—No te preocupes, seguro tu papi se retrasó, pero vendrá a buscarte, sólo espera – Le ofreció una cálida sonrisa a la niña, quería darle ánimos y acompañarla hasta que llegasen a buscarla, pues era la única que iba quedando, el último niño acababa de irse con su madre.
—Sí, Matsuri-sensei – La pequeña rubia soltó una dulce sonrisa, se puso de pie y levantó una de sus manitos al aire, en pose de victoria —. Mi papi es el más lindo de todos, y seguro vendrá por mi muy pronto.
—¿Quieres mucho a tu papá?
—¡Sí! – Asintió Amaya, afirmando también con la cabeza.
—Entonces debe ser el más lindo de todos, así como dices tú – Dijo alegremente, viendo como Amaya seguía sonriendo con felicidad. En eso sintió el sonido de un motor de auto, así que se volteó por la curiosidad.
Un automóvil negro, de último modelo se detuvo en frente de ellas, y de ahí bajó alguien que la dejó totalmente anonadada; se trataba de ese hombre que conoció la semana pasada, el que la atropelló, el que le había causado la mayor impresión de su vida, era Sabaku No Gaara.
—¿Pero qué…? – No alcanzó a preguntarse qué hacía él ahí, cuando vio correr a la pequeña Amaya hacia ese hombre, quien la recibió con los brazos abiertos y la levantó por los aires, abrazándola luego muy tiernamente.
—¡Papi, que bueno que llegaste! – Exclamó contenta la niña, haciendo que Matsuri se sorprendiera aún más, no podía creer que precisamente él era el padre de Amaya ¿Eso significaba que era un hombre casado?
—Perdón por la demora hija, sabes que papá tiene mucho trabajo – Gaara bajó a su hija hasta el suelo, levantando la mirada en el mismo momento. Sus ojos se deslumbraron ante lo que veía, era esa jovencita que había atropellado, pero hoy lucía totalmente diferente. Llevaba puestas las cosas que él le regaló, estaba maquillada, y se veía preciosa, era sin duda la mujer más hermosa que había visto y eso lo supo cuando sintió como se aceleraban sus latidos —. Amaya… ¿Quién es ella? – Le preguntó a su hija en voz baja, para que sólo ella oyera.
—Es Matsuri-sensei ¿Verdad que es muy bonita papi? – Gaara sólo asintió con la cabeza, delineando una pequeña sonrisa que nadie pudo notar. Dejó a Amaya junto a su auto y se dirigió hacia donde estaba parada esa linda chica, que al ver que se encaminaba hacia ella bajó la mirada apenada.
—Buenos días, no pensé encontrarte aquí – Le saludó, agitando una de sus manos. Ella mientras tanto veía hacia el suelo, no se atrevía a cruzarle la mirada, se sentía un poco tonta con sólo pensar en que él era casado, tenía una hija… seguro estaba muy enamorado de su esposa.
—H-hola… n-no sabía que tú, que usted tenía una hija… es muy linda – Se maldijo por dentro ¿Por qué demonios debía estar tan nerviosa? Era como si nunca hubiese hablado con un hombre antes, bueno al menos no había hablado jamás con uno tan guapo, pero aún así eso era patético.
—Gracias, mi Amaya es una princesa – Gaara dirigió una fugaz mirada a la niña y luego volteó a ver a Matsuri nuevamente —. Matsuri ¿Cierto? – Ella asintió con la cabeza —. Nos vemos otro día.
Las mejillas de la chica se tiñeron levemente de rojo, mientras que su corazón se aceleraba sin control. No entendía por qué le pasaba eso, ni siquiera conocía a Gaara, pero aún así era capaz de ponerla tan nerviosa ¿Qué sería lo que le sucedía?
Gaara caminó hasta su auto e Ino se asomó para saludar a su sobrina, la cual abrió la puerta y brincó emocionada a sus brazos. Al ver aquello Matsuri enseguida saltó a la conclusión de que esa hermosa mujer rubia era la madre de Amaya, y por tanto la esposa de Gaara.
Sintió una pequeña punzada en el pecho, que iba creciendo a medida que ellos se alejaban; eran una hermosa familia, una familia muy linda.
—Él está casado… - Pensó, bajando la mirada con decepción.
Continuara…
Gaara y Matsuri vuelven a hablar en la escuela, sin la presencia de Ino ni de Amaya, en donde ella descubre que en realidad no está casado. Kankuro pelea con su esposa y se va de la casa por el día, encontrándose con Sari una vez más. Ino busca la manera de acercarse a Gaara como antes, pero descubre que él está con alguien y piensa que tiene una relación con esa persona, lo que la enfurece. Naruto vuelve a ver a Hinata y al observarla fijamente, se da cuenta de que ella tiene un carisma muy especial, que puede servir para interpretar aquel papel, sin embargo no sabe en qué lío se está metiendo.
Próximo capítulo: Enrédame contigo.
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Bien, creo que esto es todo por ahora.
¡Espero que les haya gustado!
PD: muy pronto habrá conti de mis otros fics ^^ | |
| | | Anto-chan(: Nivel 4
Cantidad de envíos : 129 Edad : 32 Fecha de inscripción : 19/01/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Lun Jul 18 2011, 05:22 | |
| Me encantó el capítulo y me encanta la historia. Me fascina como escribís! Espero la continuación Selene-chan :D
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| | | lavida13 Nivel 8
Cantidad de envíos : 307 Edad : 29 Localización : aldea de konoha mansion hyuga-uzumaki Fecha de inscripción : 15/01/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Lun Jul 18 2011, 08:55 | |
| jaja es bueno me alegro de que lo publicaras aqui selene ^^ bueno sube la conti pronto bayy ^^ | |
| | | shirookami Nivel 2
Cantidad de envíos : 62 Edad : 33 Fecha de inscripción : 16/08/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Jue Jul 21 2011, 09:42 | |
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| | | N!ky Nivel 45
Cantidad de envíos : 10927 Edad : 28 Localización : Gobernando en el Infierno Fecha de inscripción : 30/12/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Vie Jul 22 2011, 08:21 | |
| Muy sugoi el cap. selene-chan *o* me esta callendo mal ino...como se atreve a entrometerse en la vida de gaara y su hija..k acaso no kiere a sai...k piensa volver a meterse con gaara como antes (lo digo x el avance xD) K bien Kankuro conocio a sari xDD Tsunade es la directora de el jardin? jjajajjaja xDD Muy bueno el cap. al = k la historia espero tu conti al = k la conti de tus otros fanfics xD Te cuidas Selene-chan!! Matta ne!!
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| | | Yume-chan New User
Cantidad de envíos : 9 Edad : 28 Fecha de inscripción : 24/06/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Mar Jul 26 2011, 12:52 | |
| waaaaa esta geniallll espero con ansias selene-chan amo tus fics songenialess | |
| | | GSMatsuri Nivel 2
Cantidad de envíos : 61 Edad : 29 Localización : Somewhere back in time Fecha de inscripción : 06/08/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Sáb Ago 06 2011, 16:55 | |
| Ooo yeah yo sabia q te conocia Selene-Moonlight de fanfiction. Igual me recuerdas (jajaja igual no yo dandome mis aires de grandesa) jajaja bueno hace un buen que yo no escribia si te acuerdas pues soy GSMatsuri y he vuelto! Neee eso que! Todos tus fics me encantan. Los deje de leer hace tiempo pero aqui ando jajaja siempre tu fan. Muy bueno este. Me gusta mucho tu narracion. Espero la conti!! | |
| | | Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Ago 07 2011, 07:49 | |
| - GSMatsuri escribió:
- Ooo yeah yo sabia q te conocia Selene-Moonlight de fanfiction. Igual me recuerdas (jajaja igual no yo dandome mis aires de grandesa) jajaja bueno hace un buen que yo no escribia si te acuerdas pues soy GSMatsuri y he vuelto! Neee eso que!
Todos tus fics me encantan. Los deje de leer hace tiempo pero aqui ando jajaja siempre tu fan. Muy bueno este. Me gusta mucho tu narracion. Espero la conti!! Con sólo leer tu nick me acordé de ti ¡Nuna terminaste un fic que me gustaba mucho! Hmp ¬¬ Que bueno volver a verte ¿Qué te habías hecho? Jeje, bueno, en fin, que bien que te guste mi fic Lo puedes encontrar en fanfiction¡Hola a todos! ^^ Perdón por la demora, soy una despistada xD Aquí la conti ^^ PD: Es sólo la parte 1 ---------- Capitulo 3: Enrédame contigo—Ah – Soltó un suspiro, cayendo sobre el sofá como si hubiera estado haciendo un gran esfuerzo por horas. Sari arqueó una ceja al observarla ¿No se supone que debía estar feliz por su primer día de clases? —¿Qué te pasa Matsu? – Preguntó desconcertada. Su amiga le miró y enseguida pudo notarlo, algo le estaba molestando a Matsuri. —No vas a creer a quien me encontré en la escuela – Sari negó con la cabeza, no tenía ni la más mínima idea de quién podía ser, pero Matsuri se veía muy afectada —. El hombre que me atropelló. —¿En serio? – Cuestionó incrédula la chica de ojos grises, pero después se expresión fue muy normal —. ¿Y eso qué? Espera un minuto ¿Qué haría un sujeto como ese en un lugar así? Por lo que me dijiste, pareciera ser un empresario millonario. —Es el padre de una de mis alumnas – Soltó Matsuri, y ahora sí que Sari la vio con sorpresa, simplemente no se lo podía creer ¿Ese tipo que según Matsuri era muy apuesto, tenía una hija? —No puede ser, eso quiere decir que también ha de tener esposa – Ella llegó a la misma conclusión que Matsuri, así que vio a la castaña asentir con la cabeza, pero se veía desanimada con eso, lo que le dio cierta idea —. Y eso… ¿Te desanima? —¿A qué te refieres? – Preguntó Matsuri confundida. —Dime la verdad ¿Te ha gustado ese hombre Matsuri? La aludida le miró con las mejillas sonrojadas, pero no pudo responder, simplemente bajó la mirada y se hizo la desentendida, lo que convenció más a Sari de que la respuesta era afirmativa. —N-no digas tonterías, ni siquiera lo conozco, sólo lo he visto… dos veces – El tono de su voz pasó de normal a triste —. Además su esposa es una mujer muy hermosa, yo no tendría posibilidad. —¡Ajá! ¡Eso quiere decir que sí te gusta! —¡N-no! – Volvió a negar Matsuri aún más sonrojada que hace rato, haciendo que Sari riera a carcajadas, de verdad que su amiga era muy obvia y le era imposible mentir. —Lo que digas Matsu, lo que digas. Matsuri simplemente le hizo un desprecio, porque a pesar de todo, era imposible que a ella le gustara un sujeto que ni siquiera conocía, ella no era así, además jamás se fijaría en un hombre casado y de tanta altura social; él era demasiado para alguien tan sencilla como ella. _.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._ Llegó a casa con su hija dormida en los brazos. Habían ido a dejar a Ino a la suya, porque no planeaba dejarla entrar a su departamento ni aunque estuviera loco. Antes las cosas eran tan diferentes, cuando aún no se casaba con Sayuri todo con Ino era bueno, eran amigos "especiales", aunque la rubia siempre lo quiso para algo más que eso. Todo cambió cuando ella le presentó a su hermana mayor; Sayuri. —No entiendo para qué me has hecho venir, ni que fuésemos novios oficiales o algo – Dijo serio, de brazos cruzados y sentado sobre el sofá individual de la sala de Ino. Tenían sólo veintidós años, eran muy jóvenes aún, para ellos la vida era un relajo.
—No seas así Gaara, mi hermana y mi padre quieren conocerte, les he dicho que no hay nada entre nosotros, que somos sólo amigos, pero ya sabes cómo son las familias – Dijo la chica, aunque mintió un poco, pues sí había dicho que entre Gaara y ella había "algo".
