Capítulo 1: Llega el primer salvador
Un chico navegaba por Internet, estaba buscando algo que hacer. El chico se llamaba Sorata Yagami, tenía un cabello color blanco y largo, lo que cubría parte de sus ojos, usaba una chaqueta negra, con una polera y unos pantalones del mismo color, era de contextura corpulenta y no era muy alto
Pero algo extraño ocurrió, la pantalla se colocó totalmente negra
- ¿Pero que esta ocurriendo? – se preguntó Sorata confundido
Entonces una ventana se abrió, esta decía:
“¿Quieres ir al digimundo?”
Con las opciones “Si” y “No”
Sorata, un poco incrédulo, apretó “Si”. Inmediatamente, la ventana se cerró y la pantalla liberó un destello enceguecedor. Cuando este se deshizo, cuatro objetos estaban frente a Sorata. El primero era una caja con cartas, la caja no era muy grande y parecía ser un mazo de cartas; el segundo era una espada con una cavidad para un objeto; el tercero parecía ser un cristal negro y traslúcido, causando que la luz se volviera un poco mas opaca; y finalmente, el cuarto era un brazalete que se había “fusionado” con la muñeca de Sorata
Este estaba extrañado, pero antes de que se diera cuenta, el brazalete empezó a brillar y la pantalla del PC absorbió al peliblanco
Cuando Sorata despertó, se encontraba en un bosque bastante espeso, y la espada con las cartas estaban ahí, pero el cristal parecía haber desaparecido. Sorata lo buscó por todas partes, hasta que notó algo raro en la palma de su mano, se había enterrado el cristal
El peliblanco contuvo la respiración y sacó el cristal con fuerza. Después de eso, Sorata liberó unas pocas lágrimas mientras veía como fluía la sangre de su mano.
Entonces, volteó para notar que estaba junto a un huevo extraño, el mas grande que había visto en su vida.
Sorata tomó el huevo y decidió marcharse.
Estuvo caminando por un buen rato, hasta que llegó a las puertas de una ciudad. Cuando Sorata se disponía a entrar, Knightmon lo detuvieron
- Lo siento, pero no puedes entrar en la ciudad, con el estado actual de nuestro mundo no podemos descuidarnos ni siquiera una milésima de segundo - dijo uno de los Knightmon
El peliblanco fue caminando hasta llegar nuevamente al bosque, pero un grupo de seres extraños lo rodeó. Parecían ser duendes, usaban un mazo y ropa algo primitiva
- Encontramos a nuestra víctima – dijo uno de los “duendes”
- Y es un humano – dijo otro – es nuestro día de suerte
- ¿Qué es lo que quieren? – les preguntó Sorata
- Nosotros somos la banda de Goburimon, un grupo de ladrones, ahora danos todo lo que tengas
Sorata se negó, así que los Goburimon lo atacaron, pero el peliblanco se defendió con su espada instantáneamente, nuevamente los Goburimon atacaron con sus mazos a Sorata, pero este esquivaba todos sus golpes que eran erráticos, al menos hasta que uno impactó un golpe en la espalda del peliblanco, y este cayó en el piso sin poder levantarse
Un Goburimon iba a dar el golpe final, pero el huevo empezó a brillar, cegando a todos alrededor. Luego de que el resplandor desapareciera, un extraño ser morado estaba protegiendo a Sorata
- Hola Tamer – dijo el ser morado – Soy Dorumon, tu digimon
- H-hola, soy Sorata Yagami – contestó el peliblanco
- Después hablaremos, ahora debemos encargarnos de esos Goburimon – Dorumon se lanzó contra un Goburimon y mordió su brazo para luego devorarlo - ¡Metal Cannon! – un grupo de bolas de metal salieron de la boca de Dorumon e impactaron en todos los Goburimon – debemos irnos, no podremos enfrentarnos a todos ahora
Sorata y Dorumon se fueron corriendo lo más rápido que podían hasta encontrarse con otro humano