—De todos modos no debí venir, ahora sí que pensarán que hay algo entre nosotros – El pelirrojo volteó el rostro, sin embargo pronto sintió un peso sobre sus piernas, se volteó y vio a Ino sentada sobre él, rodeándole por el cuello y sonriendo.
—No seas así, tampoco puedes decir que no hay nada ¿Cierto? – La chica le susurró en la comisura de los labios, para después besarlo apasionadamente, beso que él correspondió en su totalidad, hasta que oyeron un ruido que los hizo separarse.
La puerta de la casa se abrió, e Ino inmediatamente se puso de pie, ya que acababa de llegar su hermana, mayor sólo por un año.
Era una joven alta, de largo cabello rubio, hermoso y sedoso, y sus ojos eran color azul profundo, simplemente era bella, bastó sólo unos segundos de verla para deslumbrar por completo a Gaara, pues no podía creer que tenía en frente a una mujer así.
—Oh, hola Ino, veo que trajiste a tu amigo – Sonrió, dejando al chico aún más encandilado con su presencia, si es que eso era posible.
—Sí hermana, él es Gaara, mi amigo – Lo presentó Ino, haciéndole un gesto para que se pusiera de pie —. Gaara, ella es mi hermana mayor, Sayuri.
—Mucho gusto, Sabaku No Gaara – Se presentó el pelirrojo, besando suavemente la mano de esa hermosa mujer, quien se había quedado perdida en sus ojos aguamarina.
La atracción fue simplemente inevitable, tanto para ella como para él. Algo sucedió en ese instante que cambiaría la vida de ambos para siempre.
—Duerme princesa – Besó la frente de su hija, a la que ya había recostado en su cama. La cubrió con las sábanas y se alejó hacia la puerta. No era tan malo ser padre, le gustaba compartir tantas cosas con ella, a pesar de que cuando se enteró de que venía al mundo no estaba demasiado feliz. —¿Dijiste embarazada? – Le parecía simplemente increíble, no pensó que se descuidaría de esa manera. Maldijo su suerte, maldijo una y mil veces esa estúpida noche en que sus deseos le vencieron y se terminó acostando con ella, estaba tan entregado que se olvidó de lo más importante; usar preservativo.
—Así es Gaara, no sé cómo pasó, pero voy a tener un hijo, y es tuyo – La rubia le miró, notando la cara de inconformidad que el chico mantenía; la noticia no era del todo alegre para él.
—¿Ah sí? Pues yo no estoy tan seguro, no sé con cuantos tipos te habrás acostado desde esa vez.
—Sólo contigo, no soy ninguna puta – Ella le miró enojada, no le gustaba la actitud de Gaara —. Eres el padre, de eso no hay dudas.
Lo había dicho sólo por causar discordia, la verdad era que Gaara le creía y lo sabía, sabía que ese bebé que Sayuri esperaba era suyo, lo tenía muy claro.
—Maldita sea, esto es una mierda – Se golpeó los codos contra la pared, estaba verdaderamente molesto, no tenía intensiones de convertirse en un hombre de familia, y ahora no le quedaba de otra.
—¿Sabes? Si no quieres hacerte cargo está bien, no te obligaré, no pienses que soy una inútil que no puede mantenerse sola, pero quiero que sepas que yo… que yo de verdad te quiero – Sayuri bajó la mirada, nunca se había sentido tan dolida, tener que confesarse de esa manera, prácticamente diciendo adiós, causando lástima, frente a un hombre que no sentía nada por ella, que era tan frío como un trozo de hielo.
—Demonios – Gaara suspiró, tampoco era un monstruo, no podía dejarla sola y menos con algo que era su responsabilidad —. No digas eso, sé muy bien lo que sientes, y sabes también que yo no siento lo mismo —. Sayuri bajó la mirada; eso era un obvio adiós —. Pero no puedo dejarte, soy un hombre de palabra, si estás esperando un hijo mío entonces haré lo que tenga que hacer, incluso casarme contigo.
—Gaara… - Pronunció Sayuri sorprendida, lanzándose a los brazos del pelirrojo, que no se esforzó por corresponderle —. Gracias Gaara, no sabes lo feliz que me haces.
Él no respondió, simplemente se quedó quieto, esperando a que el momento acabara.
Se tomó la taza de café y dejó el diario sobre la mesa de la sala. Ya era bastante tarde, pero como siempre le costaba un poco quedarse dormido, los recuerdos a veces no le permitían relajarse, eran demasiadas cosas, hechos que habían vuelto su vida un desastre de grandes proporciones, sólo después de casarse con Sayuri había logrado convertirse en un verdadero hombre serio, preocupado de su trabajo y centrado sólo en los negocios, olvidando la parrandería, pero por más que trató de alejar a Ino las cosas no eran como quería, ella nunca le perdonó por haberse metido con su hermana, por dejarla embarazada, ni menos por haberse casado con ella, se sintió desplazada y con justa razón, creía que ese derecho era suyo por haberlo conocido primero, por haber sido su mujer primero que Sayuri. —Será mejor que me acueste – Se dirigió a su habitación, pero antes de irse a su cama caminó al baño. Se quitó toda su ropa y se metió bajo el agua tibia, así relajaría un poco su cuerpo, se sentía muy estresado y eso era lo mejor para calmarse. Cuando cerró los ojos, no supo por qué, pero la vio a ella. Era bonita, dulce y alegre, amable y muy tímida; simplemente adorable. No había conocido nunca a una mujer como Matsuri, que le causara esa impresión, que le hiciera sonreír con sólo mirarla. —Tengo que verla de nuevo – Se dijo, sintiéndose algo emocionado, sin saber por qué. Salió de la ducha, secó su cuerpo con una toalla y se puso un bóxer rojo oscuro. Caminó hasta su cama y se recostó, aún con esa imagen en la mente. _.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._ —¡Apágate cosa fea! – Escuchó el estridente grito de la vocecita de su niña, la cual golpeaba algo contra el piso. Abrió los ojos como platos y se bajó de la cama con demasiada rapidez, enredándose en las sábanas y cayendo al suelo al instante. —Auch, eso ha dolido – Se quejó, llevándose una mano a la pierna derecha, pero enseguida se olvidó de eso al oír nuevamente como su hija gritaba y azotaba el nuevo despertador. Oh no, no pasaría lo mismo de la otra vez, Amaya en verdad era muy desobediente cuando algo se le metía en la cabeza —. ¡Amaya! – La llamó, quitándose de encima las sábanas como pudo, para correr hacia la sala y ver a su pequeña tratando de asesinar al señor mapache dos; no sabía por qué pero a él le encantaba ese despertador. —Papi, despertaste. —Amaya, deja eso ahora – Le ordenó algo enojado, notando como la niña bajaba la mirada con tristeza, dejando el mapache en el suelo. —Perdón papi, se me olvidó – Se disculpó la pequeña, mirando hacia el suelo con arrepentimiento. A Gaara no le gustaba regañarla, primero porque se le hacía demasiado tierna y dulce como para andarla viendo con mala cara todo el tiempo y segundo porque no estaba acostumbrado a tratar con niños, mucho menos a regañarlos. —Ya no importa princesa, sólo recuerda que el mapache debe despertar a papá para ir a trabajar, y también para llevarte a la escue… - Se detuvo cuando se dio cuenta de la hora que era en el reloj despertador —. ¡Estamos media hora atrasados! Casi con la velocidad de un rayo, Gaara tomó entre sus manos a su pequeña hija y la llevó corriendo al baño, la metió a la bañera, llenándola con agua tibia y casi voló al cuarto en busca de su ropa, no podía pasarle lo de la otra vez. Después de darle un baño veloz a Amaya, la vistió, le peinó el cabello medianamente bien y la dejó esperando en la sala, pues él también debía bañarse para ir al trabajo. La niña comenzó a jugar con sus piecitos, mirándose los zapatos mientras los balanceaba de adelante hacia atrás, una y otra vez, hasta que su estómago sonó. —Papi… ¡Papi, tengo hambre! – Después de eso sólo se escuchó un golpe seco, como si algo hubiese azotado el suelo –efectivamente había sido Gaara, quien se cayó de nueva cuenta cuando Amaya gritó que tenía hambre-. Segundos después Gaara salió del baño, con expresión de dolor, pero obvió ese detalle y corrió hacia la cocina a preparar el desayuno. No era bueno en esto, siempre comía algo rápido, un hot dog o alguna cosa de esas, se compraba un café expreso y con esto ya estaba listo, aún no aprendía a preparar un desayuno nutritivo para una niña de cinco años. Hizo lo mejor que pudo, sin duda. —Está malo papi – Dijo Amaya al probarlo, haciendo la cara de haber probado algo agrio. Gaara bajó la mirada decepcionado, esto era lo peor que podía pasarle. —Perdón Amaya – Se disculpó, verdaderamente derrotado. Después de haber desayunado y con casi diez minutos de retraso, Gaara subió al auto a su hija y partió hacia la escuela, pues hoy tenía una importante reunión que comenzaba a las nueve y media y quedaba una hora para eso, lo que significaba que debía revisar todo antes para que no hubiera ningún percance. Al llegar al colegio de Amaya lo primero que hizo fue buscar un lugar para estacionarse, pero al parecer ese día a todos se les había dado por llegar tarde, pues el lugar estaba lleno. —Demonios – Masculló, mientras la pequeña jugaba con un osito de peluche que él le había regalado. Acomodó el espejo retrovisor, notando de pronto como una interesante silueta se asomaba, una persona que iba del otro lado del estacionamiento, caminando con una dulce sonrisa. Sintió que su corazón se detenía por un momento, para volver a latir con más fuerza aún. —¡Es Matsuri-sensei! – Exclamó una contenta rubiecita, saltando en el asiento trasero del auto, al menos lo que le permitía el cinturón de seguridad. De lo poco que conocía a su maestra, ya le agradaba bastante, tanto así que le había tomado mucho cariño, era una persona demasiado tierna con los niños, se notaba que tenía mucho amor que entregar. —Amaya, quítate el cinturón, nos pararemos aquí – Ordenó, apagando el motor del auto. La pequeña asintió con la cabeza, haciéndole caso a su papá. Gaara bajó del auto, en medio de los toques furiosos de las bocinas de los otros autos, pero eso no le importó en lo más mínimo. Abrió la puerta para que bajara su hija y en eso, el mismo ruido de las bocinas llamó la atención de la joven maestra, quien se volteó a mirar hacia aquel lugar, algo sorprendida de verles. — Es… es Gaara… - Sus mejillas se sentían calientes, no entendía por qué pero su rostro estaba sonrojado ¿Qué significaba eso? Y lo peor era que cuando el pelirrojo le dio la mano a su hija, caminando hacia su persona, sintió que el corazón se le iba a salir por la boca —. V-viene hacia acá. —Hola, Matsuri – Le saludó amablemente Gaara en el momento en que llegó frente a ella. La castaña bajó un poco la mirada, no quería que él se diera cuenta de lo roja que estaba, pero al hacer ese movimiento la niña sí fue capaz de notarlo, aunque sólo se rió en silencio. —B-buenos días señor Gaara – Evadió su mirada, la vergüenza que sentía era demasiada como para atreverse a verlo a los ojos, sobre todo porque Amaya se había dado cuenta, esa niña era muy lista. Gaara frunció levemente el ceño, era cierto que era mayor que Matsuri, pero tampoco como para que lo llamara señor, además no le gustaba que ella se portara tan distante, esa chica… provocaba algo extraño en él, le agradaba su presencia, quería tenerla más cerca, conocerla un poco más. —Bueno Amaya, vete para adentro, mientras yo hablo con tu maestra – La niña asintió con la cabeza y corrió cantarina hacia el interior del edificio en cuestión, mientras el pelirrojo se quedaba frente a la avergonzada castaña —. Y entonces ¿Me crees un anciano Matsuri? —¿Por qué dice eso señor? Nada que ver. —Porque estás diciéndome señor – Habló enseguida, casi interrumpiendo la frase de la chica, quién volteó a verlo, encontrándose con su mirada algo molesta. Se dio cuenta en ese momento de que el trato que estaba dándole –a pesar de ser muy educado- no era de su agrado, él quería un trato más directo. —Perdone, es sólo que… me enseñaron que debo tratar con respeto a los hombres casados – Volvió a mirar a otra parte, el saber que Gaara era un hombre casado le causaba una profunda pena, no entendía por qué si apenas le conocía, tal vez se había hecho ilusiones demasiado rápido, lo que le hacía darse cuenta de lo tonta que era. —¿Casado? – Cuestionó Gaara, sonando sólo un poco divertido ¿De donde habría sacado Matsuri que él era casado? —. Creo que estás en un error, yo no estoy casado – Aclaró enseguida, preguntándose por qué la tímida joven parecía algo molesta cuando mencionó lo de su estado civil. Un momento… ¿Es que acaso estaba celosa o algo así? —. Celosa… sería todo un agrado.
_.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._.-*-._ —Será divertido Hinata-sama, le aseguro que no se va a arrepentir – Le aseguró una vez más, mientras que la joven miraba todo el lugar bastante retraída, no es que le diera miedo encontrarse en un estudio de televisión, el verdadero problema era que ahí trabajaba Naruto Uzumaki, ese actor que la volvía prácticamente loca. Había venido aquí porque su primo Neji le pidió que lo acompañara, estaban planeando filmar un comercial para promocionar los artículos electrónicos de la empresa Hyûga, pero justamente había ido a parar en este lugar, el peor de todos los sitios a los que podían ir. —Neji nii-san, no creo que… - Justo cuando ella iba a hablar, se quedó paralizada al ver salir al mismísimo Naruto Uzumaki de uno de los sets de grabación, acompañado de su compañero en el nuevo dorama, Kiba Inuzuka y el popular cantante y actor Uchiha Sasuke, además de Asuma Sarutobi, el director de la serie. Hinata estaba que se desmayaba, tres estrellas y un director de renombre estaban en frente de ella, aunque ninguno parecía prestarle atención a su presencia, eso era lo de menos ¡Tenía ganas de salir corriendo! —Deja de decir eso, estoy seguro de que encontraremos a Miyako-chan – Aseguró el rubio con su característica sonrisa, cosa que terminó de encandilar a la joven Hyûga. Como hija de un importante empresario ella debía estar acostumbrada a codearse con gente famosa, pero era demasiado tímida y jamás asistía a las reuniones que su padre organizaba, lo que la había privado de conocer a todo ese tipo de gente del espectáculo, era por eso que ahora se encontraba tan nerviosa. Por otra parte, Naruto abrió sus ojos y justamente los posó en su pequeña figura, que no dejó de observarlo en ningún momento con deslumbramiento. Él la reconoció enseguida, la recordaba del otro día porque se había comportado muy tímidamente. —¡Hey, hola! – Se cercó a saludarla con toda la alegría del mundo, justo cuando Neji se adentraba en una oficina, sin prestar atención a que su prima se había quedado paralizada en su sitio, porque alguien tan famoso estaba hablándole —. ¿Tú eres Hinata verdad? —S-sí y-yo… - La Hyûga bajó la mirada, comenzando a jugar con sus dedos y sonrojándose en forma instantánea, lucía adorable, se notaba a leguas que era una chica tímida. —Bueno Asuma, luego nos vemos – Dijo Sasuke despidiéndose, recordó que hoy tenía que visitar a cierta personita que no veía hace un tiempo y tenía muchas ganas de molestarla, era cierto que la quería, era tal vez la única mujer a parte de su madre que él quería en serio, después de todo se trataba de su primita, que era como su hermana pequeña. —Sí, te llamaré Sasuke – Respondió el director, haciendo un gesto de despedida con su mano. En ese momento volteó a ver a Naruto, no se había dado cuenta en qué momento el rubio se separó de ellos, ni mucho menos que Kiba miraba con atención en esa dirección. Naruto hablaba animadamente con una chica, pero ella no era cualquier chica, claro que no. Esa joven… sus gestos, su forma de hablar, ese movimiento que hacía con sus dedos, su cara sonrojada. Era irreal, simplemente perfecta, como caía del mismísimo cielo. —Miyako – Susurró Asuma, captando la atención de Kiba, quién le miró sorprendido, para luego pensar que era cierto, esa chica tan hermosa actuaba igual que Miyako ¿Sería que al fin la habían encontrado? ------------ Bueno, hasta aquí lo dejo por ahora ^^ ¡Bye! | |
| | | shirookami Nivel 2
Cantidad de envíos : 62 Edad : 33 Fecha de inscripción : 16/08/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Ago 07 2011, 12:44 | |
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| | | Anto-chan(: Nivel 4
Cantidad de envíos : 129 Edad : 32 Fecha de inscripción : 19/01/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Ago 07 2011, 13:32 | |
| Me encantaaaa! Me fascinan sinceramente cada uno de tus Fics! Son espectaculares :D Particularmente, me gusta la historia de este porque no es nada parecido a ninguna otra. Asi que...espero la continuacion :D | |
| | | Yume-chan New User
Cantidad de envíos : 9 Edad : 28 Fecha de inscripción : 24/06/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Jue Ago 11 2011, 10:47 | |
| WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA quedo en la mejor partee rayossss espero la conty prontoo sayonara | |
| | | N!ky Nivel 45
Cantidad de envíos : 10927 Edad : 28 Localización : Gobernando en el Infierno Fecha de inscripción : 30/12/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Ago 14 2011, 11:09 | |
| sugooooooiiii esta cool el cap. pobre gaara otra vez atrasado... espero tu conti te cuidas matta ne | |
| | | Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Sep 11 2011, 10:31 | |
| ¡Hola!
Bueno, gracias por los comentarios, aquí les dejo la conti ^^
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—¿Cómo? – Matsuri parpadeó varias veces para cerciorarse de que había escuchado bien, Gaara acababa de decirle que no estaba casado ¿Acaso se burlaba de ella? —. Pero… la madre de Amaya-chan… ¿La mujer que ayer estaba…?
—Seguro hablas de Ino – Adivinó Gaara, antes de que ella terminara la frase, pues era obvio. Maldita sea, nunca pensó que alguien confundiría a Ino con su esposa, pero la verdad la rubia era muy parecida a su pequeña Amaya, era algo bastante lógico de pensar —. Pues, Ino no es mi esposa, es sólo la tía de mi hija, la madre de Amaya falleció en un accidente.
Los ojos de Matsuri se abrieron como platos, no podía creer semejante noticia, era una tonta e imprudente, ella preocupándose de que si él estaba casado y sin darse cuenta había tocado un tema muy personal.
—L-lo siento mucho, yo no lo sabía… - Bajó la mirada apenada, de verdad se sentía como una estúpida, seguramente Gaara debía estarse sintiendo muy mal, después de todo había perdido a su esposa, a la mujer que amaba.
—Bueno, no lo sientas tanto, hace tres años que estábamos divorciados – Comentó el pelirrojo como si nada, la verdad era que el tema no le afectaba, o al menos no tan profundamente como las personas creían, porque cualquiera pensaría que en algún momento él amó a la madre de su hija, pero nunca fue así, Gaara nunca había amado a ninguna mujer en su vida, todas las que habían estado con él habían sido un juego, la única que llegó a algo más fue Sayuri, pero eso tampoco resultó.
Ahora que lo pensaba nunca había tenido una relación que lo hiciera realmente feliz, jamás había estado con una mujer que le llenara de emociones, que le hiciera sentir amor verdadero. Todas ellas le habían entregado su cuerpo, pero ninguna se había robado su corazón, a veces pensaba que eso nunca sucedería.
—Ya veo… - Matsuri no sabía que decir, no sabía siquiera por qué estaba teniendo esta conversación, sólo entendía una cosa, le aliviaba el saber que Gaara no estaba casado, no sabía por qué pero le hacía muy feliz, tal vez Sari tenía razón y él le gustaba.
—Bueno Matsuri, me tengo que ir al trabajo – Dijo Gaara luego de ver la hora en su reloj de mano, haciendo un ademán de retirarse a la castaña, que asintió con la cabeza —. Nos vemos después, y espero dejes de tratarme de usted.
Se alejó a pasos presurosos, todavía esos tipos le estaban tocando la bocina, pero no le importaba demasiado, Dios, cuando vía a Matsuri todo se le olvidaba ¿Qué era aquello?
—Ella es muy linda, creo que quiero conocerla mejor – Pensó antes de partir, porque definitivamente la maestra de su hija le llamaba mucho la atención, tanto como ninguna otra mujer.
Por su lado Matsuri decidió entrar de una vez a la escuela, se le hacía tarde y debía comenzar con su clase cuanto antes, pero se había distraído mirando a Gaara, de verdad él era capaz de hipnotizarla con esa mirada que poseía.
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—¡Deja de decir estupideces, me tienes harto! – Gritó colérico, en verdad no soportaba los berrinches de su esposa, se ponía peor día con día, estaba haciéndose simplemente insoportable.
—¡Eres un idiota Kankuro, no soporto cuando te pones así! – Le respondió Shizuka, tirando unas cuantas cosas al suelo, sin importarle que éstas se rompieran.
—¡Sólo sabes quejarte por todo! – Kankuro ya no aguantó más el escándalo que hacía su esposa, ni siquiera recordaba por qué discutían esta vez, sólo que estaba realmente molesto con ella y en este momento no sentía deseos de verla, al menos por unas horas, así que optó por lo sano y salió de la casa dando un portazo, sabía que si seguía así terminaría por hacer alguna tontería y no quería, a pesar de todo amaba a su esposa.
Estaba indignado, se subió a su auto y partió hacia la empresa, tenía que hablar con Gaara, pero antes necesitaba calmarse un poco.
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La reunión que Gaara tenía acabó bien después de todo, llegó justo a tiempo y no hubo percances, así que ahora se despedía de los asistentes de manera muy amable. En eso, vio que se acercaba una mujer rubia, quién sostenía a una bebé en sus brazos.
—¿Qué hay hermano? – Saludó muy alegremente, mientras que Gaara caía sentado de nueva cuenta sobre su silla, sin mirarla a ella.
—No pensé verte por aquí Temari, y menos con la bebé – Reparó en la pequeña criatura de cabellos negros, la cual miraba todo con sus grandes ojitos llenos de curiosidad. Era bastante divertido ver a Temari haciendo el papel de madre, a pesar de que prácticamente había sido ella la madre de sus dos hermanos, puesto que la verdadera… ellos preferían ni siquiera mencionarla. Por otro lado, la rubia había dedicado demasiado tiempo a sus hermanos, así que tardó bastante en establecer su propia familia, pero al conocer a Shikamaru ese deseo por estar a su lado pudo más que todo, por eso se habían casado.
—Sumi estaba aburrida, quería salir un rato a pasear, y tengo cosas que hacer aquí en la empresa – Se justificó Temari, meciendo suavemente a su pequeña hija —. Por cierto ¿Cómo ha estado la linda Amaya? Escuché que por fin la inscribiste en la escuela.
—Así es, ella está ahí ahora mismo – Gaara miró el reloj, había pasado solamente una hora y media desde la última vez que vio a Matsuri, pero se moría de ganas por volver a tenerla cerca y eso era extraño en él —. Dice que se divierte mucho en ese lugar.
—Que bien – Temari volvió a sonreír, pero enseguida se sentó al lado de Gaara con una expresión nostálgica —. Ya sabes que su madre nunca me cayó bien, pero debe de ser difícil para ella, yo no podía imaginar como estaría mi princesa si yo le falto.
El pelirrojo miró a su hermana mayor. Aunque no lo demostrara él adoraba y admiraba a Temari, había sido la persona que estuvo a su lado más que nadie, sobre todo después de la muerte de su padre.
—Te ves siempre feliz desde que Sumiko nació – Comentó, recordando el momento en que él mismo recibió en sus brazos a su hija por primera vez —. ¿De verdad para ustedes es algo tan grande tener un hijo?
—¿Qué cosas dices Gaara? – Cuestionó Temari, riendo ante el comentario de su hermano menor —. Pero si tú también tienes una hija, deberías sentirte igual que yo, uno siente deseos de protegerlos, porque son sangre de tu sangre… - Abrazó a su bebé contra su cuerpo, la cual sólo reía con pequeñas carcajadas —. ¿No te sentiste así cuando nació Amaya?
—No lo sé, ese día no estaba feliz, al principio estaba muy enfadado, pensaba que sería una responsabilidad demasiado grande y la cual yo no quería recibir – Cerró los ojos, pensando en lo que en ese instante vino a su persona —. Pero las cosas cambiaron cuando la vi…
—Es una niña – Anunció el doctor, mientas el estruendoso llanto estallaba, resonando en los oídos de todos los adultos. Gaara –que estaba al lado de Sayuri- miró a esa pequeña criatura con cierto fastidio, no sabía como había llegado a esto, estando en esa sala de parto, cuando se había jurado nunca convertirse en un hombre de familia y ahora estaba incluso casado.
—Es una niña hermosa – Dijo una de las enfermeras, mientras limpiaba un poco a la bebé y la envolvía en una manta.
Sayuri parecía cansada, pero había una gran sonrisa en sus labios, había sufrido tanto para traer a esa niña al mundo y aún así era capaz de mostrarse alegre, era una contradicción que en verdad Gaara no entendía.
—Aquí tiene – La enfermera entregó a la bebé a los brazos de su madre, quién con sostenerla sólo unos momentos logró hacer que se quedara tranquila. Gaara sólo observaba en silencio, sin saber que decir, pues claramente esto no era algo que hubiera deseado, nunca quiso convertirse en padre, sólo sucedió.
—Gaara, acércate, ven a conocer a nuestra hija – Le dijo Sayuri, moviendo un poco la manta alrededor de la rojiza carita de la pequeña, para que así se pudiera apreciar mejor. El pelirrojo se acercó de mala gana, pero en cuanto sus ojos pudieron percatarse de que esa niña tenía unos iguales a los suyos, sintió algo extraño desde el fondo de su ser —. Sostenla.
Él sólo asintió con la cabeza, por un momento quería saber lo que se sentía ser el padre de esa criatura, así que con firmeza la acurrucó entre sus brazos, descubriendo la fragilidad de su cuerpecito, pero la hermosura que se sentía al tenerla así, sabiendo que él había ayudado a crearla.
—Eres… eres mi hija… - Susurró para sí, pero su esposa pudo oírlo y soltó una sonrisa, feliz de que Gaara al fin lo reconociera, que se hiciera a la idea de que tenían una hija.
—Su nombre será Amaya – Fueron sus palabras, el nombre perfecto para su dulce bebé.
—Tú amas a tu hija – Dijo de pronto Temari, mostrando otra vez esa sonrisa de felicidad, esa forma en la que Gaara jamás había sonreído desde ese día, cuando –siendo aún un niño- se sintió traicionado de la peor manera que podía haber. Pero las palabras de su hermana eran muy ciertas, a pesar de que al principio no la quería, de que cuando nació no había querido siquiera mirarla, él la adoraba, Amaya había traído una luz a su vida que nadie más poseía.
—Es verdad… - Admitió al fin, justo en el momento en que en la oficina, se aparecía su otro hermano, el cual no lucía nada contento, al parecer había tenido otra discusión con su esposa, para variar ese era siempre su problema.
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—Por favor, sólo hablemos un poco, Sasuke-kun – Insistió la chica de cabello rosado, mientras Sasuke trataba por todos los medios de hacerle el quite, pues no sentía deseos de verla. Sakura lo enfermaba, le hastiaba su presencia, pero no tenía el valor de decírselo porque no quería lastimarla, mucho menos después de lo que sucedió entre ellos.
—No puedo, tengo muchas cosas que hacer, así que déjame en paz – Lo mejor que podía hacer era evitarla, así ella no se enteraría de que en verdad lo molestaba y que no la quería cerca y él se ahorraría el tener que aguantar verla llorar, lo último que quería era soportar algo como eso.
—Pero Sasuke-kun yo… - La chica bajó la mirada, se estaba sintiendo realmente mal, era tan triste que después de que Sasuke la hizo suya ahora la tratara como si no existiese, siempre le decía que estaba ocupado, pero ella ya estaba cansada de eso —. Por favor… deja de tratarme así…
—Mira Sakura, basta ¿Sí? No vayas a ponerte a llorar porque sabes que eso no me gusta – Al fin él se había decidido y le habló severamente, tal vez lo mejor era cortarlo todo por lo sano y decirle la verdad, quizás ella lo odiaría tanto que no lo volvería a buscar en la vida y ya no tendría que verla nunca.
—Pero es que… ¿Qué hay de lo que pasó entre nosotros? ¿Ahora piensas hacerte el desentendido?
—No es eso, es sólo qué… - El azabache no pudo terminar su frase, pues fue interrumpido por la chica de ojos jade, que había comenzado a llorar.
—¡Yo te amo Sasuke-kun! – Gritó, para luego lanzarse a sus brazos, besándolo por sorpresa. Sasuke se había quedado paralizado ante ese acto, no fue capaz de moverse ni de hacer nada.
Ninguno de los dos sabía que alguien les estaba viendo, una persona que pensó que estarse besando afuera de una televisora era una noticia para hacer explotar en todos lados, pues el famoso Sasuke Uchiha al parecer tenía novia.
—Esto será grande – Murmuró, sacando su cámara fotográfica para enfocarla hacia la parejita de "enamorados".
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Matsuri apoyó sus antebrazos sobre el barandal de seguridad del segundo piso, soltando un suspiro de ternura al observar a todos esos lindos pequeños que jugaban felices en el jardín de la escuela.
—Se ve que te gustan mucho los niños – Escuchó una voz femenina, la cual le hablaba de forma amable. Matsuri se volteó y vio a una chica algo más alta que ella, con el cabello castaño y recogido en dos chonguitos, mientras sus grandes ojos eran de un color caoba muy bonito —. Soy Tenten Ama, del salón de al lado – Se presentó la joven, extendiendo su mano.
—Matsuri Koyama – Respondió Matsuri estrechando su mano mientras sonreía. A pesar de ser prima de los Uchiha, ese no era su apellido, pues su madre fue Uchiha y su padre Koyama, además un apellido tan ostentoso como ese no iba con alguien como ella.
—Que bonito nombre, es como todo alegre ¿No? – Comentó Tenten divertida, en verdad le agradaban el tipo de nombres con un significado alegre, como en el caso de Matsuri.
—Y el tuyo es muy bonito también ¿Es chino verdad? – Tenten asintió con la cabeza, para luego volver a mirar a los niños que jugaban. Matsuri hizo lo mismo, notando a lo lejos a la pequeña Amaya, esa niña era bastante lista y la verdad es que era muy linda, siempre que la miraba parecía ser una muñequita —. Los niños son realmente lindos.
—Yo creo lo mismo – La secundó Tenten —. Por eso he escogido este trabajo, aunque a veces sea algo pesado es muy divertido, sobre todo con sus ocurrencias.
—Tienes razón – Dijo Matsuri. Ambas comenzaron a reírse y a comentar algunas cosas que tenían en común, por lo que rápidamente se hicieron amigas, no bastó mucho tiempo para que se llevasen muy bien.
De pronto el celular de Matsuri comenzó a sonar, lo que la distrajo de su amena conversación. Al atender se dio cuenta de que se trataba de una de las personas que más adoraba en el mundo, así que su sonrisa no se hizo esperar.
—¿Cómo está mi princesa? – Preguntó del otro lado, lo que la hizo reír divertida, él siempre le ponía ese tipo de apodos, pero ella no se sentía una princesa en lo absoluto.
—Ita-kun, no seas tonto, estoy muy bien ¿Y a ti como te va en Miami – Preguntó interesada, mientras que Tenten sólo le veía algo curiosa, pues de pronto Matsuri se había puesto muy feliz cuando oyó esa voz; la voz de su primo.
—En Miami no sé, porque ahora mismo estoy en el aeropuerto de Londres, a punto de volar a Tokio.
—¡¿Cómo dices?! – Exclamó totalmente sorprendida, hace tanto tiempo que no lo veía que prácticamente había olvidado las facciones de su cara, no podía creer que nuevamente tendría a su primo en frente —. ¿Regresarás?
—Bueno, esa es la idea – Dijo algo divertido el chico del otro lado, que de pronto hizo un silencio y una voz femenina se escuchó, al parecer hablaban del altoparlante del aeropuerto para avisar que los vuelos estaban por salir —. Bueno pequeña, tengo que subir a un avión, te veré en Japón, adiós.
—Adiós Itachi – Matsuri colgó la llamada con la cara risueña, pero al mirar a Tenten se dio cuenta de que ésta le veía pícaramente, seguramente creyó que hablaba con su novio o algo así —. N-no es lo que piensas… nada más se trataba de mi primo.
—¿Primo? – La chica sonrió, cruzándose de brazos para volver a mirar hacia el primer piso —. Te veías tan feliz que pensé que hablabas con algún amorcito.
—No, nada que ver – Dijo la castaña cerrando sus ojos, sintiendo el viento helado sobre su rostro. Itachi, el mayor de sus dos primos, había sido una persona demasiado importante en su vida, quien siempre la apoyaba y la defendía de todos, a pesar de que Sasuke también lo hacía, en Itachi siempre vio a una figura mucho más imponente, le daba mucho gusto volver a verlo —. Te he extrañado mucho primo del alma, ya quiero volver a verte.
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—¿Con quién hablabas, Itachi? – Preguntó un joven alto, de piel clara y ojos negros, el cual además poseía un cabello rojizo como el fuego, desordenado y rebelde. Muchas de las mujeres que iban pasando se le quedaban viendo a él o a su amigo, alto, de ojos inexpresivos y negros como la noche, con un largo cabello azabache amarrado en una coleta baja que caía sobre su espalda.
—Con mi prima, le avisaba que voy de regreso a Japón – Respondió el Uchiha, tomando entre sus manos las dos maletas que traía desde Miami. Su amigo le miró divertido.
—Vaya, como aprecias a esa prima tuya – Se burló, pues sabía que para Itachi era como una hermanita pequeña, eso siempre le decía, la verdad le daba bastante curiosidad el conocerla pues su mejor amigo hablaba maravillas de esa niña, aunque le había aclarado más de mil veces que Matsuri no era ninguna niña, incluso le advirtió que tuviera cuidado con ella, ya que Itachi sabía muy bien de lo que Sasori era capaz.
—Claro, ha sido como una hermana para mí, mucho más respetuosa que el ingrato de Sasuke – Susurró lo último entre dientes, entornando los ojos, por ende el pelirrojo no logró oírle —. En fin, dejemos de hablar de esto y subamos al avión Sasori, no quiero quedarme abajo.
—Como digas – Sasori levantó también sus maletas y se fue detrás de su amigo, teniendo en mente una pequeña idea que le molestaba desde hace rato —. No sé para qué Itachi me insiste tanto en que no me vaya a fijar en su prima, ni que fuera la gran cosa – Pensó con el ceño fruncido, aunque claro, no sabía que sucedería una vez que regresara a Japón.
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Gaara le entregó un vaso de café de plástico, a ver si un poco de cafeína le lograba calmar esos nervios alterados, al final, no había nada peor que tener una vida matrimonial de mierda y él lo sabía muy bien, pues el infierno que vivió al lado de su ex mujer no se lo deseaba ni a su peor enemigo.
—Tranquilo, seguro que las cosas con Shizuka se van a arreglar – Trató de animarlo Gaara, pero su hermano no parecía reaccionar a sus palabras —. Maldita sea, no soy bueno ni en mi propia vida y me las doy de consejero matrimonial ¡Bravo Gaara! – Pensó con sarcasmo.
—El problema es que ella no quiere arreglar nada, lo único que hace es reclamarme por todo y sinceramente estoy harto, la amo Gaara, pero ya no la soporto – Fueron las palabras de Kankuro, en las que de alguna manera su hermano menor se vio reflejado por un instante, pues así mismo se sentía cuando estaba casado con Sayuri, excepto por lo del amor claro.
—Yo no soy quien para aconsejarte, sabes que para matrimonios soy el peor indicado – Gaara se sentó frente a Kankuro, quería ayudar aunque fuese sólo un poco, pero no tenía la menor idea de qué decirle, así que optó por lo que le parecía más correcto —. Pero en fin, intenta hablar con ella, dile como te sientes… hermano, si de verdad la amas no la pierdas.
—Je, quién te viera dando consejos amorosos – Rió por un momento el castaño, aunque su comentario incomodó a Gaara, éste decidió quedarse callado al verlo ya más repuesto, pero después no le daría tregua, sólo por esta vez lo iba a dejar pasar.
—Sí, ya sé que mi matrimonio fracasó, pero no me lo tienes que recordar.
—Ve el lado bueno, tuviste una hija hermosa ¿O no?
—Sí, eso creo – Respondió Gaara desviando la mirada, pero al hacer aquel movimiento notó que sobre el escritorio al otro lado de su oficina, había una fotografía que no veía hace mucho, era él de más joven, con todos sus amigos y familiares alrededor, incluso estaban su padre y su primo, con quién siempre llevó una estupenda relación.
—No había visto esta foto – Comentó de pronto Kankuro, poniéndose de pie y tomando la fotografía entre sus manos —. El viejo sale muy contento aquí, a y mira, está el primo también.
—Sí, ese idiota, me pregunto cuando vendrá – Soltó una pequeña sonrisa de nostalgia, era extraño pero tenía un presentimiento.
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—¿C-cómo dice? – Volvió a cuestionar la Hyûga, parpadeando varias veces para comprobar que era cierto lo que sus oídos acababan de escuchar. De pronto Naruto se le acercó, parándose en frente de ella y viéndola fijamente, lo que la hizo sonrojar al máximo. Luego de eso el rubio se alejó, golpeándose la palma de su mano derecha, con la izquierda hecha un puño.
—Tienes razón Asuma, ella en verdad se le parece.
—Tengo un ojo crítico experto, esta muchacha es simplemente perfecta para el papel – Dijo el director, volviendo a mirar a la sorprendida joven de frente —. ¿Qué me dices Hyûga-san? ¿Te gustaría ser actriz?
—Y-yo… n-no lo sé… etto… - La chica se sintió realmente nerviosa, nunca en su vida había imaginado que le preguntaran algo semejante, así que inconscientemente comenzó a jugar con sus dedos, actuando como una niña tímida, lo que tenía realmente encantados a los tres hombres frente a ella.
—¡Ese gesto es perfecto! – Exclamó Kiba sonriendo, feliz de haber encontrado a alguien que pudiera interpretar aquel papel con tal normalidad —. No hay nadie más que pueda hacerlo, tienes que aceptar, Hinata-san.
—¡Es cierto, no nos abandones! – Esta vez fue Naruto el alterado, quien sin previo aviso tomó ambas manos de la ojiperla entre las suyas, viéndole con ojitos de borrego a medio morir. Hinata no sabía qué hacer ni qué decir, sin embargo se sintió aliviada cuando vio a su primo aparecer.
—Vámonos Hinata-sama – Dijo pasando junto a ella, por suerte no se había percatado de que el rubio le tomaba de las manos, sino habría armado un tremendo escándalo.
—S-sí Neji Nii-san – Respondió, soltándose de Naruto de un tirón, pues estaba demasiado nerviosa como para permanecer así, ese rubio la ponía a actuar como una tonta, tal vez porque no era común que una estrella famosa le pidiera algo tan fervientemente —. Yo debo irme… pero lo pensaré ¿De acuerdo? Adiós… - Y sin más se despidió de todos ellos con una amable sonrisa y un gesto de mano.
De haber sabido en que lío se terminaría enredando…
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Ya era bastante tarde y Kankuro aún no sabía si regresar o no a casa, la verdad tenía miedo de lo que podría suceder si se enfrentaba a ella ahora, así que decidió que mejor se daría una vuelta por la ciudad en su auto, así se despejaba un rato y volvía cuando todo estuviera más calmado.
—¿Dónde rayos puse las llaves? – Se preguntó, buscando en cada uno de los bolsillos de su ropa, hasta que sin querer le dio un codazo a una persona y se volteó a pedir una disculpa —. Lo siento mucho seño… rita… - Terminó la frase entrecortada, porque se sorprendió al verla.
—Es usted… - Dijo Sari, esbozando una pequeña sonrisa.
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—Ahí está tu papá, Amaya-chan – Le dijo su maestra Matsuri, así que la niña apenas le vio bajar del auto corrió a abrazarse a sus piernas con emoción.
—¡Papi! – Gritó contenta de volver a verlo, porque cada momento que no estaba con él lo extrañaba, era la única persona que ahora tenía cerca y que cuidaba de ella, de no ser porque su madre había ido al cielo.
—¿Cómo estás Amaya? ¿Te has portado bien? – Preguntó Gaara, viendo a la niña asentir con la cabeza. Entonces levantó la mirada, clavando sus profundos ojos aguamarina en la figura de esa hermosa chica castaña, que enseguida se sonrojó y bajó la mirada —. Que chica tan adorable, me pregunto si… estará saliendo con alguien… - Desvió la mirada al darse cuenta de sus pensamientos, tenía demasiadas cosas en mente como para andárselas dando de galán con la maestra de su hija, por muy linda que fuera, lo mejor era que lo dejara ahí.
Se puso de pie y se acercó a ella, sólo para hablar unas cosas y ya, definitivamente no tenía intenciones de conquistarla, claro que no.
—¿Mi hija no te ha dado ningún problema? – Interrogó a la maestra, quién alegremente negó con la cabeza.
—Amaya-chan es una niña muy bien portada, se nota que te hace caso en todo – Esta vez Matsuri no lo trató de usted, cosa que en lugar de molestarle le agradó, después de todo él mismo se lo había pedido, pero ese pequeño gesto por parte de la castaña, acompañado de su dulce sonrisa, le hacían dudar seriamente de la decisión que había tomado respecto a ella.
¿Acaso tendría algo de malo si la invitaba a salir?
Por otro lado, algo alejada de ellos, se encontraba Ino mirando la escena con profundo odio, no podía creer que así de fácil Gaara hubiese encontrado con quien reemplazar la ausencia de su hermana, porque estaba claro que entre él y esa maestrita no existía una bonita amistad, Gaara no era ese tipo de hombres.
—Pero no lo voy a permitir, no vas a manchar la memoria de mi hermana… y tampoco vas a burlarte de mí otra vez Gaara – Susurró envenenada contra él, pues entre ambos había aún muchas cosas pendientes.
Continuara…
Avance:
Matsuri se da cuenta de que estar cerca de Gaara la tiene muy confundida y nunca había sentido eso antes. Gaara está igual, pero aún no se anima a pedirle una cita a Matsuri, además Ino comienza a molestarlo otra vez. Una noticia sale publicada en el diario, lo que traerá a Sasuke más problemas de lo que cree. Hinata decide aceptar la propuesta del director Asuma, mientras Itachi y Sasori regresan a Japón, trayendo consigo aún más enredos para todos.
Próximo capítulo: Juego peligroso.
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Bien, hasta aquí se queda por ahora, espero que les haya gustado ^^
¡Nos leemos!
Bye ^^ | |
| | | Anto-chan(: Nivel 4
Cantidad de envíos : 129 Edad : 32 Fecha de inscripción : 19/01/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Sep 11 2011, 16:20 | |
| Me encantó el capitulo. Las cosas se estan poniendo mas que interesanteees! Esperare el otro para saber como sigue todo! Nos leemos :) | |
| | | shirookami Nivel 2
Cantidad de envíos : 62 Edad : 33 Fecha de inscripción : 16/08/2010
| | | | Yume-chan New User
Cantidad de envíos : 9 Edad : 28 Fecha de inscripción : 24/06/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Sep 18 2011, 08:37 | |
| te a quedado genialaal espero con ansiasss la contii
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| | | N!ky Nivel 45
Cantidad de envíos : 10927 Edad : 28 Localización : Gobernando en el Infierno Fecha de inscripción : 30/12/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Oct 02 2011, 16:59 | |
| Cool que sugoi el cap. Hay k bien van a llegar Itachi y Sasori!! wiii Jajajjajja al **** de sasuke lo van a joder en el periodico xDD Como se deshara de sakura? oohh Maldita Ino, ya me tiene arta...bueno en este fanfic XD Espero tu conti selene-chan, al = k en tus otros fanfics Te cuidas!! Matta ne!! | |
| | | Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Jue Oct 20 2011, 03:07 | |
| ¡Hola!
Aquí les traigo la conti, espero la disfruten ^^
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Capítulo 4: Juego peligroso
Iba sumido en sus pensamientos, tratando de relajar su expresión, pero no había caso ¿Qué demonios era lo que estaba sucediendo con él? Por más que lo intentaba no había forma de que se quitara a esa mujer del pensamiento, no hallaba la manera de dejar de pensar en Matsuri ¿Es que acaso estaba embrujado?
—¿Qué rayos sucede conmigo? Ni siquiera la conozco tanto como para estar pensado en ella de esta manera… ¿Qué me pasa? – Volvió a interrogarse, se estaba ofuscando de sobremanera, a veces sentía deseos de pegarse un tiro, hipotéticamente hablando.
—Papi ¿Falta mucho? – Le preguntó la pequeña Amaya, que desde hace rato no hacía más que mirar el perrito que movía la cabeza sobre la guantera. Gaara la miró, su hija se veía muy cansada y casi cayéndose del sueño, así que aceleró un poco la marcha, tratando de pensar en otra cosa.
—Ya casi llegamos princesa, mientras cierra los ojos y cuenta algunas ovejitas – Le recomendó, a lo que la niña asintió con la cabeza, haciendo caso de inmediato.
Pasados unos minutos, Amaya se había quedado profundamente dormida, por lo que Gaara se sintió más aliviado.
A veces se preguntaba que habría pasado si Sayuri aún estuviera ahí ¿Habría pasado todo ese tiempo al lado de su hija? Lo más seguro es que se gastara todo el tiempo trabajando, o -¿Por qué no?-, con algunas mujeres. Quizás cuando su hija hubiera crecido ni siquiera lo vería como un padre. Ahora es que se daba cuenta de lo mucho que había desperdiciado estando lejos de ella, no tenía ni una idea de cómo cuidarla correctamente, que debía desayunar, nunca pensó que ser padre fuese tan difícil.
Soltó un suspiro al estacionar el auto en su lugar de siempre. Se quitó el cinturón de seguridad y bajó, abriendo el otro asiento para sacar a su pequeña, que aún seguía dormida como todo un angelito.
—¿Sabes una cosa? Me alegra poder estar contigo – Susurró, observando aquella carita de muñeca, mientras la cargaba entre sus brazos para subirla al departamento junto con él.
A pesar de todo –y como le había dicho Temari- amaba a su hija, no importaba lo que hubiera pasado ya, sino que la tenía ahí, a su lado.
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Matsuri estaba ya en su casa, cerró la puerta con la llave y se dejó caer sobre el sofá. En ese momento notó que Sari salía del baño, al parecer acababa de darse una ducha, pues su cabello estaba húmedo y ya traía puesta su ropa de dormir.
—¿Qué te traes Matsuri? – Interrogó divertida, al darse cuenta de que su amiga se veía tan risueña, sonriente y alegre. Por su parte la ojinegra le miró, mientras que sus mejillas se sonrojaban levemente.
—Sari, otra vez lo he visto – Dijo bajando la mirada, pero se veía realmente contenta, cosa que intrigaba aún más a su amiga —. Él no está casado, es divorciado – Relató, haciendo que Sari se sorprendiera levemente, para luego reír en forma pícara.
—¿Y eso te hace muy feliz verdad?
—¿Eh? – Finalmente Matsuri se dio cuenta de que era cierto, eso le hacía demasiado feliz ¿Pero por qué? Apenas conocía a ese hombre, le había visto sólo un par de veces, pero no podía evitar eso que sentía cada vez que le miraba, era un asentimiento inexplicable y a la vez agradable.
—Matsuri, vamos, dime la verdad, ese hombre te gusta – Insistió Sari, provocando que su amiga se confundiera aún más ¿Y si era verdad? ¿Si de verdad a ella le gustaba Gaara?
—“Pero… esto no puede ser, no sé nada de él…” – Pensó, al mismo tiempo que recordaba la forma tan penetrante en que él la miraba, la manera en que latía su corazón cuando estaba cerca de él —. “Estoy muy confundida…”
Por su parte, Sari no esperó a que Matsuri le respondiera, sabía que si ella se quedaba callada era porque en realidad no tenía una respuesta clara, no quería seguirla confundiendo, lo mejor era que pensara las cosas por sí misma y llegara a una buena conclusión.
En eso, como por arte de magia, el timbre sonó.
—¡Yo abro! – Exclamó Sari con cierto nerviosismo. Se dirigió a la puerta, sin importarle que ya estaba en pijama y abrió muy sonriente, pero se quedó boquiabierta al ver a la persona del otro lado, tanto así que estuvo por varios segundos ahí de pie, paralizada.
—¿Quién es Sari? – Le preguntó Matsuri desde adentro, pero su amiga no era capaz de responder, porque lo que estaba viendo le parecía irreal ¿Desde cuando una estrella tan famosa se aparecía por su casa así como así? No sabía si pellizcarse, saltar a los brazos de ese hombre o tirarse al suelo a llorar de la emoción —. ¿Sari? – Insistió Matsuri acercándose, pero al llegar comprendió de inmediato lo que pasaba.
—¡Esto no puede ser! – Gritó Sari, saliendo por fin de su estado de shock temporal, dejando casi sorda tanto a Matsuri, como a la persona del otro lado de la puerta.
—Sari, no grites – Le reclamó la ojinegra, para luego mirar al chico, su primo —. Y tú ¿Qué haces aquí, Sasu-chan?
—Hmp – Respondió algo enojado, no le gustaba cuando ella le llamaba así, pero a fin de cuentas la quería tanto que se lo permitía de vez en cuando, Matsuri era una hermana para él y por eso no podía enfadarse con ella —. Verás, Suri, he venido a visitarte.
—No me llames Suri, que ridículo – Se quejó la chica, antes de lanzarse emocionada a los brazos de su primo.
Sari sólo veía la escena aún incrédula.
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—Amaya… - Susurró Gaara, tratando de despertarla, después de todo necesitaba darle algo de comer, que se bañara y se pusiera el pijama antes de dormir, así que no podía acostarla aún —. Amaya, despierta – Insistió.
—¿Eh? – Murmuró la pequeña rubia, abriendo lentamente sus ojitos. Miró a su papá, mientras se tallaba los ojos —. ¿Qué pasó papi?
—Debes despertar, tienes que comer algo – Le dijo el pelirrojo, mientras la tomaba de la mano para guiarla al comedor. La levantó y la sentó en la silla —. Quédate aquí, ya regreso.
—¿Qué me vas a dar papi? – Preguntó contenta la niña, alzando sus manitas y jugando con sus pies. Por su parte, Gaara buscaba en el refrigerador algo que pudiera prepararle, había estado practicando y al menos un par de platos le salían bien, pero claro, no tanto como quisiera.
Después de un rato, ya tenía algo listo, así que lo sirvió tanto para su hija como para él.
—Papi – Lo llamó de pronto Amaya, dejando su cuchara de lado para mirar al pelirrojo, el cual le veía atentamente —. Oye… ¿Por qué yo no conozco a los abuelos?
—¿De qué hablas? – Cuestionó el hombre de ojos aguamarina, tomando una servilleta para limpiar la cara de su pequeña hija —. Claro que los conoces, tu abuela y tu abuelo siempre te visitan.
—Pero… ¿Y tus papás? – Interrogó la rubia, bajando la mirada.
Al oírla, Gaara verdaderamente no supo que responder. Desvió la mirada y se sintió realmente incómodo, no tenía idea por qué de pronto su hija preguntaba por sus padres, pero ciertamente era algo difícil de explicar, no era un bonito episodio. Su padre había fallecido hace años y su madre, ella les había abandonado poco tiempo después de que Gaara naciera, lo dejó solo aún siendo un bebé, no tenía siquiera un recuerdo de su cara.
Lo que menos deseaba en el mundo era saber de esa persona que tan injustamente había pasado de él y de sus hermanos como si fueran cualquier cosa, era por eso que jamás la mencionaba, no tenía idea de lo que había sucedido con ella y poco le importaba.
—Mis papás… - Comenzó, pensando en que decirle a Amaya para dejarla tranquila —. Ellos están en el cielo, junto con tu mamá.
—¡Ya veo! – Exclamó felizmente la niña, para ella estar en el cielo significaba que estaban junto a Dios, que eran ángeles y que desde lo alto de ese lugar los cuidaban y velaban por su seguridad, era por eso que le alegraba saber que sus abuelos estaban ahí, junto con su madre.
Gaara sonrió vagamente, le había hecho mal recordar algo como eso, no le gustaba estar con sentimentalismos, pero ese hecho –a pesar de que no lo recordaba- había marcado profundamente su vida.
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Hinata se dejó caer sobre su cama aún conmocionada por todo lo sucedido en la tarde en aquel estudio. No podía creerlo, pero verdaderamente le habían ofrecido ser una actriz, un papel protagónico, no cualquiera tenía aquel privilegio, se sentía halagada pero a la vez asustada ¿Qué diría su padre? Seguramente no estaría de acuerdo, mucho menos su primo.
—¿Qué hare? De verdad me gustaría intentarlo – Se dijo con desánimo, después de todo sería genial poder actuar al lado de alguien como Naruto, esto era más que un sueño hecho realidad.
Tenía que pensar muy bien qué hacer, pues si llegaba a tomar la decisión y aceptaba, no dejaría que su padre le impidiera realizarlo, al final, él sólo la criticaba por todo, quería demostrarle que sí podía hacer algo que se propusiera.
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Naruto salió de la ducha, cubriéndose la parte baja de su cuerpo con una toalla. Se miró al espejo, quitando con la palma de su mano el vapor que había encima, para luego soltar una pequeña sonrisa.
Cierta imagen se venía repitiendo en su cabeza desde hace bastante rato, la dulce mirada de esa joven ojiperla, la forma en que sus gestos tan sensibles le hacían visualizar el personaje que él mismo debía interpretar. Era algo totalmente opuesto a él, siendo tan relajado, hiperactivo y alegre, debía convertirse en un chico serio, introvertido y algo gruñón, pero de buenos sentimientos, ese era el papel que le había tocado. Realmente le gustaba, la actuación era sin duda su vida y ser capaz de interpretar algo totalmente diferente a sí mismo era sin duda maravilloso, poder convertirse en otra persona por un instante y hacerle ver a las demás personas que era alguien real, que podía tener emociones reales.
Después de ponerse un pantalón de dormir, se sentó sobre su cama, encendió la luz de la mesita de noche y tomó el guión para leerlo, era una escena entre Miyako y Katsuki, su personaje, pero también intervenía Kuno , el personaje al que daba vida Kiba.
La trama giraba en torno a ellos tres, era una enredada historia de amor, en donde los dos mejores amigos, Katsuki y Kuno se enamoraban de la misma chica; Miyako, una dulce y joven enfermera, encargada de cuidar de Katsuki en el momento en que él sufrió un pequeño accidente, debiendo dejar de jugar fútbol por un tiempo. La verdad, era una historia llena de romance y malos entendidos, del tipo que adorarían las adolescentes enamoradas, seguramente les iría muy bien con ella.
—Así que Hinata Hyûga – Susurró, imaginándose frente a ella, pero la chica en cuestión no era Hinata, sino Miyako y él era Katsuki —. Me pregunto si haremos una buena pareja.
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Matsuri dejó la taza de té sobre la mesa de centro, la cual fue levantada a los segundos por su primo Sasuke, ante la mirada atenta y fascinada a más no poder de Sari, que aún no se creía el estar viendo a alguien tan famoso en vivo y en directo, y ella luciendo un pijama, pero eso no parecía importarle, estaba hipnotizada.
—Entonces mi tío me envió este dinero – Dijo la castaña, observando el sobre sellado que tenía en sus manos. Sasuke le había explicado que eso se lo había enviado el padre de él, pues constantemente él trataba de ayudarla económicamente, a pesar de ser un hombre serio y frío, no era malvado, solamente le costaba abrirse ante la gente.
—Así es, y dijo que si no lo aceptadas se sentiría muy mal – Le amenazó el azabache, porque sabía que Matsuri lo rechazaría y se lo devolvería, cosa que en ese momento quedó imposibilitada de hacer —. A todo esto, bonito departamento el tuyo – Dijo mirando a su alrededor, hasta que posó los ojos sobre Sari, que aún lo miraba fijamente —. Oye, tu amiga me asusta.
—¡Sari! – Le regañó la ojinegra, a lo que la nombrada dio un salto, recuperando la compostura —. Lo siento, ella se emociona por todo, además, es tu culpa por venir sin avisar.
—Oye, hablas de mí como si fuera una niña – Se quejó Sari con el ceño fruncido, realmente era patético que Matsuri se disculpara por ella, pero era cierto que se emocionaba con facilidad y en todo caso, no era su culpa ¿Quién mandaba a una sexy estrella como Uchiha Sasuke a aparecerse en la puerta de su casa?
—Pues porque eres como una – Le respondió Matsuri divertida, a lo que Sari sólo infló las mejillas y le hizo un desprecio, cruzándose de brazos.
—Bueno Matsuri, será mejor que me vaya – Habló el Uchiha poniéndose de pie. Se acercó a su prima y le dio un leve beso en la mejilla, para luego mirar a la otra joven y hacerle un gesto de despedida con la mano. Se acercó a la puerta, pero Matsuri le detuvo.
—Espera, Sasuke – Lo llamó, haciendo que el chico se diera la vuelta para mirarla —. Hablé con Itachi, va a regresar a Japón – Le comunicó, sonriente, pero a la vez asustada al imaginar cual sería la reacción que tendría el moreno, sin embargo éste sólo bajó la mirada.
—Ya veo, que bien, supongo.
Sari veía la escena sin comprender ¿Por qué de pronto tenían esas caras tan largas?
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Al llegar a casa, dio las gracias de que su esposa ya estuviera durmiendo, porque así no le armaría ninguno de los escándalos que solía hacer, era muy tarde ya como para tener que soportarla, sólo quería descansar toda la noche.
Caminó hasta el mini bar, sirviéndose un trago de whisky, para beberlo de una sola vez. Siempre que tenía problemas con Shizuka se pasaba las penas con uno que otro trago, a veces hasta se le iba de las manos y se embriagaba, mientras su esposa le gritaba lo patético que era por eso.
—Maldición – Masculló con rabia. No lo comprendía, si la amaba ¿Entonces por qué su matrimonio era un fracaso? ¿Qué era lo que debía hacer para que todo fuera tan hermoso como antes?
Tal vez ya nada sería como antes, a lo mejor estaba condenado para siempre a aquella pesadilla, sin poder volver a ser feliz con su esposa nunca más.
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Matsuri salió del baño con su pequeña camiseta rosa de dormir ya puesta y el cabello recién secado con la secadora eléctrica. Al parecer Sari ya se había ido a dormir, pues todo estaba en completo silencio, así que supuso que era hora de que ella también descansara.
—Que sueño me ha dado… - Bostezó, llevándose una mano a la boca para cubrirla. En ese momento, posó su vista en el frente, divisando aquella tarjeta que Gaara le había entregado esa vez en el hospital.
Era verdad, desde el instante en que le vio entrar por esa puerta se había quedado prendada de esa maravillosa mirada aguamarina, nunca un hombre la había mirado así, con esa intensidad tan particular. Era extraño, recordaba la última vez que sintió esas mariposas en el estómago, creyó que mientras estuvo con su primer novio realmente lo amaba por lo que él le hacía sentir, pero esto nuevo que experimentaba era mucho más intenso y totalmente diferente, además ese sujeto no era más que un cerdo, un miserable que quiso abusar de ella cuando decidió no entregarse a él por su voluntad. Gracias a eso ahora tenía miedo de enamorarse, por eso, durante tres años no había vuelto a salir con nadie, se limitaba a lo que eran los estudios y el trabajo, rechazando a todos los chicos que se le acercaban.
Su amiga Sari había vivido algo muy parecido, a pesar de que su novio parecía ser el hombre ideal, perfecto, había resultado estar muy lejos de esa realidad. Siempre le traía flores, regalos, era dulce y atento, pero escondía un gran secreto; era un hombre casado, que sólo buscaba a Sari por diversión. Cuando ella lo supo quiso morir, de no haber sido por todo el apoyo que Matsuri le dio, probablemente lo habría conseguido.
La castaña bajó la mirada después de pensar en todo aquello; eran recuerdos tristes, que ahora no venían al caso, pero que sin duda la llenaban de incertidumbre, sobre todo respecto a eso que hace poco había comenzado a sentir al tener cerca a Gaara.
—Será mejor que deje de pensar en todo esto y me duerma, mañana será un largo día – Se dijo convencida, y tenía toda la razón.
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Eran cerca de las ocho de la mañana, la gente salía de sus casas hacia sus trabajos, los niños se levantaban para ir a la escuela, todo parecía indicar que sería un día ordinario, como cualquier otro, pero eso cambió drásticamente con la noticia publicada en la primera plana del tan famoso diario “Akatsuki”.
—Vaya… no me esperaba algo así de Sasuke – Dijo Gaara levemente sorprendido, tras leer la noticia y ver la fotografía que ahí se mostraba, pero trató de pasar de eso, dejando de lado el periódico, puesto que su hija ya estaba lista para que la llevara a la escuela.
—Vamos papi – Le dijo sonriente, estirando sus bracitos para que Gaara la levantara, cosa que él hizo de inmediato —. Ya quiero ir a la escuela, quiero saludar a Matsuri-sensei.
—Matsuri… - Repitió el pelirrojo, al mismo tiempo que abría la puerta para salir. Bajó a la niña, dejándola afuera del departamento, cerró la puerta con la llave y la tomó de la mano —. Dime una cosa Amaya ¿Te agrada Matsuri? – Preguntó con cierta curiosidad, pues la niña la mencionaba con frecuencia, al parecer se llevaban bastante bien.
—¡Claro! – Respondió cantarina y risueña, en medio de su inocencia infantil, soltando unas palabras que sin duda dejarían helado a su padre —. ¡Papi, yo quiero que Matsuri-sensei sea mi nueva mamá!
Gaara detuvo sus pasos, mirando a su hija con verdadera sorpresa ¿Acaso había dicho lo que él creía? | |
| | | N!ky Nivel 45
Cantidad de envíos : 10927 Edad : 28 Localización : Gobernando en el Infierno Fecha de inscripción : 30/12/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Sáb Nov 05 2011, 15:52 | |
| xDD Amaya kiere k matsuri sea su nueva madre :D Sasuke en el periodico akatsuki xD Bueno espero el prox. cap. con ansias ( y las contis de tus otros fanfics tambien como "Amores de secundaria...") Te cuidas Matta ne!! | |
| | | Anto-chan(: Nivel 4
Cantidad de envíos : 129 Edad : 32 Fecha de inscripción : 19/01/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Sáb Nov 05 2011, 15:55 | |
| Amo tu Fic :D Me fascinan todoooos! Espero la continuacion de este con muchas ansias ! | |
| | | Selene-chan Nivel 6
Cantidad de envíos : 213 Edad : 33 Localización : En mi casa Fecha de inscripción : 21/04/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Dic 04 2011, 06:28 | |
| ¡Hola!
Perdón, perdón, aquí la conti ^^u
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Tuvo que golpearse la cabeza con la palma de su mano más de una vez para comprobar que lo que estaba viendo era cierto. No podía creer que le hubiesen hecho esto ¡¿Quién habría sido el maldito?
—¡Mierda! – Gritó hecho una furia, arrojando el periódico a cualquier lugar, sin siquiera ver a donde había caído.
—Eso ha dolido – Se quejó Naruto sobándose la cara, pues efectivamente había recibido el golpe del periódico que Sasuke había arrojado, sin embargo al tomarlo y leer la portada, entendió de inmediato lo que estaba sucediendo. Había una fotografía de Sasuke, besándose con Sakura y en letras extremadamente llamativas decía "Romance descubierto".
—¿Te das cuenta Naruto? Algún graciosillo ha tomado esto sin mi permiso y lo han publicado, pero es todo una total mentira, yo no tengo nada con Sakura – Aseguró enojado, con el ceño fruncido y los puños apretados.
Naruto quería calmarlo, pero no sabía que decirle, sabía bien que Sasuke no sentía nada por Sakura y estaba enterado de lo que había pasado entre ellos en una noche de borrachera de Sasuke, sin embargo no estaba de acuerdo en cómo él estaba haciendo las cosas, Sakura también era su amiga y sabía que ella estaba sufriendo.
—Me pregunto que diría Sakura-chan si viera esto – Dijo de pronto, llamando la atención del Uchiha, el cual sólo bufó con cierta burla.
—¿Qué va a decir? Seguramente se pondrá de lo más feliz – Masculló, metiéndose las manos a los bolsillos mientras su expresión se volvía aún más fría —. Lo único en lo que ella piensa es en estar conmigo, no sabe que no la soporto, que para mí no es más que una molestia, que me tiene harto con todo lo que me persigue.
—Vamos, Sasuke no digas esas cosas – Le reclamó el rubio frunciendo el ceño, de verdad Sasuke ya se estaba pasando y ella no estaba presente para defenderse —. Sakura-chan es una buena chica y te quiere, desde mucho antes que te volvieras famoso.
—¿Qué me quiere? – Ironizó Sasuke, sonriendo sínicamente —. Por favor, a ella siempre le he interesado solamente porque soy popular, porque en la escuela era ese al que todas querían tener, ella no es más que una arrastrada que no se da cuenta de que hace el ridículo yendo detrás de mí ¿Y sabes algo? Es pésima en la cama – Terminó, sin notar la ira que se había apoderado del cuerpo de Naruto.
—¡Sasuke! – Exclamó furioso, agarrando al azabache del cuello de la camisa y preparando su puño para darle un golpe, pero el sonido de algo cayendo al suelo le detuvo. Se volteó lentamente y observó con horror los ojos jade de la chica que estaba parada en mitad de la puerta, estaba llorando pues al parecer había oído todo lo que Sasuke dijo de ella.
—Sakura… - Murmuró el Uchiha en voz baja. De pronto se sentía miserable, como el peor ser humano de toda la galaxia, había dicho un montón de estupideces en un momento de furia y ahora se arrepentía como jamás pensó, porque nunca fue su intensión que Sakura le oyera, jamás pretendió hacerla llorar de esa manera.
Ella, sin embargo, no dijo absolutamente nada, lo único que hizo fue correr, corrió hasta donde sus pies se lo permitieron, para luego, cuando ya estaba muy lejos, caer de rodillas, sin poder detener el llanto que la aquejaba.
Nunca creyó que Sasuke; la persona que amaba, diría todas esas cosas de ella, porque sí, lo amaba de verdad, siempre había sido de verdad, pero hoy se daba cuenta de que todo eso no había servido de nada, que desde un principio debió rendirse para no sufrir como ahora lo estaba haciendo, pero ya era tarde para lamentarse.
—Sasuke-kun… - Susurró débilmente, con la voz quebrada al igual que los restos de su corazón, que se encontraban ahora esparcidos por el suelo, en cada una de las lágrimas que había derramado —. Sasuke-kun… ¿Cómo pudiste hacerme esto…?
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—¡Buenos días, Matsuri-sensei! – Le saludaban los alumnos que iban entrando a la escuela en compañía de sus padres. La castaña sólo les sonreía dulcemente, fue así que la vio Gaara al llegar. Esa chica era en verdad buena con los niños, estaba seguro de que si ella tuviera un hijo sería una madre muy cariñosa.
Pero ahí estaba otra vez ¿Por qué cada vez que llegaba a ese lugar se le quedaba viendo como un idiota? ¿Podía ser que esa joven le gustara? No, seguro estaba así por la extraña idea que su hija le había metido en la cabeza.
—¿Pero qué dices Amaya? ¿Cómo que quieres que tu maestra sea tu mamá? – Interrogó, tratando de disimular ese extraño nerviosismo que de pronto se había apoderado de él, así que recuperó su seria postura y continuó con sus pasos.
—Es que Matsuri-sensei es muy buena papi, y yo no quiero que te cases con una mamá mala como la que vi en la película del otro día – Le explicó la rubia, dando pasitos alegres mientras mostraba su gran sonrisa —. Yo quiero una mamá así de linda como ella.
—¿Pero quién te dijo que yo me voy a casar? – Cuestionó algo divertido, negando con la cabeza, mientras la niña le miraba de forma interrogante.
—¿No lo harás? – Preguntó, llevándose una manito al labio inferior, para luego fruncir el ceño —. Pero los papis solitos siempre se casan.
—Pues yo no – Le aseguró Gaara, al mismo tiempo que entraban al ascensor —. Créeme que ya tengo suficiente.
La niña sólo puso expresión confusa, ella estaba segura de que las cosas funcionaban de esa manera, era por eso que prefería a su padre casado con Matsuri-sensei que con cualquier bruja malvada.
—Buenos días, Amaya-chan – Saludó muy alegremente Matsuri, agachándose para quedar a la altura de la niña, la cual levantó su mano haciendo un gesto de saludo.
—¡Buenos días Matsuri-sensei! – Respondió efusivamente, soltándose de la mano de Gaara para correr al interior de la escuela, a encontrarse con sus pequeñas amiguitas.
—Últimamente le gusta mucho venir a la escuela – Comentó Gaara de pronto, haciendo que Matsuri alzara la mirada para clavarla en la suya. El pelirrojo hizo un gesto de saludo entonces —. Buenos días, espero estés bien.
—S-sí, lo estoy – Dijo algo avergonzada. Ahora que lo tenía en frente una vez más, estaba segura de que sentía algo por ese hombre, a pesar de lo poco que le conocía, es más, no sabía casi nada de él, pero cada vez que lo tenía cerca su corazón se aceleraba —. Esto… ¿Y tú? – Preguntó desviando la mirada.
—Sí, yo también – Gaara hizo exactamente lo mismo que ella. No podía aceptar que algo así le estuviera pasando, no podía ser posible que esa chica le gustara —. En fin, me alegró verte, adiós – Se despidió, dándole la espalda. Se sentía tan estúpido, parecía un adolescente y no un adulto, pero no lo podía evitar, no quería volver a involucrarse así con una mujer, no quería que todo volviera a terminar mal, ya había tenido suficiente.
Y Matsuri sentía lo mismo, el miedo a estar con otra persona no le permitía aceptar sus sentimientos, por eso era mejor reprimirlos, olvidarlos, todo con tal de no dejarlos salir, de no permitir que se expandieran, por eso no le dijo nada a Gaara cuando éste se marchó.
—Tengo que dejar de pensar en él – Se dijo, bajando la mirada.
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—¿A donde dices que vas? – Le preguntó su primo algo sorprendido, cuando le oyó decir que regresaría al estudio de televisión por una propuesta que le habían hecho, creyó que Hinata sólo estaba bromeando, pero al parecer iba muy enserio.
—Ya te lo dije, iré al estudio, el director Asuma-san me ha hecho una propuesta y quiero responderle personalmente – Dijo con decisión, pues al parecer ya sabía que diría una vez estuviera en ese lugar, no podía retractarse de esto, era algo que de verdad quería realizar.
—¿Se puede saber de que va todo esto? – Interrogó con el ceño fruncido, pues no le gustaba para nada esto que estaba pasando ¿Desde cuando Hinata era así de decidida? Seguramente algo se traía entre manos.
—Te responderé cuando vuelva – Avisó antes de salir, dejando a Neji con la palabra en la boca. Cuando salió para seguirla notó que ella ya se había ido, se había llevado uno de los autos de la casa y el otro estaba descompuesto, así que no tenía como seguirla.
—Rayos ¿Pero qué le pasa?
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Al pisar por fin la ciudad de Tokio dio un hondo respiro, aspirando todo el aire de aquella ciudad tan importante para él; su hogar.
—Sí que extrañaba esto – Dijo esbozando una leve sonrisa, al mismo tiempo que soltaba las maletas para extender los brazos, mientras su amigo de cabello rojizo le miraba divertido.
—Pareces un idiota Itachi, será mejor irnos cuanto antes, estoy muerto – Dijo Sasori, sacando de su bolsillo un par de anteojos, pues al parecer tenía problemas de visión —. Oye, dime una cosa ¿Crees que conozca una chica que valga la pena? Porque las estadounidenses sí que estaban buenas.
—Tú siempre con lo mismo – Masculló el Uchiha, bajando los hombros como si se sintiera derrotado —. No lo sé, lo único que te advierto es que no te quiero cerca de ninguna de mis amigas, mucho menos de mi dulce primita.
—Otra vez estás con eso, por favor – Sasori entornó los ojos con molestia —. No me interesa esa niña ¿Entendido?
—Más te vale – Le amenazó, para desviar su mirada unos segundos después, cuando vio pasar a una mujer realmente guapa ante sus ojos. Al verlo, Sasori soltó una sonrisa sarcástica.
—Y con esa desfachatez me regañas por ser mujeriego ¿Se te olvida que tú eres peor?
—Yo no soy peor que tú, además, yo no me acuesto con mis amigas y compañeras de trabajo – Respondió el Uchiha, sin embargo él decía toda la verdad, a pesar de ser ciertamente bastante mujeriego, no tenía esa reputación de rompe corazones que Sasori sí que se cargaba encima, ese hombre era incluso cruel cuando quería deshacerse de alguien que ya le había aburrido, por eso él se la vivía advirtiéndole que no se fuera a meter con nadie de su círculo social.
—Ese fue un golpe bajo Uchiha – Se quejó, haciendo el gesto de haber recibido un fuerte puñetazo en el estómago, mas sabía que eso que decía Itachi no le dolía, para él era todo un orgullo el ser un casanova, pensaba que su hombría estaba en cuantas mujeres lograra llevarse a la cama, sin contar nunca con los sentimientos de ella, ni los suyos propios.
—Sí, como digas, yo ahora me voy a mi casa ¿A dónde te vas tú?
—Iré donde mi primo, me dejará quedarme en la mansión por unos días – Contestó despreocupadamente, recordando que hace un par de horas le había llamado, avisándole que se quedaría con él, por lo que éste no le pudo replicar nada.
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Hinata había llegado a aquel estudio de televisión, sin embargo las caras no eran demasiado felices, al parecer algo había sucedido entre Naruto y Sasuke Uchiha, porque se miraban con cierta rabia, pero ella no estaba ahí para chismosear por esas cosas, sino para dar una respuesta a la propuesta del director.
—Entonces ¿Qué has decidido? ¿Te gustaría trabajar con nosotros? – Le preguntó Asuma sin ningún tipo de rodeos, así que ella, siguiendo en la misma línea, respondió sin vacilación.
—Yo acepto, Asuma-san – Dijo por fin, observando que tanto los rostros de Naruto y Kiba, como el del director, se iluminaban al oír su afirmación.
Pero ahora comenzaba lo realmente importante, Hinata no sabía que se adentraba en un juego peligroso al que tal vez sería muy difícil hallar un final adecuado.
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Miró la hora en su reloj de mano. Estaba ya exhausto, había dejado mucho trabajo pendiente del día anterior y hoy tenía más, de verdad necesitaba una mano.
—Buenos días – Escuchó una voz, que le pareció hostigante y grosera. Alzó la mirada y se encontró el profundo azul cielo de los ojos de Ino Yamanaka, su ex cuñada y algo más que eso, la cual le miraba de forma bastante extraña.
Frunció el ceño con molestia.
—¿Qué quieres Ino? – Preguntó Gaara de mala gana, porque últimamente Ino estaba más pesada que de costumbre y eso lo estaba cansando del todo, ya no la soportaría por mucho más tiempo.
—Oye ¿Por qué me tratas así? Sólo quiero hablar contigo – La rubia esbozó una sonrisa, una con aquella intención que mostraba hace años, cuando mantenían aquella relación clandestina. Se sentó sobre el escritorio, tomando la corbata de Gaara para jugar con ella, como solía hacerlo antes —. ¿Qué te parece si nos tomamos algo?
Él la miró impasible, tratando de demostrarle que nada sacaba con acercarse de esa manera, él ya no era el mismo de antes, ese mocoso al que sólo le interesaba tener buenas aventuras, al que una mujer como ella podía provocar fácilmente. No sabía que era lo que se estaba proponiendo Ino, pero no la iba a dejar.
—No puedo, tengo trabajo que hacer – Respondió, quitándole su corbata de las manos a Ino —. ¿Y quién te dejó pasar a mi oficina?
—Tu secretaria, es una chica muy amable ¿No te parece? – Ironizó, acercándose un poco al pelirrojo con una mirada bastante seductora —. Vamos Gaara ¿A que viene esa seriedad conmigo? No vas a decirme que has olvidado lo bien que la pasábamos juntos.
Él estaba a punto de responder, pero en ese instante alguien tocó a la puerta, haciendo que ella bajara de inmediato del escritorio y Gaara volviera a su habitual seriedad. La puerta se abrió, dejando ver a Kankuro.
—Gaara venía a… - Se detuvo en seco al ver a la rubia —. ¿Ino? Oh, cielos, hace siglos que no te veo.
—¡Kankuro! – Exclamó ésta, muy emocionada, la verdad era que siempre se había llevado de maravilla con el castaño, por eso no dudó en abrazarle con efusividad —. No te había visto, supe que regresaste hace poco ¿Cómo está la bruja de Shizuka?
—Igual que siempre – Respondió algo incómodo —. Más importante ¿Cómo has estado? ¿Qué es de Sai y el pequeño Seichiro?
—Muy bien, ambos están de maravilla, y hablando de mi hijo, creo que debo ir a verlo, ya debe estar por acabar su siesta – La chica se volteó, clavando su mirada en los ojos fríos de Gaara —. Luego terminamos de hablar Gaara – Dijo antes de salir.
—Wow, que linda está – Comentó Kankuro mientras la veía alejarse, pero al sentir como Gaara carraspeaba con cierta impaciencia decidió ir al grano respecto a lo que venía —. Ah sí, Gaara venía a darte una gran noticia, no sabes quién ha regresado y se quedará en la casa por unos días.
—Ni idea – Dijo el pelirrojo sin darle importancia, como tratando de pasar del tema lo más rápido posible.
Kankuro sabía que no le prestaría gran atención, así que decidió hablar de todas formas.
—Es nuestro primo, Sasori ha vuelto.
Gaara le miró con sorpresa, desde hace un tiempo que no escuchaba nada de ese cabeza hueca, ciertamente le daba gusto saber que había regresado, después de todo eran como hermanos.
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Matsuri miró a la pequeña niña que jugaba con sus compañeritas, mientras se preguntaba como hubiera sido si conociera a Gaara de antes. A veces se lo preguntaba, pero le daba cierta gracia, no podía imaginarlo sin esa pequeñita acompañándolo a todos lados.
—¿Pensando en tu novio?
Matsuri se sonrojó al oír esa pregunta, por lo que rápidamente negó con la cabeza, viendo como su compañera se sentaba a su lado.
—No es así, ya te dije que no tengo novio Tenten – Le aseguró apenada, a lo que su nueva amiga comenzó a reír graciosamente —. No te burles de mí.
—No es eso, es que no entiendo por qué te pones así, no tiene nada de malo tener novio o estar enamorada de alguien, eso es algo muy hermoso – Dijo la chica de los chonguitos con una amable sonrisa, que provocó la misma reacción en su acompañante.
—Lo que sucede es que he tenido una mala experiencia, es por eso que… no me gusta hablar del amor… - Bajó la mirada con tristeza, pero vio como Tenten negaba con la cabeza, haciéndole ver que estaba equivocada.
—No porque hayas tenido una mala experiencia significa que todas vayan a ser igual, se supone que una persona debe aprender de los golpes que te da la vida – Hizo una pausa mientras miraba fijamente a Matsuri, para luego volver a sonreír —. Ya sé ¿Te gustaría que te leyera las cartas? Tal vez haya un buen amor en tu futuro.
—¿Tú puedes hacer eso? – Cuestionó la chica, entre intrigada y sorprendida.
—Claro, es uno de mis pasatiempos favoritos – Afirmó la Ama, sacando de su bolsillo un mazo de cartas de adivinación, el cual dejó sobre la pequeña mesa que la separaba de su compañera —. Pártelo en dos y luego saca la primera carta.
Matsuri hizo exactamente lo que ella le indicó, sacando a los pocos segundos la carta elegida, la cual Tenten observó con bastante asombro.
—Vaya… esto es muy interesante – Soltó una graciosa sonrisa, intrigando a Matsuri con ella.
—¿Qué dice? ¿Qué pasó? – Preguntaba demandante, frunciendo el ceño y deseosa por una respuesta, hasta que ésta por fin llegó.
—Aquí dice, que el amor de tu vida ya está aquí, y que ha llegado para que definitivamente seas feliz a su lado, está muy cerca de ti y pronto descubrirás de quién se trata – Le dijo, mientras que Matsuri sentía como su corazón se apretaba y la imagen de cierta persona se aparecía en su mente, a pesar de que no había sido su intención, inmediatamente pensó en Gaara.
¿Podría ser cierto?
Continuara…
Avance:
Kankuro lleva a casa a su primo Sasori, sin sospechar que esto podría traerle verdaderos problemas en su matrimonio. Gaara está cada vez más confundido respecto a lo que siente por Matsuri, pero decide descubrirlo y para ello la invita a salir. El destino prepara un peculiar encuentro para Tenten. Hinata comienza a ensayar su nuevo papel, conociendo un poco más a Naruto y a Kiba, sus compañeros. Sasuke intenta buscar a Sakura para disculparse por lo que ha dicho, pero ella ya no quiere verlo. E Ino no se ha rendido tan fácil.
Próximo capítulo: Las fronteras de lo desconocido. | |
| | | Anto-chan(: Nivel 4
Cantidad de envíos : 129 Edad : 32 Fecha de inscripción : 19/01/2011
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Dom Dic 04 2011, 11:34 | |
| Amo este Fic :D Es taaan diferente a los otros que me llama mucho la atencion! Espero puedas subir la continuacion pronto! Me gustó mucho el capitulo :D | |
| | | shirookami Nivel 2
Cantidad de envíos : 62 Edad : 33 Fecha de inscripción : 16/08/2010
| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 Miér Dic 07 2011, 14:14 | |
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| | | N!ky Nivel 45
Cantidad de envíos : 10927 Edad : 28 Localización : Gobernando en el Infierno Fecha de inscripción : 30/12/2010
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| Tema: Re: Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 | |
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| | | | Dear Family [GM-NH-SS y mucho más] Cap 4 Parte 2 | |
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